Picaresca en Brasil: Darth Vader, Miss Pera y Chupa Cabra irrumpen en las elecciones

“Luke, ayúdame a quitarme esta máscara”. Debajo del atuendo de Darth Vader emerge Tiririca, un humorista brasileño que en la ciudad de São Paulo se presenta como candidato parlamentario para el Partido de la República en las elecciones presidenciales del próximo 5 de octubre.

No es la primera vez que el cantante, compositor, cómico y político recurre a un chiste para atraer el voto de los electores. En 2010 se presentó como payaso. La jugada le salió tan bien que resultó ser el deputado más votado en todo el país: recibió casi 1,4 millones de sufragios. Y eso a pesar de que en 1996 se declarara, públicamente, analfabeto.

Este año su lema es: “¿Estás hasta el moño de la política? Vota a Tiririca”. Además de Darth Vader, en otro vídeo electoral hace una parodia de la canción "Eu voltei", de Roberto Carlos. Pero el famoso cantante se ha querellado y el vídeo ha sido retirado de la campaña. Tiririca deberá responder en los tribunales por esta enésima travesura.

El próximo domingo, 141,8 millones de brasileños tendrán que elegir al presidente del país, los gobernadores de los estados federales y, a nivel nacional, renovar el Parlamento y el Senado. En las urnas se enfrentan la friolera de 32 partidos y 24.000 candidatos. La campaña electoral, que en el país tropical dura más de tres meses y empezó en medio del Mundial de Fútbol, moviliza a millares de activistas y profesionales, que peinan el territorio de este inmenso país continental palmo a palmo.

Es imposible no darse cuenta de que en breve se celebrarán las elecciones. Además del bombardeo mediático, hombres sándwich anuncian a uno u otro candidato en los semáforos de todo el país. Da igual que sea una localidad turística como Olinda o Paraty, o la megalópolis de São Paulo, con 19 millones de habitantes. Siempre habrá alguien entregando un panfleto en la parada del autobús, un banner gigante en un edificio o un candidato pronunciando una arenga en un mercado callejero. “Hace unos años era incluso peor. Había hasta peleas en la calle y debates hilarantes en la TV”, cuenta a este diario Geraldo Tadeu, analista político y director del Instituto Universitario de Investigaciones de Río de Janeiro (IUPERJ).

El voto protesta, para un rinoceronte

Dentro de esta fiebre electoral, la picaresca y la pillería representan una característica de la cultura política de Brasil. Los antecedentes burlescos y surrealistas se cuentan por decenas. En las elecciones municipales de 1959, un periodista de São Paulo, Itaboraí Martins, propuso a los habitantes de su ciudad que votasen para el cargo de concejal a Cacareco, un rinoceronte del zoológico. “Fue un auténtico estrago. En aquella época, los electores todavía tenían que escribir el nombre del candidato a mano en la papeleta electoral. Aunque Cacareco no fuese un candidato oficial, acabó teniendo un montón de votos”, recuerda el politólogo Geraldo Tadeu.

En las urnas se enfrentan 32 partidos y 24.000 candidatos. Dentro de esta fiebre electoral, la picaresca y la pillería representan una característica de la cultura política

Casi 100.000 ‘paulistanos’ apostaron por el rinoceronte y Cacareco, que era fémina a pesar del nombre, se convirtió en el caso más famoso de voto de protesta en Brasil. Fue un éxito sin precedentes, si tenemos en cuenta que en aquellos comicios el candidato más votado recibió tan sólo 110.000 papeletas.

En las elecciones de 1988 fue la vez del mono Tião, que por una gracia de la revistaCassetta Popular, que defendía el voto nulo, se convirtió en el fenómeno mediático del año. El equipo de la revista propuso elegir al primate como alcalde de Río de Janeiro. Tião, un chimpancé de 1,52 metros de altura y 70 kg de peso, era conocido en la Cidade Maravilhosa por su proverbial mala leche. Tenía la perversa costumbre de lanzar sus propios excrementos a los visitantes del zoológico. Aun así, recibió 400.000 votos y consiguió el récord Guinness por ser el mono más votado del mundo.

Cuando el ‘macaco Tião’ falleció de diabetes en 1996, a los 33 años de edad, fue decretado un día de luto oficial en Río de Janeiro. Hasta el prestigioso diario francés Le Monde recogió la noticia en su portada. La alcaldía mandó erguir una estatua de cuerpo entero en el zoológico, que desde entonces es un lugar de culto para los frikis cariocas.

A partir de 1996, los electores brasileños ya no pudieron votar a personajes peculiares como Tião y Carareco porque fue introducida la urna electrónica. Pero las trastadas electorales no acabaron con la tecnología. Las listas de los candidatos más extravagantes de la historia proliferan en YouTube.

Super Moura, el travesti Leucreti do Brasil que habla en rimas o la Mujer Pera son sólo algunos de los superhéroes electorales que se han postulado a lo largo de la historia reciente para salvar Brasil de la ruina. En sus vídeos, los candidatos brasileños cantan, bailan y tocan instrumentos. El mercado de jingles electorales es tan floreciente que en Internet abunda la oferta de empresas especializadas y compositores independientes ofrecen melodías electorales de nuevo cuño.

“Contra el comunista, vota Batista”

Volviendo a las elecciones de 2014, merece una mención especial el rayo privatizador del candidato Paulo Batista, que con el superpoder de su mirada alcanza a los universitarios en huelga de São Paulo, que acaban graduados al instante, y privatiza el transporte público. Todo un ejemplo para Esperanza Aguirre y su equipo.

El lema de Paulo es: “Contra el comunista, vota Batista”. En otro vídeo electoral simula una entrevista con William Bonner, el presentador más popular de la TV Globo, y le dice amenazante: “Sí, Bonner, privatizaré TODO”.

Un capítulo aparte es de los candidatos con nombres raros. El analista político Geraldo Tadeu ha identificado un centenar: desde Nojento (Asqueroso), hasta la Mujer Bambú, Rubia.com, Cowboy Beleza, Pez del Samba y Chupa Cabra.

“Los candidatos brasileños no tienen reparo en recorrer a los líderes locales más disparatados con tal de conseguir el máximo número de votos para sus listas”, explica Tadeu. “El caso del humorista Tiririca es paradigmático. Hace cuatro años salió a la arena política diciendo: ‘No sé qué es lo que hace un diputado federal, pero prometo que voy a descubrirlo’. Este mensaje tan simple y tan absurdo hizo gracia a muchas personas y Tiririca terminó siendo el candidato más votado de 2010”, concluye.