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Más capital (riesgo) y menos ideología, así rescata Francia a su GIFAS
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Más capital (riesgo) y menos ideología, así rescata Francia a su GIFAS

El mundo del dinero encierra claves de poder y de intereses que explican el sentido de muchas operaciones, movimientos y desenlaces. Ibex Insider ofrece pistas para entender a sus protagonistas

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También el coronavirus ha removido los pilares convencionales del capitalismo. Raro es el país (hablamos de Europa) donde el dinero público no ha acudido el rescate de su tejido empresarial. Nadie debe quedarse atrás, pero tampoco ningún sector estratégico. Cada uno a su manera y en función de sus posibilidades (pese al programa de ayudas europeo), pero también con base en cada programa político, lo que establece claras diferencias entre España, Francia, Alemania, Italia e incluso el escindido Reino Unido.

Mientras España anunció a finales de 2020 un programa de ayudas de 4.200 millones para la primera industria del país, entiéndase, el turismo, a repartir también con hostelería y pequeño comercio, el Ejecutivo de Emmanuel Macron ha dado forma a una parte complementaria del plan de rescate para uno de sus sectores de mayor valor añadido: la industria aeroespacial y de defensa (GIFAS) y, en concreto, para los cuatro principales fabricantes nacionales: Airbus, Dassault, Safran y Thales.

Foto: Foto: Angel Haro, presidente de Prodiel.

Al margen de otras ayudas similares a los ERTE y a las líneas ICO (por 15.000 millones), desde el Elíseo han ido más allá. En verano, inspiró y participó en el lanzamiento de un fondo, gestionado por la gestora de capital riesgo Ace Capital Partners (filial de Tikehau Capital), para reforzar el capital de empresas estratégicas del sector aeronáutico francés, debilitadas por la actual crisis. El objetivo del ‘rescate’ es prepararles para un entorno poscrisis, ayudarles en su desarrollo y contribuir al fortalecimiento del sector.

La participación pública ha hecho de imán para otros inversores, siguiendo un patrón similar al impulsado en España con el Fond-ICO en la anterior crisis. El último en sumarse a ese fondo aeroespacial ha sido Crédit Agricole, uno de los grupos financieros líderes del país, que ha comprometido 100 millones de euros junto al Gobierno. Esta inversión, además, responde a los ejes del plan de recuperación francés (Plan de Relance) que define el marco de prioridades, el mismo que aquí coordinan Manuel de la Rocha e Iván Redondo.

Como en todos los países, los planes de choque a corto plazo pretenden ayudar a seguir adelante a las empresas debilitadas por la crisis. En el caso francés, el sector aeroespacial emplea a más de 380.000 trabajadores, una gran parte con perfiles de alto valor añadido, y cuenta con un ecosistema de pequeñas y medianas empresas necesitadas de innovación y transformación digital, imposible de afrontar si su relación como proveedores con los grandes del sector desaparece. Dinero por arriba para llegar hasta abajo.

Foto: El ministro de Consumo, Alberto Garzón. (EC Diseño)

Este modelo choca bastante con el empleado en España, por ejemplo, para la industria del turismo. Bien es cierto que todo resulta más complicado con un sector atomizado y repleto de autónomos. La propia ministra Reyes Maroto, a la hora de explicar sus esfuerzos para auxiliar al sector, reconoció hace unas semanas que se han movilizado más de 110.000 millones de euros de financiación para casi 600.000 empresas, con casi 750.000 empleados asistidos por el paraguas de los ERTE. Todo para contener la hemorragia.

A la hora de ayudar a los sectores más afectados, el Gobierno de PSOE y Unidas Podemos no ha querido contar ni con las manos ni con el dinero del sector privado articulado a través de la industria inversora nacional, un rechazo que ahora está en revisión. Pudiendo ir de la mano y ampliar el impacto de los recursos públicos, la tesis de monopolizar la acción del rescate resultará insuficiente y serán muchos quienes terminen en manos de dinero de última instancia. Luego los llamarán buitres, pero se lo dejaron a huevo.

También el coronavirus ha removido los pilares convencionales del capitalismo. Raro es el país (hablamos de Europa) donde el dinero público no ha acudido el rescate de su tejido empresarial. Nadie debe quedarse atrás, pero tampoco ningún sector estratégico. Cada uno a su manera y en función de sus posibilidades (pese al programa de ayudas europeo), pero también con base en cada programa político, lo que establece claras diferencias entre España, Francia, Alemania, Italia e incluso el escindido Reino Unido.

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