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Golpe de la banca a las gestoras extranjeras: el mercado de fondos retrocede una década
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SALIDAS DE 19.000 MILLONES

Golpe de la banca a las gestoras extranjeras: el mercado de fondos retrocede una década

Las gestoras extranjeras sufrieron en 2022 su peor año desde la crisis financiera, pese a que los fondos españoles recibieron entradas netas de más de 17.000 millones

Foto: Oficina de CaixaBank. (EFE/Bruque)
Oficina de CaixaBank. (EFE/Bruque)
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La industria española de fondos de inversión ha vuelto, al menos por el momento, una década atrás. A una época previa a MiFID II en la que los bancos colocaban mayoritariamente fondos propios, arrinconando a las gestoras internacionales para introducir sus productos solo en las carteras de los inversores más sofisticados de banca privada. La diferencia es que ahora está MiFID II, así que se hace con el amparo de la regulación que propuso la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).

Los fondos españoles captaron, en términos netos, 17.219 millones, según datos de la patronal de gestoras, Inverco. El patrimonio acabó en 306.198 millones. Es decir, los fondos españoles tuvieron buen comportamiento comercial en un año nefasto de mercados, con pérdidas generalizadas tanto en renta variable como en renta fija. Los números rojos fueron del 8% de media en renta fija a largo plazo, y de dos dígitos en renta variable, con los peores resultados en Estados Unidos y emergentes, del 17% en cada caso.

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Las gestoras de los grandes bancos han liderado la captación de dinero. CaixaBank es la primera, con 4.896 millones, por delante de BBVA (3.751 millones) y Kutxabank (2.308 millones). También por encima de 1.000 millones están Ibercaja, Bankinter y Gescooperativo, la gestora de Grupo Caja Rural. Cerca de este umbral se queda Sabadell.

El año sirve para romper con lo que era habitual antes del covid. Esto es, que los inversores compraran cuando los activos subían y viceversa. La duda es si se debe a un aumento de la cultura financiera, lo que sería positivo, o a una mayor capacidad de ventas con la estrategia de la banca en los últimos años. Y es que a raíz de la entrada de MiFID II en 2018, los bancos han ido modificando la forma en que colocan productos de inversión.

Los fondos más vendidos muestran que los bancos han conseguido este resultado a través de las carteras de gestión discrecional y de inundar la red con productos para el cliente conservador. En vez de remunerar los depósitos con la subida de tipos de interés, los bancos optan por lanzar fondos garantizados y, sobre todo, vehículos de renta fija a vencimiento. Son fondos compuestos por bonos, principalmente de España e Italia, que se quedan en cartera de forma pasiva durante el horizonte temporal del fondo. En medio, los clientes podrían sufrir pérdidas y hay penalizaciones en algunos casos si recuperan su dinero.

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En este contexto comercial, las cosas no han ido bien para todos. Hay gestoras independientes españolas con buen resultado comercial, como Abante o azValor, y otras para las que ha sido nefasto, como Bestinver, que encabeza las salidas netas. Pero si hay un colectivo que ha sufrido una auténtica sangría, es el de las gestoras internacionales, cuyo peso había ido creciendo en la industria española. Su patrimonio estaba en 228.245 millones en septiembre, según los últimos datos de Inverco.

Los números que manejan en el sector, según fuentes del mercado, son de salidas netas en España de 19.000 millones hasta noviembre, a partir de bases estadísticas como la de la consultora Broadridge. Hay razones coyunturales y otras estructurales para explicar esta sangría, que algunas gestoras internacionales temen que se mantenga, mientras que otras son más optimistas.

Las coyunturales tienen que ver con los mercados. El desplome de los activos de riesgo ha provocado salidas de dinero de fondos de fondos, compuestos por productos de gestoras internacionales, y también de fondos comprados directamente. Pero la venta de productos conservadores, para los que los bancos no necesitan a las gestoras internacionales, ha permitido el mencionado resultado global. Hay que tener en cuenta que MiFID II exige que la oferta esté compuesta de productos también de terceros para poder cobrar retrocesiones, que son las comisiones que se queda el vendedor. En este caso, el banco, aunque el fondo sea de una gestora del grupo.

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Hay otro tema más estructural, y tiene que ver con las carteras de gestión discrecional, una forma de vender fondos aplaudida por la propia CNMV en la época de Sebastián Albella, cuando moldearon MiFID II para romper con el modelo tradicional de ventas de fondos en España. Es decir, con las retrocesiones y el conflicto de interés que genera el hecho de que el vendedor se lleve una comisión del producto y pueda decidir en función de ella en vez de atender la mejor opción del inversor.

A partir de 2018, CaixaBank apostó por las carteras de gestión discrecional, con cobro explícito y sin retrocesiones, por las que el cliente delega la inversión. Son carteras prefabricadas según diferentes perfiles de riesgo. Otros bancos optaron por fondos de fondos y añadir productos de terceros a la oferta, pero han ido basculando hacia el modelo de carteras de gestión discrecional, que tan buen resultado da. Los ingresos son más predecibles, porque no hay reembolsos masivos cuando caen los mercados, y es más fácil incentivar las aportaciones periódicas. En CaixaBank, que es líder, ya suponen más de la mitad del patrimonio de la gestora.

No obstante, y aquí viene el problema estructural de las gestoras internacionales, los bancos cada vez usan más producto propio para rellenar las carteras de gestión discrecional, apostando por la opción de la doble comisión —la explícita de la cartera y la implícita de los fondos de su gestora—. Según datos de Inverco, el 75% del patrimonio de estas carteras es de fondos del grupo bancario. Es difícil pensar que la mejor opción en el 75% de los activos es un fondo de la casa y no uno cualquiera de gestoras independientes españolas o internacionales.

