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Vivir sitiados por el coronavirus: ¿y si me vuelvo a España y contagio a mis padres?
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MÁS DE 900 MUERTES

Vivir sitiados por el coronavirus: ¿y si me vuelvo a España y contagio a mis padres?

La preocupación crece entre los más de 5.000 españoles que viven en China. Algunos prefieren quedarse allí confiando en que mejore la situación, pero otros buscan la mejor forma de volver

Foto: Una trabajadora en el metro de Pekín, China. (Reuters)
Una trabajadora en el metro de Pekín, China. (Reuters)

Cada día, cientos de miles de personas al abrir los ojos lo primero que hacen es coger el móvil y comprobar el número de nuevos contagios del coronavirus. En la aplicación china hay diferentes colores para cada una de las categorías: rojo para el número de infectados, amarillos para los casos en observación, marrón para los pacientes críticos, gris para los fallecidos y verde para los que se recuperan. Hasta el día de hoy esos números no han parado de subir. Ya han muerto 910 personas.

Las cifras de contagios en China se han disparado en más de una semana de 4.000 a más de 40.000. Aunque la mayor parte de los afectados se encuentran en Hubei, epicentro del brote y de donde una veintena de españoles fueron evacuados hace unos días, las cifras crecen rápidamente en otras provincias. En Guangdong ya se superan los 1.000 casos y en Zhejiang, a más de 500 kilómetros del epicentro del brote, el gobierno ha puesto Wenzhou, otra ciudad de 8 millones de personas, en cuarentena. Nadie puede salir de sus casas excepto para comprar medicinas.

Los extranjeros no son una excepción. El avance de la epidemia hace crecer la preocupación crece entre los más de 5.000 españoles que viven en China. Muchos han decidido quedarse allí confiando en que la situación mejorará. Otros, como Jorge, han decidido volverse a España para pasar la tormenta del coronavirus lo más lejos posible. Hace unos días este ingeniero hizo sus maletas y se subió en el primer vuelo que encontró disponible.

Foto: Vista del Diamond Princess. (EFE)

"Tenía previsto volver en marzo, pero dada la situación hablé con mi jefa y le propuse marcharme antes y trabajar en remoto desde Valencia. No me pagan pero al menos estoy más tranquilo aquí", cuenta Jorge, un ingeniero civil de 39 años casado con una ciudadana china y quien lleva un lustro viviendo en el país asiático.

Una de las cosas que más le preocuparon al marcharse, teniendo en cuenta que salía de Guangdong, la segunda provincia con más casos de China, era poder estar contagiado y transmitírselo a sus familiares y amigos. Sabía que la posibilidad era remota y prácticamente imposible, ya que no había visitado la provincia de Hubei ni había estado en contacto con nadie que hubiese presentado síntomas, pero no estaba dispuesto a correr el riesgo.

Al llegar a Valencia buscó el médico del aeropuerto para que le tomara la temperatura, se pasó varios días encerrado en casa y se hizo una revisión médica para cerciorarse de que todo iba bien. Para celebrarlo fue comerse un 'arroz al senyoret'.

Si soy español, ¿qué puedo hacer?

De momento, tanto en España como en el resto de Europa no hay ningún protocolo puesto en marcha que deban seguir los viajeros que llegan desde China. Cualquiera que vuelva puede hacer una vida normal sin necesidad de controles médicos o quedarse en cuarentena en casa como medida preventiva, aunque sea lo que recomiende la Organización Mundial de la Salud (OMS). Su portavoz ha pedido a los países que, sin embargo, no limiten ni el tránsito de mercancías ni de viajeros, pues podría tener un impacto negativo en la cadena de distribución de material sanitario y, en general, consecuencias catastróficas en la economía mundial.

Pero la falta de información no convence a muchos de los que se vuelven. Quieren saber qué hacer para minimizar el riesgo de un posible contagio en su entorno. A Pablo, un español de 40 afincado en Shanghái, su empresa de envases le ha pedido que no se reincorpore al trabajo hasta que no hayan pasado 14 días de cuarentena preventiva en casa. Otros que se vuelven también, se encierran con víveres y agua que sus familiares les han preparado a su llegada a España para aislarse unos días. No es necesario, dicen, pero prefieren no correr el riesgo.

