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'Rastreadores de covid': El riesgo de fatiga democrática
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Hay agotamiento en nuestras sociedades

'Rastreadores de covid': El riesgo de fatiga democrática

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Foto: Enfrentamiento entre policías y manifestantes contra las restricciones en Eindhoven, Países Bajos. (Reuters)
Enfrentamiento entre policías y manifestantes contra las restricciones en Eindhoven, Países Bajos. (Reuters)
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Imaginemos por un momento que estamos leyendo un libro de historia europea. Pasamos la página y nos encontramos disturbios en Bruselas, Viena, Budapest, Copenhague y Ámsterdam. Violencia. Seguimos leyendo y nos encontramos un extracto de un editorial de 'Le Monde' que advierte de “que algo serio, decisivo, se va a jugar en esta última etapa: la capacidad de una democracia para superar la prueba”. ¿Qué puede venir después en este continente tan marcado por la barbarie? Hay agotamiento en nuestras viejas sociedades. Normal, después de un año tan espantoso. La cuestión está en el mañana. También en el papel de las redes sociales. La pregunta está en cuánto se están desgastando los materiales de lo más valioso que tenemos. La democracia, como todo lo que de verdad importa, es frágil. Nunca está garantizada.

El peligro de la desobediencia civil

El riesgo de fatiga democrática”. Grave editorial en 'Le Monde'. “2021 iba a ser el año de las vacunas frente al covid. Pero se está convirtiendo en el año de la vacuna y de las variantes del coronavirus. Y esto cambia la percepción de la situación de una manera radical (...). El virus muta, aumenta su velocidad de circulación y puede que también su letalidad. Sigue imponiendo su ritmo. Para frenarlo, sería necesario vacunar de forma rápida y masiva, sin embargo, la capacidad de producción de dosis es insuficiente. El genio humano vuelve a verse frustrado. (...) La falta de perspectiva explica en gran medida el estado de melancolía en que se encuentra el país (...). El presidente debe decidir la fecha y el alcance de un nuevo confinamiento que los médicos consideran inevitable (...) El país está al borde del agotamiento (...) Sectores enteros de la economía están paralizados, los jóvenes dicen que les está robando la juventud (...) La tasa de respaldo al confinamiento se ha desplomado (...) Las opiniones contrarias tienden a endurecerse. Existe un riesgo de desobediencia civil que es imperativo evitar para evitar más tragedias (...). En los últimos días, dos palabras vienen resucitando milagrosamente: 'unidad nacional'. Como si todo el mundo sintiera que algo serio, decisivo, se va a jugar en esta última etapa: la capacidad de una democracia para superar la prueba”.

Bruselas, Budapest y Viena

“Cientos de personas, arrestadas en protestas contra los confinamientos en Bruselas, Budapest y Viena”. 'The Guardian', pasado domingo.

Bélgica. La policía evacuó la plaza frente a la estación central de Bruselas. Docenas de personas, convocadas por las redes sociales, también comenzaron a reunirse en el emblemático Atomium. Los dos encuentros estaban prohibidos; a medio día, la policía informó de que había superado la cifra de 200 detenidos.

Austria. Alrededor de 5.000 personas desafiaron la prohibición y participaron en una marcha convocada por el partido de extrema derecha FPOe. Según los informes, militantes y matones se encontraban entre la multitud. La policía intervino después de que bloqueasen el tráfico, cuando enfilaron hacia el Parlamento.

Foto: Manifestación contra las medidas de restricción por el covid-19 en Leipzig, Alemania, el pasado 7 de noviembre. (EFE)

Hungría. La policía dispersó una manifestación en Budapest en la que los trabajadores del sector de la restauración y la hostelería exigieron un replanteamiento de las restricciones y llamaron a la sociedad civil.

Holanda

“Entonces, nos deslizamos hacia una guerra civil”. 'Frankfurter Allegemeine'. En Holanda, los disturbios comenzaron hace dos fines de semana y se han extendido durante días… El sábado 23 por la noche, entró en vigor el toque de queda. El domingo, “la policía había tenido que intervenir en al menos 10 ciudades, incluidas La Haya, Tilburg, Venlo, Helmond, Breda, Arnhem y Apeldoorn. Disolvió manifestaciones en Eindhoven y Ámsterdam. En Enschede, los manifestantes arrojaron piedras contra un centro médico. Un centro de pruebas de coronavirus fue incendiado en Urk (...). Mientras que los partidos del Gobierno y los partidos progresistas en la oposición condenaron los disturbios, los dos partidos populistas de la derecha permanecieron en silencio”.

Foto: Un coche en llamas en Eindhoven, tras las protestas contra el confinamiento. (EFE)

Dinamarca

“En Dinamarca, 'hombres de negro' en las calles contra las restricciones sanitarias. El movimiento, que surgió en las redes sociales a finales de 2020, ha logrado reunir a grupos dispares que se oponen a las restricciones”. 'Le Monde'.

"Como casi todos los fines de semana desde mediados de diciembre, la cita se ha fijado en Facebook. Después de varios sábados de violentas manifestaciones en Copenhague, los 'hombres de negro' optaron por trasladarse a Aarhus, la segunda ciudad del país, donde llamaron a la movilización contra las restricciones sanitarias, el sábado 30 de enero (...). Ciertamente, el número de manifestantes nunca ha superado el millar. Pero los repetidos enfrentamientos con la policía y la virulencia de las consignas causan preocupación. Sobre todo, tras el incidente del 23 de enero. Un maniquí con la imagen de la primera ministra, la socialdemócrata Mette Frederiksen, fue colgado de una farola y luego quemado. Al cuello, llevaba un cartel con estas palabras impresas en rojo: 'Debe ser y será ejecutada".

Facebook

“La protesta contra las vacunas del Dodger Stadium se organizó a través de Facebook, incluida la promoción del vídeo prohibido 'Plandemic'. La actividad demuestra cómo el sitio de redes sociales sigue siendo una herramienta de organización central del movimiento antivacunas”. 'Washington Post'.

Foto: Vacunación de viruela, Nueva York, 1947.

“La página de Facebook 'Shop Mask Free Los Angeles' emitió una llamada la semana pasada para reunirse el sábado en un estadio de béisbol. Las autoridades sanitarias han estado administrando inyecciones a hasta 8.000 personas al día en el coliseo californiano, uno de los centros de vacunación más grandes del país (...) La página tiene unos 3.000 seguidores, pero su 'post' se compartió ampliamente en grupos y páginas obsesionados con ideas falsas sobre las mascarillas (...) La actividad en línea demuestra que Facebook sigue siendo una herramienta de organización central para los antivacunas, a pesar de los reiterados votos de la compañía para frenar la información errónea (...) También demuestra cómo los servicios sociales podrían fomentar más tácticas de confrontación entre quienes se sienten comprometidos con las ideas falsas respecto a la inmunización”.

Imaginemos por un momento que estamos leyendo un libro de historia europea. Pasamos la página y nos encontramos disturbios en Bruselas, Viena, Budapest, Copenhague y Ámsterdam. Violencia. Seguimos leyendo y nos encontramos un extracto de un editorial de 'Le Monde' que advierte de “que algo serio, decisivo, se va a jugar en esta última etapa: la capacidad de una democracia para superar la prueba”. ¿Qué puede venir después en este continente tan marcado por la barbarie? Hay agotamiento en nuestras viejas sociedades. Normal, después de un año tan espantoso. La cuestión está en el mañana. También en el papel de las redes sociales. La pregunta está en cuánto se están desgastando los materiales de lo más valioso que tenemos. La democracia, como todo lo que de verdad importa, es frágil. Nunca está garantizada.

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