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Los inversores verdes se quedan en blanco: volvamos a las reglas básicas de la inversión
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Los inversores verdes se quedan en blanco: volvamos a las reglas básicas de la inversión

Resulta que el mundo real es más duro de lo que decían los defensores de la inversión medioambiental, social y de gobernanza (ESG, por sus siglas en inglés)

Foto: Foto: Getty/Spencer Platt.
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Si inviertes en función de tus opiniones políticas, es poco probable que ganes dinero. Las empresas que atraen a los izquierdistas o a los derechistas pueden ser buenas o malas inversiones, pero el hecho de ser, en la política actual, limpias y favorables a los sindicatos en el caso de la izquierda o de estar a favor de los combustibles fósiles y las armas en el caso de la derecha no es ni lo uno ni lo otro. Lo que importa es su capacidad para ganar dinero y lo mucho que se les valora.

Los inversores ecologistas se dieron cuenta de esto el año pasado, cuando una venta coordinada de todo lo que tuviera credenciales ecológicas dio al traste con la idea de ganar dinero haciendo el bien.

Resulta que el mundo real es más duro de lo que decían los defensores de la inversión medioambiental, social y de gobernanza (ESG, por sus siglas en inglés). Las lecciones han sido duras, pero deberían recordar a los inversores del sector algunos de los fundamentos de la inversión. La caída de los precios ha mejorado las perspectivas de los valores.

Este año ha sido casi universalmente malo para las inversiones verdes. Los dos valores con peores resultados del S&P 500 son las empresas solares Enphase Energy y SolarEdge Technologies, que han caído un 60% y un 70% respectivamente. Los valores de hidrógeno han caído en picado, encabezados por Plug Power, que advirtió que podría no sobrevivir. A los promotores de parques eólicos les ha ido tan mal que se han retirado de algunos contratos: la danesa Ørsted ha perdido un 48% en dólares y NextEra Energy, con sede en Florida, un 29%.

Foto: Foto: Getty/Spencer Platt.
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Los coches eléctricos también han decepcionado, golpeando a las empresas emergentes y a los proveedores, y haciendo caer el precio de los minerales de litio, utilizados para producir el metal de las baterías, en tres cuartas partes o más, aunque las acciones de Tesla, líder del mercado, han sido una excepción. Al igual que se produjo una liquidación verde coordinada, en el último mes se ha producido un rebote parcial coordinado.

Esta es la primera lección: la deuda. El sector de las energías limpias depende de una gran cantidad de préstamos, por lo que los tipos de interés elevados son realmente perjudiciales. Roman Boner, que dirige un fondo de energías limpias en la gestora de fondos holandesa Robeco, señala que los grandes proyectos suelen financiarse con un 80% de deuda, por lo que las subidas de los costes de financiación tienen un gran impacto en la competitividad.

Foto: Logo de Euronext en París. (Reuters/ Benoit Tessier)

Los inversores que compraron acciones ecológicas probablemente no pensaban que estuvieran haciendo una apuesta apalancada sobre los bonos del Tesoro, pero eso es lo que les ha tocado. Tampoco se trata solo de los costes de financiación de las empresas. Los elevados costes de los préstamos afectan a la demanda de los consumidores de energía solar para tejados y de coches eléctricos. Ambos suelen arrendarse, ya que los costes de arrendamiento dependen del coste de la deuda.

A un nivel muy alto, se trata de pensar a largo plazo. Los tipos bajos animan a los inversores a que piensen así, porque hacen que los beneficios futuros sean casi tan valiosos como los actuales, y fomentan el endeudamiento para tratar de asegurar esos beneficios futuros.

Los tipos altos fomentan el pensamiento a corto plazo, al hacer que los beneficios actuales sean mucho más valiosos que los futuros: ¿por qué apostar por el futuro cuando se puede ganar un 5% con las letras del Tesoro? A corto plazo obtenemos beneficios de los combustibles fósiles, mientras que a largo plazo obtenemos energía limpia o calentamiento global. La reciente subida de tipos ha animado a los inversores a pensar a corto plazo.

Foto: Reunión de un equipo en una empresa. (Pexels)

La segunda lección: el gobierno. Ronald Reagan exageraba cuando declaró que "las palabras más aterradoras de la lengua inglesa son: 'Soy del Gobierno, y he venido para ayudar". Pero los inversores que confían en las subvenciones estatales para asegurarse beneficios se dejan a merced tanto de los políticos volubles como de los burócratas que preocupaban a Reagan. La liquidación de este año se ha visto agravada por los burócratas y su incapacidad para proporcionar detalles de muchas de las subvenciones prometidas en la mal llamada Ley de Reducción de la Inflación (IRA) del año pasado.

"Todavía esperamos obtenerlos a finales de año", afirma Ed Lees, codirector del grupo de estrategias medioambientales de BNP Paribas Asset Management. El siguiente problema podrían ser los políticos, al menos si Donald Trump gana la presidencia y acaba con el IRA. Lees cree que será difícil, porque muchos proyectos subvencionados por el IRA se dirigen a estados republicanos. Pero lo cierto es que Trump no simpatiza con las causas medioambientales.

La tercera lección es la más relevante para comprar hoy: la valoración. Comprar acciones cuando están de moda y sobrevaloradas es una receta para el desastre. Quizás el ejemplo más extremo de los últimos tiempos sea el ETF L&G Hydrogen Economy, lanzado en Londres en febrero de 2021, en pleno auge de las energías limpias. Se desplomó desde el primer día, nunca recuperó su precio de lanzamiento y ha bajado un 55% desde entonces. "Hemos asistido a un duro encontronazo con la realidad", afirma Sonja Laud, directora de Inversiones de L&G Investment Management.

Foto: Chips semiconductores en el circuito de un ordenador. (Reuters/Florence Lo)

La pregunta ahora es si el auge ya ha pasado. A Laud le preocupa que un año de tipos altos no haya acabado con todos los excesos acumulados en 12 años de tipos cercanos a cero. Pero está claro que las valoraciones son mucho más bajas de lo que eran, y confía en que ahora se puedan encontrar oportunidades.

"La enorme prima verde que había antes ya no existe", sentencia Velislava Dimitrova, que gestiona fondos sostenibles en Fidelity International. Los valores de energías limpias "son mucho más interesantes que antes. No creo que las renovables estén muertas".

En el mercado de bonos, los inversores ya no pagan grandes primas medioambientales por bonos verdes, si es que pagan alguna. En acciones, es más difícil de juzgar: el índice S&P Global Clean Energy cotiza con descuento respecto al mercado mundial en algunas medidas, pero no en otras, lo que hace difícil concluir que el sector en su conjunto es una ganga maravillosa. Aun así, es una buena noticia para los compradores que su popularidad se haya reducido. Los inversores que se preocupan más por los beneficios que por los objetivos pueden por fin volver a considerar los valores de energías limpias.

*Contenido con licencia de The Wall Street Journal.

Si inviertes en función de tus opiniones políticas, es poco probable que ganes dinero. Las empresas que atraen a los izquierdistas o a los derechistas pueden ser buenas o malas inversiones, pero el hecho de ser, en la política actual, limpias y favorables a los sindicatos en el caso de la izquierda o de estar a favor de los combustibles fósiles y las armas en el caso de la derecha no es ni lo uno ni lo otro. Lo que importa es su capacidad para ganar dinero y lo mucho que se les valora.

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