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Un negociador británico ante la UE asegura que el Brexit será "mucho peor de lo previsto"
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"SE HA IGNORADO A LOS EXPERTOS"

Un negociador británico ante la UE asegura que el Brexit será "mucho peor de lo previsto"

Las consecuencias empiezan a ser evidentes todas de golpe, desde la importación de isótopos para tratar el cáncer a las aerolíneas, las aduanas o las subvenciones europeas

Foto: Miembros de una campaña anti-Brexit protestan en Dublín por los problemas en las aduanas, el 25 de abril de 2017. (Reuters)
Miembros de una campaña anti-Brexit protestan en Dublín por los problemas en las aduanas, el 25 de abril de 2017. (Reuters)

Las implicaciones prácticas del Brexit empiezan a parecer evidentes para el gran público del Reino Unido: funcionarios, trabajadores y planificadores británicos están cobrando conciencia de golpe de todos los pequeños y grandes cambios que se derivan de la salida británica de la Unión Europea y su plasmación en la gestión diaria del país. Mientras muchos ciudadanos se rasgan las vestiduras y los 'Brexiters' de línea dura siguen insistiendo en que no será para tanto y a la larga será beneficioso para el país, cada vez surgen más voces disidentes que califican lo sucedido de auténtica hecatombe, en la que lo peor está por venir.

Uno de ellos es Steve Bullock, miembro de la representación del Reino Unido en la UE entre 2010 y 2014, que ha escrito un artículo de opinión en el diario 'The Independent' en el que alerta de que los efectos del Brexit van a ser “mucho peores de lo que nadie había previsto”. De hecho, ese es el título de su artículo, en el que denuncia que gran parte de lo que está por ocurrir había sido ya advertido por los especialistas y miembros de diferentes sectores económicos, pero que se optó por no escucharles.

Foto: El jefe negociador del Reino Unido para el Brexit, David Davis, durante una rueda de prensa en Bruselas. (EFE)

“¿Quién sabía, hace una quincena, que abandonar el aparentemente oscuro Tratado Euratom pondría en riesgo no solo la industria nuclear británica sino también el suministro de isótopos médicos para el tratamiento del cáncer? ¿Alguien se dio cuenta que el trabajo que haría falta para instalar un nuevo sistema informático de aduanas probablemente no estaría a tiempo, y lo que eso implicaría? ¿Había alguien que fuese consciente de que las aerolíneas británicas como EasyJet necesitarían instalarse en algún país de la UE y Ryanair podría mover sus aviones a esos países debido al abandono del Reino Unido del Acuerdo sobre Cielos Libres?”, se pregunta Bullock. “Bueno, algunas personas lo sabían, pero son solo expertos, así que se les ha ignorado ampliamente”, afirma.

Bullock repasa algunos de los sectores en los que el Gobierno ha preferido poner por delante su propia agenda política de desconexión para no someterse a la jurisdicción del Tribunal Europeo de Justicia, antes que mantener acuerdos que considera perfectamente razonables y beneficiosos para el Reino Unido, como el mencionado Euratom o la capacidad de las ONGs británicas de recibir fondos europeos, pasando por el sector energético, las patentes y la propiedad intelectual, los estándares alimentarios o la pertenencia a Europol.

“El Reino Unido no tiene capacidad propia de hacer cosas como certificar las instalaciones de mantenimiento [aéreo] si deja la Agencia Europea de Seguridad Aérea. Sí, habéis oído bien. El Reino Unido no podrá certificar a la gente que arregla los aviones. Como con muchas de esas cuestiones, el Reino Unido tendrá o bien que negociar seguir en la agencia (que entra dentro de la jurisdicción del detestado TEJ), o establecer desde cero sus propias capacidades para reemplazar lo que ésta hace, en solo 20 meses”, señala este negociador. “Hay literalmente cientos de cuestiones semejantes en las que los efectos del Brexit serán perjudiciales para el Reino Unido. Todas ellas tienen que ser resueltas en las negociaciones del Brexit, o mitigadas por el Gobierno británico”, advierte.

