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¿Por qué se ha disparado la extrema derecha? Hablan los suecos
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suecia celebra hoy UNAS ELECCIONES EXCEPCIONALES

¿Por qué se ha disparado la extrema derecha? Hablan los suecos

Incertidumbre es la palabra que más se oye estos días en Suecia en vista de las elecciones que se celebran hoy. Lo único claro es el avance de la ultraderecha

Foto: La audiencia escucha a Jimmie Akesson, líder de Demócratas de Suecia, durante un evento de campaña en Motala. (Reuters)
La audiencia escucha a Jimmie Akesson, líder de Demócratas de Suecia, durante un evento de campaña en Motala. (Reuters)

Incertidumbre es la palabra que más se oye estos días en Suecia en vista de las elecciones que se celebran hoy. Según los sondeos, ninguno de los dos bloques de izquierda ni de derecha conseguirá una mayoría suficiente para gobernar, con lo que lo más probable es que los comicios desemboquen en un largo y arduo periodo de negociaciones en el que los principales partidos se verán obligados a hacer concesiones y llegar a pactos que aseguraren la gobernabilidad del país. Lo único que parece claro es el fuerte avance del partido ultraderechista Demócratas de Suecia (SD) que de ser un partido residual, podría convertirse en la segunda o incluso la primera fuerza más votada, según los sondeos.

El Confidencial ha hablado con algunos expertos, políticos locales y ciudadanos de a pie en busca de respuestas a la gran pregunta: ¿por qué sube tanto la extrema derecha?

"En primer lugar, basarse en las encuestas es peligroso. Algunas estiman que el SD se quedará en el 16%, mientras que las más alcistas aseguran que podrían subir hasta el 24 o 25%. Es una diferencia enorme, de casi diez puntos. Sea como sea, nadie duda de que están ganando terreno, especialmente entre aquellos sectores de la población más afectados por los cambios que la globalización y otros factores están ocasionando en el mercado laboral", nos explica Li Bennich-Björkman, profesora de ciencias sociales de la Universidad de Uppsala.

Foto: Ebba Busch Thor, líder de Demócratas Cristianos, durante un acto de campaña previo a las elecciones en Suecia. (EFE) Opinión
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En su opinión, es un proceso que lleva mucho tiempo en marcha pero que se ha acelerado o hecho más visible en estos últimos años. El fenómeno es especialmente agudo en la Suecia rural, en la que "cada vez más gente se siente vulnerable y ha perdido la seguridad que antes tenía sobre su futuro", añade.

Actualmente, la tasa de paro del país es baja, ronda el 6%. "Esto explica que entre quienes votan al SD no haya muchos desempleados, pero sí personas que creen que podrían perder su empleo a causa de los desafíos que se ciernen sobre nuestra economía y, sobre todo, nuestro Estado del bienestar", detalla la experta.

Entre esas amenazas, sobresale la de la inmigración, que los ultranacionalistas se esfuerzan en presentar como el origen de todos los males. En realidad, insisten en esa tesis desde hace años. Pero ha sido en esta legislatura cuando se han visto más fuertemente reforzados por la crisis de los refugiados que llegó a su culmen en el año 2015.

Foto: Jimmi Åkesson, líder de Demócratas de Suecia, durante un discurso en Landskrona, el 31 de agosto de 2018. (Reuters)

Gobernado por una alianza de socialdemócratas y verdes con el apoyo externo de los excomunistas, el país afrontó esa situación excepcional abriendo fronteras, especialmente a los sirios. Pero la avalancha de solicitantes desbordó al Gobierno, que, muy a su pesar, tuvo que cerrar el grifo e imponer controles fronterizos para frenar las llegadas.

Que el Ejecutivo tuviera que dar marcha atrás y admitir que la situación se había descontrolado supuso un gran impulso para el SD, que no tardó en capitalizar lo ocurrido como una demostración de que sus advertencias contra la inmigración estaban en lo cierto.

"Creo que mi partido está ganando todo este apoyo a causa de la gran cantidad de problemas que tiene Suecia en estos momentos. Uno de los más graves es el de la criminalidad, sobre todo en los suburbios de las grandes ciudades. Una de cada tres chicas evita salir de noche porque tiene miedo. Esto es así desde hace mucho tiempo, pero los demás partidos no consiguen solucionarlo", asegura Calle Johansson, de 26 años y líder de la rama juvenil del SD en el oeste del país.

Los votantes del SD ya no tienen miedo

En el pasado, los orígenes neonazis de su partido hacían que muchos más ciudadanos les etiquetaran como racistas. Pero los renovados esfuerzos de su actual líder, Jimmi Åkesson, por desvincularse de esos primeros años y marcar distancias con lo más extremistas parecen haber abierto los oídos de una parte más amplia del electorado.

