Alpine prepara su desembarco en EEUU, y este brutal A110 de 500 CV podría ser decisivo

Pese a una ubicación ciertamente remota, en el tramo sur de la cordillera de las Rocosas, la montaña del Pikes Peak acoge cada año una de las carreras más célebres del mundo. Vehículos de todo tipo se dan cita allí, casi en el centro exacto del estado de Colorado, para afrontar sus 19,93 kilómetros de ascensión hacia las nubes, un recorrido completamente asfaltado desde 2012, pero sin arcenes ni vallas que te salven de barrancos, donde los pilotos alcanzan la meta de la cumbre, situada a 4.301 metros de altitud, después de negociar 156 curvas de todo tipo y salvar un desnivel superior a los 1.400 metros. Una prueba disputada siempre al comienzo del verano y cuya primera edición oficial se organizó en 1916, convirtiéndose con el tiempo en un clásico de los deportes de motor, como las 500 Millas de Indianápolis, las 24 Horas de Le Mans o el Gran Premio de Mónaco de Fórmula 1.

Y la atención que concentra es tal, especialmente al otro lado del Atlántico, que los fabricantes pronto se dieron cuenta de su potencial publicitario. En sus primeras décadas, la prueba de Colorado fue un coto prácticamente reservado a las firmas locales, pero a partir de los años 80 del pasado siglo, y tras la prohibición de los coches de Grupo B en el Mundial de Rallies, otras marcas volvieron su mirada a la carrera en cuesta del Pikes Peak, donde los organizadores incluyeron desde 1981 una clase bautizada Unlimited. Y si no había límites, todo era cuestión de dinero invertido, del trabajo de los ingenieros y de la habilidad de los pilotos.

Es así como Audi inscribió en 1984 su Quattro S1, que se anotó la victoria y permitió que la francesa Michele Mouton pasara a la historia como primera mujer que ganaba en el pico Pikes. Después llegarían otros coches míticos, como el Peugeot 405 Turbo 16, pilotado por el finlandés Ari Vatanen en 1988; o el Suzuki SX4 con el que el japonés Nobuhiro Monster Tajima se erigió en leyenda del Pikes Peak al imponerse desde 2006 hasta 2011. En 2013 el protagonismo sería para el galo Sebastien Loeb, a los mandos de un Peugeot 208 T16 con 875 CV que rendía tributo a la victoria lograda un cuarto de siglo antes por la firma del león, y cinco años más tarde Volkswagen alineaba en la salida, con Romain Dumas al volante, su impresionante prototipo eléctrico ID.R Pikes Peak, que no sólo venció, sino que fue el primer coche en bajar de los ocho minutos al recorrer los casi 20 kilómetros, estableciendo un récord que aún está vigente.

Y ahora, Alpine

Aquellos triunfos de Audi, Peugeot, Suzuki o Volkswagen perduran de un modo especial en el recuerdo de los aficionados, por ser victorias a domicilio, y sin duda contribuyeron a incrementar el grado de conocimiento y la valoración de esos fabricantes tanto en Norteamérica como en el resto del mundo. Un trampolín que ahora quiere utilizar también Renault Group con su marca más exclusiva, Alpine, para la que el CEO del gigante automovilístico francés, Luca de Meo, tiene reservados planes en Estados Unidos, un mercado que permitiría a Alpine aumentar su volumen de ventas y su rentabilidad, por más que todavía sea pronto para concretar modelos.

Y es que ahora la gama ofrece solo el cupé biplaza A110, pero pronto llegarán el A290, que es un utilitario eléctrico de altas prestaciones, y más adelante será el momento de un SUV o crossover de talla media, también eléctrico. Pero, muy probablemente, ni uno ni otro se vendan al otro lado del Atlántico. Porque De Meo habló a finales del pasado año de dos modelos específicos de Alpine para Norteamérica, y ambos SUV: uno de tamaño medio y otro más grande; aunque previstos, respectivamente, para 2027 y 2028.

Sin embargo, y aunque el calendario americano de Alpine va para largo, en la marca quieren empezar a caldear el ambiente. El año pasado, de hecho, se presentó en Estados Unidos la edición especial GP Miami F1 del A110, coincidiendo con la carrera de Fórmula 1 disputada en la famosa ciudad de Florida. Y ahora, para seguir promocionando la marca Alpine entre los estadounidenses, se desvela el A110 Pikes Peak, un prototipo basado en la versión de serie A110R pero que introduce modificaciones de todo tipo para luchar por la victoria el próximo 25 de junio en los 19,93 kilómetros de ascensión a la montaña de Colorado.

Las primeras pruebas ya se han completado con éxito hace una semana en el circuito francés de Lurcy-Lévis, y ahora los componentes de Alpine y el equipo de competición Signatech se trasladarán al sur del país vecino para completar los ensayos, antes de volar con el A110 Pikes Peak hacia las Rocosas.

Una versión de rasgos espectaculares en la que destacan las llantas carenadas o el generoso tamaño de sus elementos aerodinámicos, un rasgo común de los coches que han triunfado en la prueba estadounidense en los últimos tiempos. Porque deflectores, splitters y el gigantesco alerón posterior doble tienen como misión principal pegar aerodinámicamente el vehículo contra el suelo en las 156 curvas de la carrera, pero también canalizar el flujo de aire hacia un motor que, en este caso, rondará los 500 CV. No parece mucha potencia en comparación con algunas de las máquinas inscritas en la prueba en las últimas décadas, pero Alpine explica que el peso del coche se ha reducido a 950 kilos. Además, el A110 no entra en la categoría superior Unlimited, sino en la clase Time Attack 1, que obliga a mantener varias características del modelo de calle, como la cilindrada (motor 1.8 de gasolina turboalimentado) o el tipo de tracción (trasera en el A110).

En cuanto al piloto, la marca francesa ha elegido a su compatriota Raphaël Astier, ganador en 2022 de la FIA R-GT Cup con un A110 Rally y que, con anterioridad, ha disputado la ascensión al Pikes Peak en cuatro ocasiones. Él será el encargado de cumplir el objetivo autoimpuesto por Alpine para su estreno en Colorado: batir el récord de la categoría Time Attack 1. Pero Luca de Meo es ambicioso y los retos futuros de la marca podrían ir más allá.