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La función del coche eléctrico que desconocías y te podrá ahorrar hasta 1.200 euros al año
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PLENAMENTE OPERATIVA A PARTIR DE 2025

La función del coche eléctrico que desconocías y te podrá ahorrar hasta 1.200 euros al año

La carga bidireccional permite guardar en la batería del vehículo el excedente de una instalación de autoconsumo para usar o verterlo a la red cuando la luz está más cara

Foto: Un coche eléctrico, en una estación pública de recarga.
Un coche eléctrico, en una estación pública de recarga.
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El coche eléctrico no solo sirve para viajar y moverse por la ciudad. Tiene otra función desconocida por muchos y que hasta ahora prácticamente no se había podido usar, al menos con un retorno económico sustancial. Las baterías de nueva generación van a cambiar esta realidad: en unos pocos años han pasado de apenas una decena de kilovatios (kW) a un centenar. Y esto es un tesoro para la gallina de los huevos de oro de la energía del futuro: el almacenamiento.

Quienes posean un vehículo de estas características pueden usar las pilas no solo para hacer funcionar la máquina, sino también para ganar dinero. O, al menos, para ahorrarlo, a través de lo que se conoce como carga bidireccional. No es más que el concepto de carga reversible o inversa de los dispositivos electrónicos —el empleo de un smartphone, por ejemplo, para alimentar otro—, pero llevado a una escala superior. En este caso, es el propio coche el que puede servir para proporcionar energía a la vivienda.

Para ello, solo hace falta contar con un cargador bidireccional. Es decir, que no solo permita transmitir energía desde la fuente hasta el vehículo, sino desde el vehículo hacia otro receptor. Estos dispositivos son sensiblemente más caros que los convencionales. De hecho, se pueden adquirir por un precio aproximado de entre 3.000 y 4.000 euros, frente al millar que, habitualmente, valen los que no gozan de esta función. Pero, usados eficientemente, la diferencia se amortiza en menos de tres años.

Son cálculos de Guillem Iváñez, jefe de carga bidireccional de Wallbox, la multinacional española especializada en la fabricación de baterías para vehículos eléctricos. Según este ingeniero, el ahorro al que se llegará en los próximos años con esta actividad puede oscilar entre los 700 y los 1.200 euros por ejercicio. Pero para eso todavía queda un pequeño camino por delante.

La fecha clave, dice, es el segundo semestre de 2024, cuando todas las marcas empezarán a ofrecer vehículos con baterías de gran tamaño disponibles para la carga bidireccional. De momento, Cupra es la única que vende coches compatibles con el Quasar 2, el nuevo dispositivo que Wallbox sacará al mercado en octubre. El modelo Born de la división deportiva de Seat tiene una batería de 77 kW que se puede usar para alimentar una vivienda. "Esto da una propuesta de valor más sólida, hace mucho más fácil la transición al coche eléctrico, la acelera. Es un game changer", asegura Iváñez.

En un futuro, la carga bidireccional servirá como tecnología de respaldo para el sistema eléctrico

La utilidad de la carga bidireccional es triple. Por un lado, se puede usar para ganar dinero o ahorrarse un poco en la factura de la luz, que es la función más intuitiva. Pero también servirá en un futuro como tecnología del respaldo para el sistema, ya que permitirá que los usuarios aporten a la red la energía que tengan almacenada cuando la oferta no pueda cubrir la demanda. Es lo que ahora hacen las nucleares o los ciclos combinados de gas, que no están al albur de las intermitencias propias de unas renovables muy condicionadas por los factores climáticos. Por último, aporta una independencia energética que en España puede resultar anecdótica, pero ya está sirviendo para que algunas familias estadounidenses afectadas habitualmente por fenómenos meteorológicos extremos (nevadas, huracanes...) mantengan el suministro en sus viviendas a pesar de los apagones.

En cuanto al ahorro, el sistema funciona de una forma muy sencilla. Quien posea una instalación de autoconsumo en casa puede especular a través de su coche. Si hasta ahora lo más habitual era verter al sistema el excedente al precio que estuviera en cada momento, con la carga bidireccional ese exceso de producción se puede guardar en el coche para vender cuando la luz está más cara y, por tanto, obtener un beneficio. O, simplemente, para consumir cuando la producción de las placas solares no es suficiente, y así evitar engancharse a la red y pagar un precio mucho más elevado. En definitiva, para ser más eficiente.

Foto: Audi ha aumentado la autonomía del Q8 e-tron con mejoras en las baterías. (Audi)

En algunos países con una regulación mucho más avanzada, como Suecia, incluso es posible que los coches eléctricos actúen como depósito de un activo más que se compra y vende en el mercado. En otras palabras: un consumidor puede adquirir energía de la red convencional cuando está barata, cargar su coche con ella y, cuando esté más cara, devolverla al sistema a través de la carga bidireccional para obtener una plusvalía. Esa práctica está prohibida en España.

De hecho, la legislación nacional se encuentra poco desarrollada y presenta algunas lagunas frente a esta nueva realidad. La ausencia de una regulación específica hace que, cuando el coche actúa como una batería externa, esté afectado por el marco legislativo de las baterías, mientras que, cuando la energía se inyecta a la red, el marco legislativo sea el de un generador eléctrico, como ocurre con quienes tienen unas placas solares en su tejado y vierten el excedente. Iváñez cree que el avance de la tecnología, que estará plenamente operativa en 2025, conducirá a una regulación propia para la carga bidireccional.

Guillem Iváñez (Wallbox): "Es beneficioso para toda la cadena de valor: para el cliente, para las eléctricas y para los fabricantes de coches"

El ingeniero de Wallbox considera que esta nueva forma de consumir —y comerciar— con la energía a través del coche eléctrico resulta positiva para las diferentes partes implicadas: "Es beneficioso para toda la cadena de valor: para el cliente, para las eléctricas y para los fabricantes de coches". Los primeros pueden ahorrarse un dinero o incluso obtener beneficios, los segundos encontrarán mayor flexibilidad y seguridad en el sistema y los terceros una utilidad extra para su producto.

De momento parece ciencia ficción, pero el uso del coche eléctrico para ganar dinero comerciando energía, no quedarse a oscuras cuando hay apagones e incluso regular mejor la oferta y la demanda en el mercado está a punto de hacerse realidad. "Será una tecnología bastante común", concluye Iváñez.

El coche eléctrico no solo sirve para viajar y moverse por la ciudad. Tiene otra función desconocida por muchos y que hasta ahora prácticamente no se había podido usar, al menos con un retorno económico sustancial. Las baterías de nueva generación van a cambiar esta realidad: en unos pocos años han pasado de apenas una decena de kilovatios (kW) a un centenar. Y esto es un tesoro para la gallina de los huevos de oro de la energía del futuro: el almacenamiento.

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