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Vida y destino en la Rusia de Putin: así sobrellevan cuatro jóvenes rusos la crisis
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el país celebra hoy elecciones presidenciales

Vida y destino en la Rusia de Putin: así sobrellevan cuatro jóvenes rusos la crisis

Llama poderosamente la atención que, al margen de unos pocos pósteres y anuncios en TV, las elecciones presidenciales de la Federación de Rusia tengan un perfil tan bajo

Foto: Un grupo de jóvenes rusos en una azotea en Moscú, el 2 de junio de 2017. (Reuters)
Un grupo de jóvenes rusos en una azotea en Moscú, el 2 de junio de 2017. (Reuters)

"¿En qué se diferencia un oligarca del 'director rojo'? El primero construye un castillo para sí mismo, mientras que el segundo lo hace para los niños. ¡Por Grudinin! ¡Por el presidente de la nación!". El cartel de apoyo al Partido Comunista de Pável Grudinin ocupa un lugar privilegiado junto a la parada de metro Universitet, al suroeste de Moscú. Llama poderosamente la atención que, al margen de este póster y de algunos fugaces anuncios en televisión y en las salas de cine, las elecciones presidenciales de la Federación de Rusia tengan un perfil tan bajo.

La nieve cubre las inmediaciones de la parada de metro. Cuando se produzca el deshielo y las temperaturas vayan subiendo, un nutrido grupo de mujeres mayores volverá a la venta de flores al aire libre. Es el único modo de compensar en este país de contrastes unas pensiones que a duras penas alcanzan los 12.000 rublos mensuales —171 euros—. Por el momento, mientras el manto blanco se extiende por los laterales de las calles, las ancianas se dedican a la venta de ropa de colores chillones y 'souvenirs' en el túnel peatonal que separa la parada de metro en la avenida Lomonósov y las calles que dan acceso a la universidad homónima.

"Putin es la única persona capaz de llevar a nuestro país en la buena dirección". El 86% de los jóvenes de 18 a 24 años comparte la opinión de Valeria

Frente a la Facultad de Derecho de la Universidad Estatal Lomonósov, una estudiante de 22 años, Valeria, habla sin rodeos de su visión política: "Putin es la única persona capaz de llevar a nuestro país en la buena dirección, por eso votaré por él. De todos los candidatos, Putin es el más fuerte". La opinión de la joven es absolutamente mayoritaria en el grupo de edad comprendido entre los 18 y los 24 años. Concretamente la comparte el 86%, según la última oleada de datos del 2017 del Centro Levada.

A estos comicios concurre la exmodelo y presentadora de televisión Ksenia Sobchak, única mujer entre los aspirantes a la Jefatura de Estado de Rusia. La acalorada discusión en el canal Rossiya 1 con Vladimir Zhirinovski, líder del Partido Liberal Demócrata, dio la vuelta al mundo hace apenas un par de semanas. Cansada de las constantes interrupciones y malos modos de Zhirinovski, Sobchak le lanzó un vaso de agua. El líder del Partido Liberal Demócrata no dudó en llamarla "puta" repetidas veces. Lo que habría significado la muerte política en casi cualquier país del mundo, aquí solo supuso una muesca en el cinturón de un bocazas.

"Creo que Ksenia Sobchak es una candidata floja. Tengo la sensación de que como diputada podría hacer un buen papel, pero no tengo tan claro que fuera a ser así como presidenta", dice Valeria, que acelera el paso para meterse en el edificio de la Facultad de Derecho.

Foto: Yulia Dyuzheva, estudiante de 22 años y votante de Vladimir Putin, posa en la exposición "SuperPutin", en Moscú. (Reuters)

En el centro de Moscú, Yuri Konovchenko, de 25 años, ejerce como abogado de una compañía francesa. Natural de Stavropol, en el sur de Rusia, se trasladó a la megalópolis para estudiar en la Facultad de Derecho de Kustafin, de la que se graduó en 2014. "Moscú es una ciudad dinámica y, si quieres tener éxito en tu carrera profesional, es el mejor lugar", asegura con confianza. Konovchenko se enfrenta a problemas similares a los de cualquier persona de su edad. Tiene que compartir piso y puede viajar al extranjero menos de lo que le gustaría "por falta de tiempo y de dinero".

Entre septiembre de 2014 y enero de 2015, los cimientos de la economía rusa se tambalearon. El rublo, lastrado por la caída en picado de los precios del petróleo y por las sanciones de la Unión Europea y Estados Unidos en respuesta a la anexión de Crimea, se depreció hasta mínimos históricos. Si un euro se cambiaba a 50,06 rublos en septiembre de 2014, en enero de 2015 la equivalencia era de un euro por 77,75, de acuerdo con los datos de investing.com. Es decir, la moneda perdió más de la mitad de su valor en un abrir y cerrar de ojos. Los años felices de la imparable clase media moscovita se vieron frenados en seco.

placeholder Yuri Konovchenko.
Yuri Konovchenko.

