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Subir tipos sin que nada se rompa: el complejo camino del BCE ante el espejo de la Fed
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Subir tipos sin que nada se rompa: el complejo camino del BCE ante el espejo de la Fed

Mientras la Fed se prepara para detener el ciclo de subidas, el banco europeo tiene razones para perseverar. Pero Lagarde y los suyos no pueden obviar los riesgos a los que se enfrentan

Foto: Christine Lagarde, presidenta del BCE.
Christine Lagarde, presidenta del BCE.
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El BCE encara este jueves una nueva cita con los mercados con el objetivo de plasmar ante los inversores los últimos avances en su estrategia para combatir la crisis inflacionaria, que penaliza a la eurozona desde hace ya casi dos años. Con pocas dudas de que la institución que preside Christine Lagarde subirá los tipos de interés por séptima reunión consecutiva, la atención de los inversores se centrará en las pistas sobre cuáles serán sus siguientes movimientos.

El banco central de la eurozona encarará esta tarea apenas unas horas después de que la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) haya hecho lo propio, ejecutando igualmente (lo contrario habría sido toda una sorpresa) una nueva alza del precio del dinero (25 puntos básicos más), que, sin embargo, algunos expertos empiezan a pensar que podría ser la última del actual ciclo, que habrá llevado los tipos de interés en la mayor economía del mundo del 0 al 5% (en su límite bajo) en poco más de un año.

Con el regreso de las tensiones en torno a la banca mediana estadounidense, con la caída de First Republic y otras dos entidades bajo el foco del mercado, son muchas las voces que consideran que la Fed se aproxima a una pausa para poder calibrar el daño real que sus pasos anteriores han producido ya (o están produciendo) en la economía del país. Con los datos macroeconómicos reflejando una creciente debilidad, que también empieza a plasmarse (aunque desde niveles históricamente positivos) en el mercado laboral, no faltan quienes defienden —de hecho, es la visión que predomina en el mercado— que esa pausa vendrá seguida de una reversión de las subidas en los próximos meses.

Foto: Oficina de First Republic en San Francisco. (Justin Sullivan/ Getty)

Con la Fed considerada habitualmente como el director de orquesta de los bancos centrales mundiales, la perspectiva de su próximo parón y posible paso atrás puede trasladar la idea de que medidas similares pueden ser adoptadas por el resto de sus iguales, incluido el BCE.

Conviene, sin embargo, tener en cuenta que son muchas las cuestiones que separan actualmente a ambos bancos centrales y que hacen menos probable pensar que la institución que preside Lagarde pueda mirarse en el espejo de la Fed para determinar sus próximos pasos. No en vano, en el caso del BCE aún hay voces que abogan por un alza de los tipos de interés de 50 puntos básicos en la reunión de este jueves, extendiendo el mismo ritmo de subidas de las tres reuniones previas.

La resistencia de la economía regional, que ha logrado eludir la recesión en el primer trimestre; la persistencia de la inflación, que, de hecho, repuntó en abril (pese a un ligero recorte de los precios subyacentes); los datos que apuntan a una tendencia al alza de los salarios, y la sensación de estabilidad de la banca europea, que parece haber contenido los riesgos de contagio desde Estados Unidos, se muestran como argumentos sólidos para defender, como vienen haciendo desde hace semanas distintos miembros del BCE, que a la institución aún le queda trabajo por hacer.

El descenso de la inflación podría tener poco recorrido sin un frenazo económico mayor

Es cierto, como recuerdan en ING, que el final de las subidas de tipos en Estados Unidos y la recuperación que ya ha experimentado el euro deben suponer un alivio de las presiones del BCE para seguir endureciendo su política. Pero, en ausencia de un deterioro más evidente de la actividad económica, es posible que la relajación desde máximos de las tasas de inflación (conducida, esencialmente, por la caída de los precios energéticos) tenga poco recorrido. Firmas como DWS prevén, incluso, “que la tasa subyacente se mantenga muy por encima de la marca del 5% en los próximos meses”, lo que justificaría varias subidas adicionales de los tipos de interés en la eurozona y, en paralelo, una aceleración del programa de reducción de balance que debería ayudar a frenar la economía.

Nada de esto significa, no obstante, que el BCE pueda permitirse poner en marcha el piloto automático a la espera de una reducción de la inflación. Al fin y al cabo, no es la situación actual la que debe marcar el paso de la política monetaria, sino las perspectivas futuras. Y si bien es cierto que la economía europea sigue mostrando una robustez que parecía impensable hace solo unos meses, también lo es que algunos datos empiezan a evidenciar un deterioro que da alas a quienes advierten de que el golpe económico no se ha evitado, tan solo se ha retrasado.

Foto: El presidente de la Fed de EEUU, Jerome Powell. (Getty/Win McNamee)
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En este sentido, los datos conocidos este martes sobre la evolución del crédito en la eurozona pueden ser vistos como síntomas de que la acción del banco central empieza a afectar a la actividad, ya que el ritmo de endurecimiento de los estándares de crédito se sitúa ya en sus niveles más elevados desde 2011 (en plena crisis del euro), mientras que la demanda de préstamos ha retrocedido al mayor ritmo desde 2008.

Esto no son sino consecuencias lógicas, y probablemente aún insuficientes, de la estrategia diseñada por el BCE para abatir la inflación. Pero el banco central no puede obviar que los resultados de sus políticas suelen hacerse visibles solo con el paso del tiempo y que, cuanto más persista en las mismas, mayor será el riesgo de excederse. En este sentido, lo ocurrido en Estados Unidos sí puede observarse como una referencia de los peligros a los que se expone Europa.

“Seguimos pensando que las turbulencias de las últimas semanas deberían haber sido un claro recordatorio para el BCE de que la subida de los tipos de interés, y en particular el ciclo de ajuste más agresivo desde el comienzo de la unión monetaria, tiene un coste. También es un fuerte argumento a favor de las palomas en el BCE. De hecho, con cualquier otra subida de tipos, aumenta el riesgo de que algo se rompa”, advierten en ING.

El BCE encara este jueves una nueva cita con los mercados con el objetivo de plasmar ante los inversores los últimos avances en su estrategia para combatir la crisis inflacionaria, que penaliza a la eurozona desde hace ya casi dos años. Con pocas dudas de que la institución que preside Christine Lagarde subirá los tipos de interés por séptima reunión consecutiva, la atención de los inversores se centrará en las pistas sobre cuáles serán sus siguientes movimientos.

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