Sergio Morales, dueño de un restaurante en Marbella, ha pasado la cuarentena en Tailandia. Llegó de vacaciones a Shanghái justo el día después de que la explosión del coronavirus comenzara a generar alarma global. Al principio, relata, había ambiente de normalidad. Pero con el paso de los días comenzaron a proliferar las mascarillas, más lugares de trabajo cerrados y más tensión en las calles. Finalmente decidió adelantar su salida del país y volaron a Tailandia a finales de enero.

"En el aeropuerto no nos hicieron ningún chequeo. Había dos señores con esos trajes como en la película de E.T. sentados al fondo con mascarillas. Luego nos dijeron que se encargaban de vigilar la temperatura de los viajeros", dice Morales, de 40 años, quien se quedó sorprendido del escaso control en el aeropuerto. "Volvemos el martes a España. Más tranquilos porque si teníamos el virus lo habríamos incubado en Tailandia", matiza.

Fronteras cerradas

Otros países, sin embargo, no han seguido las recomendaciones de la OMS y ya han comenzado a limitar la entrada de ciudadanos que vienen desde China. En países con sistemas sanitarios no tan avanzados, como Vietnam o Filipinas, ya han cerrado por completo sus fronteras. Otros como Singapur, Taiwán, Australia o Nueva Zelanda también han limitado la entrada de ciudadanos que llegan desde China.

Foto: Li Wenliang (redes sociales)

En la región autónoma de Hong Kong el gobierno ha lanzado un claro mensaje: quién se salte la cuarentena puede acabar en la cárcel. Todos los viajeros que llegan desde China continental están obligados a pasar 14 días encerrados en sus casas y si son extranjeros la cuarentena la tienen que pasar en un hotel.

Otro de los países donde se han impuesto medidas drásticas es Estados Unidos. Los ciudadanos americanos que hayan estado en la provincia de Hubei tendrán que pasar 14 días en cuarentena. Aquéllos que lleguen de otras zonas de China tendrán que someterse a una cuarentena en casa y serán controlados por las autoridades sanitarias. Cualquier otro ciudadano que no sea nacional americano y que venga de China ya no puede entrar en el país.

El número de vuelos cancelados a China, a pesar de las recomendaciones de la OMS, se han disparado en los últimos días. Desde que comenzase el brote ya son más de 50.000 los vuelos suspendidos. A medida que los contagios del coronavirus se multiplican China va quedándose más aislada del resto del mundo.

Disparar con termómetro

El ambiente ha cambiado radicalmente en las ciudades en cuestión de días. En la entrada a los bloques de viviendas, varios funcionarios vestidos con trajes impermeables que les cubren el cuerpo de la cabeza a los pies te disparan con sus termómetros en la frente para medir tu temperatura. Pasan unos segundos mientras mantienen la mirada fija en el aparato y finalmente, si tienes suerte, te dicen que puedes pasar.

En las normalmente abarrotadas calles chinas apenas se ve un alma, aunque este cambio también ha sido gradual. Primero unos cuantos llevaban mascarillas, unos días después raro era ver a alguien sin ellas y esta semana más extraño todavía era ver gente en las calles. Las ciudades chinas se han convertido en el perfecto escenario para rodar una nueva versión de la película 'Abre los ojos'.

Este lunes, los fallecidos por el coronavirus superan ya al número de víctimas que se cobró el síndrome agudo respiratorio, conocido como SARS, originado también en China y que se extendió por todo el mundo hace 17 años. Entre ambas enfermedades hay una diferencia sustancial que llama a la calma: la tasa de mortalidad del coronavirus es, por el momento, del 2,1% -tomando en cuenta todos los casos registrados en el país-, mucho menor al 10% del SARS.

Los ciudadanos chinos no quieren salir de sus casas y prefieren evitar el contacto humano a toda costa. Muchos de ellos realizan sus compras por internet y recogen las bolsas de comida en la entrada del portal sin mediar una palabra con el repartidor. Ver cómo el número de muertos crece cada día alimenta ese miedo.

Cada día, cientos de miles de personas al abrir los ojos lo primero que hacen es coger el móvil y comprobar el número de nuevos contagios del coronavirus. En la aplicación china hay diferentes colores para cada una de las categorías: rojo para el número de infectados, amarillos para los casos en observación, marrón para los pacientes críticos, gris para los fallecidos y verde para los que se recuperan. Hasta el día de hoy esos números no han parado de subir. Ya han muerto 910 personas.

Síndrome respiratorio agudo severo (SARS)
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