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¿Cuánto crecimiento sacrificará el BCE? La inflación cerca del 2% no es suficiente
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FRENAZO ECONÓMICO EN LA EUROZONA

¿Cuánto crecimiento sacrificará el BCE? La inflación cerca del 2% no es suficiente

El tijeretazo a las previsiones de crecimiento y de inflación aún no es suficiente para que el banco central se plantee rebajar los tipos de interés

Foto: Christine Lagarde, presidenta del BCE. (EFE/Ronald Wittek)
Christine Lagarde, presidenta del BCE. (EFE/Ronald Wittek)
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El Banco Central Europeo (BCE) está siendo tozudo en su persistencia con tipos de interés altos, aunque ceda la inflación, y el mercado está teniendo que modificar sus previsiones. Los inversores esperan ahora cuatro bajadas de tipos en 2024, con la primera en junio.

Desde la última reunión, el mercado ha reducido de seis a cuatro bajadas de tipos la apuesta para este año. Los inversores creen que, con ello, el euríbor se irá al 3% a finales de año, según la cotización de los futuros.

Este cambio se produce pese a que la autoridad monetaria de la eurozona ha constatado importantes avances con la inflación, que "ha seguido reduciéndose". Y desde diciembre, ha recortado la previsión de IPC para 2024 en cuatro décimas, hasta el 2,3%, y otra décima el año que viene, hasta el 2%, y en 2026, al 1,9%. La inflación subyacente también se modera. El BCE espera un 2,6% para el conjunto de 2024, un 2,1% en 2025 y un 2% en 2026.

Esto quiere decir que la inflación ya está cerca del objetivo del BCE a medio plazo, que es que el crecimiento de los precios se sitúe cerca del 2%. Pero para Christine Lagarde, presidenta del BCE, "hay más confianza en la inflación, pero no es suficiente". Y también añadió, este jueves, que "no se ha alcanzado el objetivo".

Foto: Christine Lagarde, presidenta del BCE. (EFE/Wittek)

Así que la desinflación que se está viendo no basta. Y tampoco el frenazo económico que proyecta para los próximos meses, con una expansión prevista del PIB del 0,6% para 2024, dos décimas menos que lo anticipado hace tres meses.

El BCE está dispuesto a sacrificar crecimiento para controlar la inflación. Lo que haga falta, como recuerda la célebre cita de Mario Draghi en 2012. Los bancos centrales ya perdieron demasiada credibilidad cuando dijeron que el auge de la inflación era transitorio como para arriesgarse a vérselas de nuevo con problemas inflacionistas.

Ante la pregunta directa de cuánto crecimiento está dispuesto a sacrificar el BCE, Lagarde ha dicho que el banco central no va a salirse de su objetivo, que es controlar la inflación. También ha asegurado que el Consejo de Gobierno ni siquiera ha debatido la posibilidad de recortar tipos. Aunque ha tenido que hacer malabares dialécticos, porque sí ha reconocido que se ha conversado sobre dejar atrás la política restrictiva.

La tesis central de la estrategia es que la demanda interna se recuperará según gire la política monetaria

La tesis central de la estrategia es que la demanda interna se recuperará según gire la política monetaria, gracias a la paulatina reducción de la inflación y a los futuros recortes de tipos. Pero desde hace tiempo los analistas alertan del riesgo de que los bancos centrales se pasen de frenada y esta desaceleración del PIB sea más profunda y menos coyuntural que lo que prevén en Fráncfort.

Y es que el crecimiento sigue desacelerándose en la eurozona. Lagarde admite que las condiciones financieras son restrictivas, reduciendo la demanda. Y también que hay riesgos a la baja sobre el crecimiento, ya de por sí raquítico, y que no evitará la recesión por mucho. De hecho, no es de extrañar que vuelvan los análisis sobre el riesgo de contracción del PIB.

Foto: Christine Lagarde, presidenta del BCE. (Reuters)

"El crecimiento podría ser menor si los efectos de la política monetaria resultan más fuertes de lo esperado. Una economía mundial más débil o una mayor desaceleración del comercio mundial también afectarían al crecimiento de la eurozona. La guerra en Ucrania y el trágico conflicto en Oriente Medio son fuentes importantes de riesgo geopolítico", ha enumerado Lagarde.

Una serie de amenazas sobre el crecimiento del PIB que no es suficiente para sacar al BCE de su inmovilismo. Al menos hasta junio. Todo apunta ahora a que será el mes en el que se inicie un ciclo de recortes de tipos más tibio de lo que anticipó el mercado hace unos meses. Sea cual sea el crecimiento, aunque ya casi no haya.

La propia Lagarde ha dicho que habrá más datos para evaluar posibles decisiones. El mercado espera ahora cuatro recortes de tipos, dos menos que hace apenas dos meses. Y apuesta por un euríbor en el 3%, frente al 2,4% que esperaba a principios de año.

"El crecimiento podría ser menor si los efectos de la política monetaria resultan más fuertes"

Hasta junio, con la reunión de abril por medio, en la que no habrá actualización de previsiones y ahora no se esperan cambios, Lagarde llama a los gobiernos a reducir las medidas que desplegaron contra la inflación, e insiste en que hay presiones inflacionistas. La presidenta del BCE habló del crecimiento sostenido del empleo y que hay presiones salariales que afectan a la inflación doméstica. El aumento de los salarios y la caída de la productividad mantienen presiones "elevadas" sobre los precios, aunque reconoció que también aquí hay cierto punto de inflexión.

El BCE ha constatado que cada vez hay menos vacantes sin cubrir y que menos empresas informan de que la producción se ve limitada por la escasez de mano de obra. "Hay señales de que el crecimiento de los salarios está empezando a moderarse", dijo Lagarde. También, que los beneficios están absorbiendo parte de los aumentos de los costes laborales, lo que reduce los efectos inflacionarios. Pero no basta en Fráncfort.

El Banco Central Europeo (BCE) está siendo tozudo en su persistencia con tipos de interés altos, aunque ceda la inflación, y el mercado está teniendo que modificar sus previsiones. Los inversores esperan ahora cuatro bajadas de tipos en 2024, con la primera en junio.

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