placeholder Un avión de la aerolínea de bajo coste británica EasyJet, en Belfast, Reino Unido, en 2013. (EFE)
Un avión de la aerolínea de bajo coste británica EasyJet, en Belfast, Reino Unido, en 2013. (EFE)

"Una enorme y oscura nube sobre el Reino Unido"

En un sentido similar se ha expresado Gabor Steingart, editor jefe del diario económico alemán Handelsblatt, quien asegura que “una enorme y oscura nube se cierne sobre el futuro del Reino Unido”, debido, entre otras cosas, a su dependencia de las importaciones. “Desde el día en que el 52% de los votantes británicos eligieron abandonar la Unión Europea (UE), la libra esterlina ha perdido el 16% de su valor en relación con el euro, y el crecimiento del país se ha desacelerado un 0,2% en el último año”, afirma en un artículo en la BBC. ”La agencia financiera Bloomberg incluso identificó 10 señales de alerta económica que muestran que 'Reino Unido está cerca de un punto de inflexión'. Por ejemplo, la venta de automóviles ha caído un 10% desde mediados de 2016, mientras que las deudas con tarjetas de crédito han aumentado un 10%. Entre tanto, los grandes bancos están reforzando su presencia en Europa continental en detrimento del centro financiero que es Londres. Y los contratos de defensa de Alemania y Francia eluden al gigante británico BAE Systems”, señala.

Los indicadores que señala Steingart son alarmantes: “Para la gente común, los sueldos se incrementan a un nivel inferior que el de la inflación. Esto significa una fuerte pérdida del salario real para millones de británicos. Es exactamente lo contrario de lo que prometieron los promotores del Brexit, los llamados 'Leavers': los pobres se están volviendo más pobres mientras que los ricos se salen con la suya”, afirma. “En este momento Reino Unido sufre de una grave falta de confianza. Este país es el nuevo 'enfermo de Europa' y el autor de su propia destrucción. Los próximos años pondrán a prueba la fortaleza y la perseverancia de los británicos. Hay un camino de regreso a Europa, sí; pero no hay un atajo a la vista”, comenta.

Foto: Michel Barnier y David Davis, jefes negociadores de la UE y Reino Unido, en Bruselas. (Reuters)

Para muchos observadores, así como para varios políticos británicos, como Tony Blair, la única solución inmediata sería la convocatoria de un segundo referéndum sobre el Brexit. El exdiplomático británico John Kerr, artífice del artículo 50 de Lisboa que hizo posible la salida británica de la UE, escribió hace dos semanas una carta en la que él y otros 60 escoceses ilustres le pedían al Gobierno Británico frenar el proceso por sus “desastrosas consecuencias”.

Sin embargo, en el actual clima político británico, parece improbable que el débil ejecutivo de Theresa May -mermado todavía más por el varapalo recibido en las elecciones anticipadas del pasado junio- esté en condiciones de dar marcha atrás sin desatar un cataclismo político. De momento, los políticos, denuncia Bullock, “parecen haber enterrado firmemente sus cabezas en la tierra esperando que los problemas desaparezcan solos”. Pero en el mundo real, no en el de color de rosa pintado por los 'Brexiters' antes del referéndum, las opciones sobre la mesa son pocas, y todas malas.

Las implicaciones prácticas del Brexit empiezan a parecer evidentes para el gran público del Reino Unido: funcionarios, trabajadores y planificadores británicos están cobrando conciencia de golpe de todos los pequeños y grandes cambios que se derivan de la salida británica de la Unión Europea y su plasmación en la gestión diaria del país. Mientras muchos ciudadanos se rasgan las vestiduras y los 'Brexiters' de línea dura siguen insistiendo en que no será para tanto y a la larga será beneficioso para el país, cada vez surgen más voces disidentes que califican lo sucedido de auténtica hecatombe, en la que lo peor está por venir.

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