"Las cosas están cambiando. He participado en debates en muchas escuelas a lo largo de las últimas dos semanas, como también hice antes de las elecciones de 2014. Entonces, los alumnos no se atrevían a admitir que nos apoyaban. Ahora, en cambio, nos aplauden y muchos vienen a hablar al final del debate y quieren inscribirse en nuestra organización juvenil", explica Calle.

placeholder Jimmi Åkesson, líder de Demócratas de Suecia, durante un discurso en Landskrona, el 31 de agosto de 2018. (Reuters)
Jimmi Åkesson, líder de Demócratas de Suecia, durante un discurso en Landskrona, el 31 de agosto de 2018. (Reuters)

Poco a poco, los argumentos de los ultranacionalistas han calado en una parte de la sociedad, también entre los votantes de otros partidos. Quizá no les apoyarán hoy, pero sí admiten que los gobernantes, tanto de derecha como de izquierda, no han sabido gestionar ni integrar adecuadamente la elevada cifra de inmigrantes que han ido llegando al país en estos últimos años, ocasionando bolsas de pobreza y marginación que han dado lugar a un incremento de la delincuencia en los barrios más desfavorecidos.

Elina Kurula, tiene 28 años y es originaria de Norrköping, ciudad situada a unos 160 kilómetros al sur de Estocolmo. Es conductora de tren y considera que la violencia ha aumentado, especialmente las violaciones, quema de coches o el tráfico de estupefacientes.

Los argumentos de los ultranacionalistas han calado en una parte de la sociedad, también entre los votantes de otros partidos

En su opinión, el Gobierno fue demasiado blando al abrir la puerta a tantos refugiados y cree que el ascenso del SD "está forzando a los demás partidos a hablar y afrontar estos problemas sobre los que antes no se atrevían a hablar" por miedo a ser tildados de racistas. "Pero, al mismo tiempo, tengo miedo de que si los Demócratas Suecos ganan poder nuestra sociedad acabe siendo menos igualitaria", admite.

Rickard Nurlin, por su parte, está horrorizado ante la posibilidad de que el SD amplíe notablemente sus escaños. En su caso, el discurso contra los inmigrantes le toca personalmente: su mujer es sueca de origen eritreo y religión musulmana. Ella misma llegó a Suecia como refugiada cuando tenía tres años y su historia es un ejemplo de éxito e integración.

Originario de un pequeño pueblo de la costa oeste, Nurlin considera que uno de los factores que mejor explica el rápido ascenso de los ultraderechistas es el modo en que se comunican y divulgan sus ideas: "Utilizan mucho las redes sociales, en las que se expresan con rabia y agresividad. Es algo que hace diez años no era posible. Pero ellos lo han sabido aprovechar muy bien desde que en 2010 entraron por primera vez en el Parlamento".

La única solución pasa por romper las antiguas alianzas y buscar un gobierno que englobe a partidos de distinto signo

"A través de estos medios —agrega— amplifican los casos de delincuencia dando una imagen que no se ajusta con la realidad". No es el único que considera que la situación de inseguridad que describe el SD es exagerada. Adam Arnesson, de 28 años, piensa como él. Admite que la crisis de los refugiados ha conllevado retos, pero considera que los ultranacionalistas pintan la inmigración como un problema mucho más grande de lo que en realidad es.

De hecho, como muchos otros suecos, Arnesson se siente orgulloso de su país por haber salvado muchas vidas. "Suecia es uno de los países más desarrollados y ricos del mundo, nuestro deber era ayudar a quienes huían de la guerra". En su opinión, además, el de la inmigración no es ni de lejos el reto más importante al que se enfrenta su país. Más prioritario, asegura, es el cambio climático y el gran impacto que tendrá en la economía, especialmente en la agricultura y la alimentación humana.

Arnesson tiene una granja orgánica cerca de Örebro y este verano ha sido uno de los afectados por la insólita ola de calor que ha azotado el país, ocasionando incendios y estragos en los cultivos. "La hierba no ha crecido y hemos tenido que alimentar al ganado con las reservas que teníamos para el invierno, que aquí es muy largo", se lamenta.

placeholder Simpatizantes del SD, durante un mitin de su líder en Estocolmo. (EFE)
Simpatizantes del SD, durante un mitin de su líder en Estocolmo. (EFE)

Es por esto que, esta vez, en lugar de votar a uno de los pequeños partidos de centro derecha por los que solía optar, apoyará a los Verdes. "Son los únicos que se toman en serio esta cuestión, aportando soluciones y propuestas concretas". Según los sondeos, el bloque de izquierda formado por el Partido Socialdemócrata, los Verdes y el Partido de Izquierda, alcanzaría el 40 por ciento de los votos, tres puntos por delante que el de derecha, al que pertenecen los Moderados, Liberales, el partido de Centro y los Cristianodemócratas. Ambos porcentajes son insuficientes para gobernar, por lo que la única solución pasa por romper las antiguas alianzas y buscar un gobierno que englobe a partidos de distinto signo.

De tales cálculos queda excluida la ultraderecha. Hasta el momento, todos los partidos tradicionales se han negado rotundamente a llegar a acuerdos con ellos. Aunque muchos analistas no excluyen que esta vez, la excepcionalidad de la situación cambie esta situación.

Incertidumbre es la palabra que más se oye estos días en Suecia en vista de las elecciones que se celebran hoy. Según los sondeos, ninguno de los dos bloques de izquierda ni de derecha conseguirá una mayoría suficiente para gobernar, con lo que lo más probable es que los comicios desemboquen en un largo y arduo periodo de negociaciones en el que los principales partidos se verán obligados a hacer concesiones y llegar a pactos que aseguraren la gobernabilidad del país. Lo único que parece claro es el fuerte avance del partido ultraderechista Demócratas de Suecia (SD) que de ser un partido residual, podría convertirse en la segunda o incluso la primera fuerza más votada, según los sondeos.

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