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Depósitos, seguros, fondos... opciones para el ahorro conservador tras la sangría de 2022
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Depósitos, seguros, fondos... opciones para el ahorro conservador tras la sangría de 2022

La subida de tipos ha inundado de pérdidas las carteras de menos riesgo, pero también abren oportunidades para obtener rentabilidades positivas a futuro

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Es difícil imaginar un año peor para las carteras de los ahorradores conservadores que lo vivido en 2022. Y también es complicado recuperar las pérdidas reales, después de los números rojos en renta fija y el impacto de la inflación, a corto o medio plazo. Pero también es verdad que los asesores financieros ven una oportunidad histórica para configurar una cartera con rentabilidades positivas y bajo riesgo.

El año pasado, el Banco Central Europeo (BCE) subió el tipo de interés oficial desde el 0% al 2,5%, pero el mercado anticipó este movimiento de forma abrupta y, de hecho, corrió más que la autoridad monetaria para adecuarse a sus expectativas, en su lucha por controlar la inflación. Así, el euríbor pasó desde el -0,5% al 3%, y la rentabilidad del bono español a 10 años escaló desde el 0,6% hasta superar el 3,6%.

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Hay que tener en cuenta que los bonos tienen una relación inversa entre la rentabilidad asociada y el precio. Con lo que quien tuviera un bono del Tesoro al término de 2021, sufrió pérdidas latentes de cerca del 10%. Y lo mismo ha ocurrido con otros bonos, sin que los cupones compensen la variación del precio. Los fondos y las carteras de gestión discrecional calculan su valor en función del precio, por lo que hay números rojos abultados en todas las inversiones conservadoras.

Pero lo que ha sido un desastre en 2022 supone ahora una oportunidad para 2023, porque por primera vez en muchos años, tras la era de tipos al cero o en negativo, es posible construir carteras en las que hay rendimientos positivos. Incluso hay depósitos que ya ofrecen rentabilidades que eran imposibles de ver en los últimos años, aunque aun sin acercarse a la inflación, que cerró diciembre en el 5,8%, después de haber sobrepasado el 10% en durante algunos meses.

Depósitos más altos

La opción más tradicional para ahorrar es el depósito. Sin embargo, los grandes bancos no parecen estar por la labor de meterse en una guerra por el pasivo para retener o captar clientes. De hecho, han preferido retrasar las devoluciones al BCE y pagar a la autoridad monetaria por mantener la deuda a por los préstamos del TLTRO-III que pagar a los clientes.

Aun así, hay opciones en depósitos o remuneración de cuentas corrientes. Más allá de las ofertas por llevarse la nómina, que suponen un pago limitado (en Bankinter, por ejemplo, es el 5% de un máximo de 5.000 euros, en Unicaja un 5% hasta 2.000 euros, en Sabadell y Abanca 300 euros y en Openbank, Santander y BBVA 150 euros), hay vías para tener remuneración por el ahorro en cuenta o depósitos fuera de la banca tradicional.

Foto: Cajeros automáticos del banco BBVA. (Reuters/Jon Nazca)

Uno de los más agresivos desde hace años ha sido EBN, cuya oferta estrella actual es un depósito con una tasa anual equivalente (TAE) del 2,4% a 36 meses. También MyInvestor, el neobanco de Andbank que estrenará licencia bancaria en 2023, y que en este caso no tiene depósito, sino que remunera el saldo de la cuenta corriente al 1,5% con un máximo de 30.000 euros a cambio de invertir al año, al menos, 300 euros en fondos o carteras indexadas de la entidad.

También fuera de la banca tradicional, aprovechando que hay menores costes fijos por no tener red y que quieren captar pasivo, hay ofertas como un depósito al 2,32% contratando 24 meses en Renault Bank, del 1% en Orange Bank o del 2,01% en PiBank. Se trata de excepciones, ya que el tipo medio ponderado en depósitos a plazo es del 0,34%, con un 0,65% en periodos de uno a dos años. También se puede acudir a depósitos europeos, donde hay productos con más del 3% anual, de Banca Sistema o Younited Credit, por ejemplo, aunque con plazos de cuatro y cinco años.

Inversiones garantizadas

Cada vez que hay subida de tipos, bancos y aseguradoras aprovechan para sacar al mercado fondos garantizados. Estos productos garantizan al cliente una rentabilidad preestablecida a cambio de permanecer el periodo fijado en el folleto, teniendo pérdidas por valor de mercado y penalización si se reembolsa antes el dinero. La entidad es quien aporta la garantía, y lo que hace es construir una cartera de bonos y derivados que cubra el retorno prometido y sus comisiones.

Aunque están siendo entidades ajenas a los grandes grupos las más agresivas. El March Renta Fija Garantizado 2026, con una TAE del 2,2% o el Arquia Banca Garantizado, con una TAE del 2% hasta abril de 2027, son algunos ejemplos. Mapfre, por su parte, se unió a esta guerra con un garantizado a cinco años al 2,15% otro a cuatro años con TAE mínima garantizada del 1,47%, que puede ser mayor si hay alzas en la renta variable europea, ya que añade un 20% de la subida (si la hay) del EuroStoxx 50.

