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2020 y 2021, ¿los años del imparable triunfo chino? No es tan sencillo
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la potencia menos perdedora de la pandemia

2020 y 2021, ¿los años del imparable triunfo chino? No es tan sencillo

El 100º aniversario del partido único, el nuevo plan quinquenal y la diplomacia con las vacunas chinas facilitarán la reafirmación del gigante asiático en los próximos meses

Foto: El presidente de la República Popular China, Xi Jinping. (Reuters)
El presidente de la República Popular China, Xi Jinping. (Reuters)

Mientras gran parte del mundo se preparaba para celebrar plácidamente el nuevo año 2020, las autoridades chinas informaban a la Organización Mundial de la Salud de un misterioso brote de neumonía vírica en la ciudad de Wuhan, que —aunque en ese momento no se sabía— era provocado por un nuevo tipo de coronavirus. Con la llegada de 2021, gran parte del mundo se debate entre el temor a una tercera ola de la pandemia y la esperanza de la vacuna, mientras que en Wuhan se celebran fiestas masivas desde el verano y las autoridades chinas crean museos para recordar el sacrificado triunfo contra el virus.

Entre la imagen del fin de año anterior y la actual, China no solo ha dado por derrotado al virus, sino que ha logrado convertirse en la única economía que crece entre las grandes potencias, ha recuperado el dominio total sobre un punto clave de Occidente en Asia como es Hong Kong, les ha ganado posiciones a sus vecinos en el estratégico mar de China Meridional y, por si fuera poco, ha conseguido traer a la Tierra rocas lunares 44 años después de que ningún otro país lo consiguiera.

Muchos países del sur podrían sentirse inspirados por su modelo de desarrollo

Todo parece indicar que, además, 2021 dará nuevas oportunidades al gigante asiático para reafirmarse: se celebrará el 100º aniversario del partido único, el nuevo plan quinquenal señalará el camino a seguir de la segunda economía global durante los próximos años y las vacunas de Sinopharm llegarán a muchos países del sur global, que podrían sentirse respaldados e inspirados por el modelo de desarrollo de la nueva potencia oriental.

¿Son estos los años del imparable triunfo chino? La respuesta no es tan sencilla.

"Esa sensación de que a ellos les ha ido mejor es porque ellos crecen [económicamente] y son los únicos. Han aplicado otro modelo de combate al covid y el balance es muy triste para nosotros. Puede dar la sensación de que ha sido el año de China, pero soy más escéptico, ha sido un año muy complicado", explica a este periódico el director del Observatorio de la Política China, Xulio Ríos.

Foto: Foto: Reuters.
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Ríos, uno de los sinólogos más veteranos y reputados en nuestro país, recuerda que han existido momentos "muy complicados" y "errores importantes" en la gestión de la pandemia por parte de China, pero que luego apostó por un "modelo distinto" que ha demostrado ser "mucho más exitoso" en el control sanitario del virus. "Pero no veo el triunfalismo chino", dice.

¿Más asertivo, más impopular?

Las dificultades no han existido solo en el plano sanitario: pese a las aparentes victorias en Hong Kong o en el mar de China Meridional, también ha sido un año complejísimo para su política exterior. "Desde Australia a la India y de Mongolia a la Unión Europea, la China de Xi Jinping [actual presidente del país] ha alienado potenciales aliados y ha convertido rivales en enemigos. Internacionalmente, China es más impopular que nunca", asegura el autor de 'La muerte de Mao', el estadounidense James Palmer, en su 'newsletter' sobre el gigante asiático para 'Financial Times'.

Los datos le dan la razón en lo que respecta a los países occidentales. Según un estudio publicado en octubre por la encuestadora estadounidense Pew Research Center, naciones como Australia, Países Bajos o Canadá han pasado de tener una opinión mayoritariamente positiva de China en los últimos años a una reciente desaprobación de entre el 70 y el 80% de los encuestados. Otros, como Italia, Alemania o Japón, mantienen su visión desfavorable desde hace varios años ya.

Sus motivos tendrán: a la guerra comercial con Estados Unidos se han sumado la creciente hostilidad con Australia, las informaciones destapadas por medios occidentales sobre la represión a la minoría musulmana uigur en la región china de Xinjiang y, en definitiva, una política exterior que ha sido bautizada como más "asertiva": los diplomáticos chinos ya no tienen complejos para expresar lo que quieren y sienten que merecen, con casos paradigmáticos como los llamados 'guerreros lobo'.

