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La incertidumbre económica se come el beneficio para la banca de las subidas de tipos
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La incertidumbre económica se come el beneficio para la banca de las subidas de tipos

Pese a encabezar las quinielas de beneficiarios por las esperadas subidas de tipos de interés, las entidades financieras europeas no están disfrutando de un apoyo bursátil destacado

Foto: Sede del BCE, en Fráncfort (Alemania). (Reuters/Wolfgang Rattay)
Sede del BCE, en Fráncfort (Alemania). (Reuters/Wolfgang Rattay)

En cualquier quiniela sobre los potenciales ganadores del escenario económico actual, la banca ocupa un lugar preferente. Años de pesares a causa del entorno de tipos de interés en mínimos parecen llamados a un próximo final, ante unas elevadas presiones inflacionarias, que obligan a los bancos centrales a actuar con contundencia.

El lamento de los bancos europeos por los bajos tipo de interés, una situación que lastra su capacidad para extraer rentabilidad de la actividad de intermediación financiera, ha sido una de las melodías más repetidas de la última década. Ahora, el nuevo rumbo planteado por el BCE apunta a un próximo fin de esos pesares.

La imagen que arroja el mercado, sin embargo, está lejos de reflejar esas perspectivas favorables. Los números son elocuentes, transcurridas 15 semanas desde el arranque de 2022, la banca de la eurozona arrastra pérdidas que rozan el 12%, frente al poco más del 10% que pierde el EuroStoxx. Desde el arranque de la invasión rusa de Ucrania, los números rojos en el sector alcanzan el 15,64%, lo que lo convierte en el segundo peor sector de la región en el periodo (solo el 'retail' ha ofrecido peores resultados), superando incluso las pérdidas de industrias a priori mucho más directamente afectadas por la situación, como la del automóvil.

Foto: Christine Lagarde, presidenta del BCE. (EFE/Lecocq)

Este peor tono podría explicarse, en parte, por la buena evolución que había registrado el sector financiero a lo largo de 2021, cuando los inversores pusieron en valor el poco impacto que la crisis del coronavirus había tenido en los balances bancarios y empezaron a descontar un escenario de tipos de interés algo más benigno para el sector. Sin embargo, esa remontada ni siquiera supuso recuperar los niveles previos al covid y la banca se mantiene como el cuarto peor sector de la eurozona desde el estallido de la pandemia.

En un informe fechado el pasado 30 de marzo, los analistas de Goldman Sachs calculaban que cada 25 puntos básicos de incremento de los tipos de interés podría traducirse en un aumento de hasta un 10% del beneficio antes de impuestos de los bancos europeos en 2023, si el resto de variables permaneciera constante.

El problema para el sector es que son muchos los expertos que dan por sentado que con las subidas de tipos vendrán modificaciones en la situación económica que no serán precisamente propicias para la actividad bancaria, ya que el crecimiento de Europa parece condenado a encajar un fuerte golpe que, incluso, ha llevado a algunas firmas de análisis a plantear el riesgo de una recaída en recesión.

La guerra de Ucrania lastra las expectativas del sector por diversos canales

El propio análisis de Goldman Sachs planteaba hasta cuatro canales por los que la guerra de Ucrania podría acabar convirtiéndose en un lastre para las cifras del sector bancario europeo: las sanciones a la economía rusa, que conllevan riesgos de contraparte, volatilidad en la negociación de materias primas y menor actividad de gestión de activos; la reducción del crecimiento económico por el encarecimiento de la energía y el consiguiente incremento de las presiones inflacionarias, que no solo afectan a los clientes de las entidades bancarias, sino que también pueden implicar un lastre por el lado de los costes operativos; una menor actividad industrial en la región; y el potencial de que, a la larga, la desaceleración económica acabe frenando la posibilidad de subidas de tipos.

Así se entiende que a lo largo de marzo, el consenso del mercado recortara hasta en un 4,4% sus estimaciones de beneficio para la banca europea en 2022, y en un 2,5% las de 2023, según una nota de seguimiento de Deutsche Bank.

Los españoles, mejor parados

Obviamente, este cuadro general encierra importantes matices por países y entidades concretas. Y cabe señalar que la banca española sale bastante mejor parada que la media. De hecho, cuatro de los seis bancos del EuroStoxx que cotizan en positivo en 2022 son españoles (la única excepción es BBVA, lastrado por sus planes de crecimiento en Turquía), con CaixaBank y Sabadell liderando la tabla con ganancias en el año superiores al 23,5%. Esto contrasta con las fuertes pérdidas que arrastran las entidades más expuestas a Europa oriental, como Raiffeisen, UniCredit, Société Générale e ING.

A la banca española no solo le favorecen sus menores vínculos con la economía rusa, sino también su mayor sensibilidad a las subidas de los tipos de interés. "Mientras las expectativas de tipos sigan siendo al alza, el rendimiento superior de los bancos españoles es fácil de explicar. Los bancos españoles están altamente expuestos a tipos más altos, con cada aumento de 100 puntos básicos en los tipos, impulsando el beneficio antes de impuestos del grupo en casi un 36%, con los bancos nacionales más expuestos que los bancos internacionales", indican en un informe reciente los analistas de JPMorgan. Desde el banco estadounidense, donde sitúan a Sabadell como su apuesta favorita entre los bancos españoles, advierten, no obstante, de que estas suposiciones podrían resultar demasiado optimistas, ya que cualquier incremento en el coste de los depósitos drenaría parte de esa mejora del margen de interés.

A favor de la banca española sigue jugando, actualmente, la expectativa de que la economía nacional crecerá en 2022 por encima de la media europea, tras quedar rezagada en la primera etapa de recuperación poscovid. Así lo resaltaban recientemente en la agencia de calificación Moody’s: "Esto respaldará las finanzas de los prestatarios del sector privado, que se encuentran bajo la presión de la alta inflación y el retiro de los estímulos relacionados con el coronavirus".

Foto: El presidente de BBVA, Carlos Torres. (Reuters/Gustavo Graf)

Desde la firma auguran que el sector se enfrentará en los próximos trimestres a algunas dificultades crecientes por el deterioro de la calidad de sus préstamos a sectores que ya se habían visto muy penalizados por la pandemia, como la hostelería, el ocio y el transporte, que ahora se verán golpeados por la inflación y el incremento de los costes de financiación. "Sin embargo, los préstamos problemáticos aumentarán solo moderadamente, ya que una actividad económica más fuerte contrarrestará parte de la presión sobre la capacidad de pago de los prestatarios", observan en Moody’s, donde también resaltan que los bancos españoles cuentan con un exceso de provisiones suficientes para hacer frente a esta situación.

Con todo, la agencia se muestra poco optimista en relación con el esperado incremento de la rentabilidad del sector. "No prevemos ninguna mejora sustancial adicional durante el período de las perspectivas", señalan. Según su visión, la mejora que propiciaría el incremento de los tipos de interés solo se haría efectiva de forma muy gradual y se vería mitigada por el fin de algunas de las políticas de apoyo que el BCE ha venido prestando al sector, como el pago por la concesión de créditos. Al mismo tiempo, auguran que un deterioro del negocio de gestión de activos, debido a las condiciones del mercado, y los mayores costes en personal y en inversiones tecnológicas se mantendrán como frenos a la expansión de las métricas de rentabilidad.

En cualquier quiniela sobre los potenciales ganadores del escenario económico actual, la banca ocupa un lugar preferente. Años de pesares a causa del entorno de tipos de interés en mínimos parecen llamados a un próximo final, ante unas elevadas presiones inflacionarias, que obligan a los bancos centrales a actuar con contundencia.

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