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Mientras siga esta tendencia, las gestoras internacionales tienen un nicho cada vez más reducido para vender fondos, porque la distribución minorista de los bancos parece ir por este camino. El patrimonio de las carteras alcanza los 102.455 millones, un tercio del total de activos que tienen los fondos españoles. Pero la dinámica es de claro crecimiento. Santander, por ejemplo, está dando una vuelta a su gestora y una de las prioridades de su nuevo plan estratégico es apostar por las carteras de gestión discrecional.

Aun así, a las gestoras internacionales siempre les queda la banca privada, seguros de vida ahorro para invertir como los unit links o los fondos de fondos, que siguen siendo habituales en la industria. También está la inversión directa a través de supermercados de fondos como MyInvestor, Renta 4, Tressis, Openbank, etc. Y los robo advisors para fondos indexados y ETF, normalmente de firmas extranjeras.

Así, algunas gestoras extranjeras creen que se recuperará el volumen de negocio en 2023 si los mercados tienen mejor comportamiento. Ralph Elder, director general de BNY Mellon Investment Management para Iberia, Latam y Offshore, cree que, aunque es imposible predecir los mercados, “esperamos ver más oportunidades para la gestión activa en un entorno menos influenciado por los estímulos de los bancos centrales. Prevemos que la renta fija ofrezca más oportunidades, pero no hay que olvidar la volatilidad, el camino para obtener rentabilidad puede venir con curvas”.

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En general, añade, “pensamos que 2023 será un año en que tendremos que seleccionar nuestras apuestas con cuidado y de forma muy concreta, apoyándonos en el análisis fundamental y pensando siempre en la calidad de las inversiones subyacentes”.

Desde el punto de vista del inversor, la dinámica de que se reduzca el peso de las gestoras internacionales podría tener una explicación negativa, opina Víctor Alvargonzález, fundador de Nextep: “Este año ha caído más la renta fija en términos relativos que la propia renta variable. La caída de la bolsa ha estado dentro de la media histórica de periodos bajistas, incluso por debajo, mientras que el desplome de la renta fija no se veía desde 1926. Y ahí se manifiesta de nuevo el conflicto de interés que existe en España del asesor/distribuidor, porque los asesores bancarios llevaron ese dinero a fondos de renta fija de medio largo plazo, que tuvieron entradas récord en el primer semestre del año y que han sido un quebradero de cabeza para los inversores”.

De cara al futuro, Borja Nieto, cofundador de Micappital, cree que “los fondos internacionales cada vez van a tener un peso más importante en las carteras de los clientes españoles. Para nosotros, estos datos refuerzan la teoría de que aún hay mucho camino por recorrer en el asesoramiento en España, los bancos se están aprovechando de las malas rentabilidades de la mayoría de productos para vender fondos propios nuevos”.

Sobre las carteras de gestión discrecional, Nieto arguye que podrían ser un buen producto para gente que no tiene tiempo o interés de estar pendiente de su inversión. El problema, matiza, “es que este producto no se está usando de la forma en que se pensó, y los bancos están aprovechando para colocar productos suyos por debajo. De cara al cliente, es una noticia muy negativa que se esté llevando a cabo esta práctica, ya que hace que sus inversiones no estén en los mejores fondos disponibles, sino en lo que más le interesa a la entidad, aumentando sus comisiones y empeorando la calidad de su plan de inversión”.

Foto: Fachada de El Corte Inglés de Serrano, en Madrid. (EFE/Kiko Huesca)

"La presencia de fondos de la casa no es casual", agrega Alvargonzález, sino que "ayuda a las entidades a incrementar, en cierto modo artificialmente, su colocación de fondos y supone pérdida de competencia y de priorizar el interés del cliente. Las mejores gestoras del mundo en casi cualquier activo son extranjeras, con pequeñas excepciones en España, que no son precisamente bancarias. Los bancos y las entidades de gestión de cartera han aprovechado la confusión del mercado para reducir la presencia de fondos extranjeros con los que tienen que compartir la comisión de gestión". Así, en su opinión, ha habido un paso atrás en la diversificación y calidad de las carteras.

En cuanto a los fondos de renta fija a vencimiento, el socio fundador de Nextep pone el símil de que sería como "comprar un piso y llevarse solo el ingreso por el alquiler, y no la plusvalía potencial por la venta". Esto es así porque al invertir en bonos a vencimiento, los clientes "solo van a recibir una parte del cupón y se van a perder la plusvalía que puede producirse si aumenta el precio de los bonos en los próximos años como consecuencia de una caída de la inflación y de los tipos de interés (que probablemente será mucho mayor que el cupón). Y pierden parte del cupón porque parte se va en la comisión del banco".

Para los inversores conservadores, apostilla Nieto, cofundador de Micappital, "buscaríamos fondos de renta fija que estén diversificados a nivel global y con unas comisiones muy ajustadas. Somos conscientes de que después de unos años malos para este tipo de productos, la banca se va a lanzar a su distribución, y hay que mirarlos con detalle para encontrar el mejor binomio rentabilidad/riesgo".

La industria española de fondos de inversión ha vuelto, al menos por el momento, una década atrás. A una época previa a MiFID II en la que los bancos colocaban mayoritariamente fondos propios, arrinconando a las gestoras internacionales para introducir sus productos solo en las carteras de los inversores más sofisticados de banca privada. La diferencia es que ahora está MiFID II, así que se hace con el amparo de la regulación que propuso la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).

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