Foto: Banderas de China y Australia. (Reuters)

¿Es esta ‘asertividad’ una reacción a la retórica incendiaria de Trump? "Ya en 2010, China represalió a Noruega por el Nobel de la Paz al disidente Liu Xiaobo, también en 2014 con la detención en Canadá de un ciudadano chino por espionaje retuvieron a dos canadienses, sin relación alguna con nada político… Es una tendencia que lleva muchos años manteniéndose, creo que se va a mantener", plantea a este periódico Cristina de Esperanza, una de los 'jóvenes líderes' internacionales del Foro del Pacífico, un instituto de investigación estadounidense centrado en la región Asia-Pacífico.

"Pero es importante recalcar que, mientras la imagen de China ha sufrido mucho durante la pandemia en muchos países, en otros tienen una visión más positiva de China que de Estados Unidos. En Rusia, la opinión es mayoritariamente positiva; en Hungría, Polonia o Eslovaquia, también es bastante más neutral. Hay países en los que cala mucho más la narrativa china; también en África o Latinoamérica, donde el mensaje de desarrollo tecnológico y económico cala más", defiende De Esperanza.

Según otra encuesta de Pew Research publicada en diciembre de 2019, por lo que no tenía en cuenta todavía los efectos de la pandemia, las perspectivas de otras potencias demográficamente emergentes como Nigeria, Kenia o Brasil eran abrumadoramente positivas hacia China. "Tendemos a ver que China está sola y los comentarios de los diplomáticos chinos a veces suenan cómicos", explica De Esperanza, "pero el desafío es que no está China sola, tiene muchos apoyos". Iniciativas millonarias como la Nueva Ruta de la Seda, financiada por instituciones chinas para la construcción de infraestructuras en el extranjero, facilitan una visión más positiva del país asiático en otras naciones en desarrollo.

2021, ¿el año (chino) del descubrimiento?

En su análisis para el medio de divulgación geopolítica 'El Orden Mundial' sobre lo que deparará 2021 a la superpotencia asiática, Cristina de Esperanza recuerda que el Partido Comunista Chino (PCCh) cumple un siglo en el año que ahora empieza, un aniversario clave para marcar el logro del "sueño chino", en palabras de Xi Jinping, y de "una sociedad moderadamente próspera" —término preferido por el presidente de la República Popular entre 2003 y 2013, Hu Jintao—. Varios medios de comunicación ya han dado por alcanzadas dos de sus metas: doblar el PIB de 2010 y erradicar la pobreza extrema.

Foto: Ilustración: Irene de Pablo.
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"Todo esto también tiene un elemento de triunfalismo y competición con Estados Unidos para colocarse como primera potencia mundial", asegura De Esperanza a El Confidencial. El objetivo sería aprovechar ese aniversario clave en la historia del país para reafirmar ante el mundo su condición de nación próspera y moderna, algo que puede recordar —salvando las distancias cuantitativas— al espíritu de 1992 en España.

No obstante, desde la perspectiva de Xulio Ríos, esa reafirmación no se traducirá necesariamente en un crecimiento de las tensiones con otros países, sino que el año 2021 en China será, según sus cálculos, "un 75% de política interior y un 25% de exteriores". Los esfuerzos chinos en centrarse en el consumo interno mediante el modelo de 'circulación dual', para no depender tanto de los mercados extranjeros, parecen apuntar en esa dirección.

"Indudablemente, todos estos cambios que China puede desarrollar tienen el sentido de la reafirmación política, de su negativa a adoptar la homologación con los modelos de corte occidental", amplía Ríos, que ve sin embargo factible que China ponga el acento de su gestión exterior en los temas con los que pueda coincidir con las potencias occidentales, como el cambio climático o la lucha sanitaria contra la pandemia, para "ensanchar el tablero" y establecer, en definitiva, "una convivencia aceptable".

Mientras gran parte del mundo se preparaba para celebrar plácidamente el nuevo año 2020, las autoridades chinas informaban a la Organización Mundial de la Salud de un misterioso brote de neumonía vírica en la ciudad de Wuhan, que —aunque en ese momento no se sabía— era provocado por un nuevo tipo de coronavirus. Con la llegada de 2021, gran parte del mundo se debate entre el temor a una tercera ola de la pandemia y la esperanza de la vacuna, mientras que en Wuhan se celebran fiestas masivas desde el verano y las autoridades chinas crean museos para recordar el sacrificado triunfo contra el virus.

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