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Asimismo, han llegado los primeros seguros de vida que ofrecen rentabilidad positiva tras años de tipos al cero, y que son el instrumento de las aseguradoras como alternativa a los depósitos. En este caso, Mutuactivos rompió el mercado con un seguro de vida que paga el 1,5% a un año.

Otras aseguradoras tienen unit link o seguros de vida también en su oferta, y están impulsando los planes de previsión asegurado (PPA) y rentas vitalicias. Santalucía, por ejemplo, apuesta por el Maxiplan Depósito Flexible, reducido a un grupo de clientes, con el que se puede llegar al 1% neto.

Deuda a vencimiento

Aunque ha habido lanzamientos de garantizados, como los citados y otros productos que se quedan atrás en rentabilidad, la gran banca ha optado mayoritariamente en la segunda mitad de 2022 por lanzar fondos de deuda a vencimiento. Se trata de vehículos que crean una cartera de bonos que no van a tocar durante el periodo prefijado, y que penalizan al cliente si sale antes del plazo, arriesgándose a pérdidas por precio. Pero si se queda a vencimiento, obtiene una TAE calculada inicialmente.

En realidad, son fondos similares a los garantizados, pero sin garantía de la gestora. Las rentabilidades suelen ser ligeramente más altas, y el riesgo que se asume es el impago del emisor de los bonos. En este caso, los bancos han lanzado estos fondos, principalmente, con bonos del Tesoro español y el italiano. Los primeros cerraron 2022 al 3,6% en el tramo de 10 años y en el 3,1% a cinco años, mientras que los italianos acabaron en el 4,7% y 4% respectivamente.

También en este caso, Mutua ha sido de las firmas más agresivas. Su gestora, Mutuactivos, lanzó en noviembre un fondo, Sextante Renta Fija, con clases que tenían una TAE como objetivo del 3% y del 3,41%, con un horizonte temporal hasta 15 de enero de 2026. El fondo está comercializado por la boutique en la que es accionista mayoritario Orienta Capital.

Foto: La presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde. (Reuters/W. Rattay)

CaixaBank, que es líder del mercado por patrimonio, ha lanzado varios productos de este tipo en 2022 para complementar su apuesta por captar activos con carteras de gestión discrecional. La gestora ha lanzado las gamas CaixaBank Deuda Pública (hasta 2025 y 2027) y CaixaBank Deuda Pública España Italia (con vencimientos de 2024 a 2027), aunque sin especificar un objetivo de TAE en el folleto.

Santander, por su parte, apuesta por el Santander Objetivo 13 meses para los clientes más conservadores. El fondo busca una TAE del 1,7%, y que será del 2,17% cuando se incluya en carteras gestionadas por el grupo. Santander ha lanzado más fondos similares con diferentes plazos.

Con estrategia similar, BBVA ha puesto en la red el BBVA Bonos 2027 y el BBVA Bonos 2025. Como en el caso citado de CaixaBank, son fondos de inversión de renta fija a vencimiento para aprovechar las subidas de los tipos en los bonos españoles e italianos, pero sin prefijar una TAE objetivo.

Fuera de la gran banca, firmas como Andbank o ATL Capital también han optado por lanzar sus propios fondos de deuda a vencimiento

En la misma línea, Bankinter ha explotado las gamas Horizonte y Deuda Pública, con vencimientos que van desde 2024 a 2026. Buscan aprovechar las tasas internas de retorno (TIR) más altas de los bonos, pero sin prometer una rentabilidad concreta al partícipe. Aunque son fondos nuevamente diseñados para tener hasta vencimiento.

En el caso del Sabadell, el banco prioriza la comercialización de fondos con garantía parcial diseñados por Amundi, como son los Sabadell Consolida 94, 90 y 85. Estos números son el porcentaje del valor liquidativo del cierre del año anterior bajo el que no puede caer, dado que lo garantiza la gestora. A cambio, persigue rentabilidades más altas que un garantizado tradicional. También comercializa el Amundi Buy & Watch Vencimiento 2027.

Fuera de la gran banca, firmas como Andbank o ATL Capital también han optado por lanzar sus propios fondos de deuda a vencimiento. Andbank con los productos Cartera Renta Fija Horizonte, ATL con el ATL Capital Renta Fija 2027 y Santalucía con el Santalucía Renta Fija 2026.

Es difícil imaginar un año peor para las carteras de los ahorradores conservadores que lo vivido en 2022. Y también es complicado recuperar las pérdidas reales, después de los números rojos en renta fija y el impacto de la inflación, a corto o medio plazo. Pero también es verdad que los asesores financieros ven una oportunidad histórica para configurar una cartera con rentabilidades positivas y bajo riesgo.

El año pasado, el Banco Central Europeo (BCE) subió el tipo de interés oficial desde el 0% al 2,5%, pero el mercado anticipó este movimiento de forma abrupta y, de hecho, corrió más que la autoridad monetaria para adecuarse a sus expectativas, en su lucha por controlar la inflación. Así, el euríbor pasó desde el -0,5% al 3%, y la rentabilidad del bono español a 10 años escaló desde el 0,6% hasta superar el 3,6%.

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