"Todo el mundo ha sentido el impacto de la caída en el rublo desde 2014. Los precios en los supermercados, sobre todo de la ropa y la comida, han aumentado. Las sanciones han tenido incidencia, especialmente en los productos europeos de alta calidad. Y por descontado que un rublo débil ha propiciado que mucha gente no disponga de suficiente dinero para viajar al extranjero o, al menos, para hacerlo con más frecuencia", resume el abogado.

En los dos años siguientes a la crisis de finales de 2014, muchos rusos se vieron obligados a buscar nuevas oportunidades en el extranjero. Irina Ustyantseva, de 30 años, decidió abandonar Ekaterimburgo, donde trabajaba como profesora de inglés y alemán, y poner rumbo a Guangzhou (China).

"Solía viajar regularmente cuando vivía en Ekaterimburgo, al menos hasta que las sanciones comenzaron a hacer mella. Lo de Crimea afectó totalmente al valor del rublo. Mucha gente no puede permitirse comprar productos que antes consumían o viajar a sitios a los que antes viajaban", prosigue.

placeholder Irina Ustyantseva.
Irina Ustyantseva.

"No he votado. Es demasiado complicado registrarse para los rusos que vivimos fuera. En cualquier caso, y pese a no haber seguido de cerca la campaña presidencial, estoy segura al 98% de que ganará Putin", confiesa Ustyantseva.

Pese a que la crisis afectó de manera más severa a las provincias rusas que a Moscú o San Petersburgo, hay quienes han logrado sobrevivir gracias a un notable espíritu emprendedor y a una sobresaliente habilidad para los idiomas. Tal es el caso de Anna Galúshkina, que habla de manera fluida, además de su idioma natal, portugués, inglés, francés, alemán y español. Fundadora en 2008 de la escuela de idiomas LTC en Krasnodar, al sur de Rusia, Galúshkina elude la cuestión electoral y política y prefiere poner el foco en sus aptitudes y esfuerzo personal como instrumentos esenciales para ganarse la vida de la mejor manera posible.

"Hace unos años comencé a elaborar mi propia metodología, que permite aprender lo más importante de cualquier idioma en un tiempo récord. Económicamente fue complicado al principio, puesto que había muchas academias en mi ciudad. Los niños son los clientes más estables: no suelen dejar los estudios ni faltar a las clases porque sus padres los controlan. Los adultos, en cambio, no suelen ser igual de disciplinados", argumenta.

Una de las curiosidades del sistema tributario ruso es que las personas físicas pagan un 13% de impuestos, sin importar en absoluto cuál sea su nivel de ingresos. Desde el futbolista más rico de Rusia hasta el camarero de un restaurante perdido en mitad de Siberia tributan idéntico porcentaje. Este hecho, considerado injusto por mucha gente, le parece a Galúshkina un incentivo para mejorar. "Creo que pagar un 13% de impuestos incentiva a explorar horizontes. Si uno no está satisfecho con lo que gana encontrará la forma de ganar más. Hay que ponerle esfuerzo y dedicación", subraya.

La presión internacional sobre el Kremlin continúa en aumento. El envenenamiento a través de una sustancia neurotóxica del exespía ruso Serguéi Skripal y de su hija Yulia en suelo británico ha vuelto a aislar a Moscú en la arena internacional. Los nubarrones diplomáticos sobrevuelan el territorio ruso y amenazan con condicionar las elecciones presidenciales y quién sabe si también el Mundial.

placeholder El presidente Vladimir Putin. (Reuters)
El presidente Vladimir Putin. (Reuters)

El país, no obstante, cierra filas en torno a sus dirigentes. Tener enemigos exteriores es un pegamento social muy poderoso. Poco importa que el panorama de los medios de comunicación sea cada vez más uniforme o que Alexéi Navalni, el único opositor real al régimen, esté fuera de la carrera presidencial por decisión judicial. La seguridad gana terreno, palmo a palmo, en la pugna contra la libertad.

Mientras para algunos la figura de Putin se yergue omnipresente, todopoderosa y temible como la del Dios del Antiguo Testamento, otros intentan aventurar quién será su sucesor una vez que acabe el mandato presidencial en 2024. De lo que nadie duda, ni detractores ni partidarios, es de la victoria de Putin en los comicios de este 18 de marzo.

"¿En qué se diferencia un oligarca del 'director rojo'? El primero construye un castillo para sí mismo, mientras que el segundo lo hace para los niños. ¡Por Grudinin! ¡Por el presidente de la nación!". El cartel de apoyo al Partido Comunista de Pável Grudinin ocupa un lugar privilegiado junto a la parada de metro Universitet, al suroeste de Moscú. Llama poderosamente la atención que, al margen de este póster y de algunos fugaces anuncios en televisión y en las salas de cine, las elecciones presidenciales de la Federación de Rusia tengan un perfil tan bajo.

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