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Un 'boom' sin asesoramiento: la banca privada se desentiende del bitcoin
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POCA REGULACIÓN Y MUCHA VOLATILIDAD

Un 'boom' sin asesoramiento: la banca privada se desentiende del bitcoin

Este activo se disparó más de un 100% en diciembre, antes de tocar tope. Las criptodivisas despiertan el interés de nuevos inversores, pero no de las entidades financieras tradicionales

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Las criptodivisas vuelven a estar de moda. El nuevo ‘rally’ del activo más conocido, el bitcoin, ha despertado el interés de todo tipo de inversor. “Los inversores institucionales han empezado a contemplar esta inversión como una especie de oro digital que sirve de cobertura”, resume un experto. “Para ellos, era una moda de cuatro frikis que ahora tiene sentido en el nuevo escenario monetario”.

Este jueves, el bitcoin se desplomó un 12% por rumores sobre doble gasto. Conceptualmente, para evitar el riesgo de que se venda un activo dos veces en ausencia de intermediarios, los nodos validan las operaciones. Pero se descubrió una operación reducida doble, lo que supuso conceptualmente una amenaza que, ante el nerviosismo por la escalada de precios, desató una ola de ventas.

Pero este descenso del valor del bitcoin no elimina el interés que ha habido en la moneda. El ‘rally’ reciente se explica porque inversores institucionales, a diferencia de lo que ocurrió en 2017, han apoyado la moneda virtual, como ha sido el caso de esta semana con JP Morgan. Y también inversores minoristas que compran con la tendencia alcista. Hasta el punto de que ya hay anuncios de brókeres de criptodivisas en programas conocidos en las tardes de las cadenas de radio generalistas.

Foto: Ilustración: EC

“El mercado sigue adoleciendo de que la rentabilidad reciente atrae al inversor minorista [‘retail’] con la tendencia alcista, comprando cuando está arriba, y eso podría provocar que haya otra burbuja, aunque los tenedores de bitcoin son diferentes a 2017 y vemos que los mínimos son crecientes”, explica Javier Molina, colaborador de El Confidencial, experto en criptodivisas y defensor de que el bitcoin tiene sentido como activo inversor.

“Este movimiento es diferente al de 2017. Entonces, era una inversión minorista, y solo unas fuertes manos vendieron en máximos y compraron en mínimos. Pero en el último año, hasta finales de 2020, el 'retail' no estaba en el ‘rally’. Han sido inversores institucionales que han comprado hasta que las subidas han atraído a los minoristas”, expone Javier Molina.

El experto señala que hay 18,6 millones de bitcoins emitidos, de los que tres millones se calcula que están perdidos. De los que quedan, 10 millones se mantienen con visión de largo plazo, un millón está cambiando de manos entre ‘traders’ y cuatro millones son de inversores que hacen seguimiento tendencial. Así, “si hay una operación de 50 millones de euros, mueve mercado porque es ilíquido”, apunta Molina. Pero a su juicio, añade, lo importante es que “hay inversores institucionales que consideran que puede ser el nuevo oro digital como activo refugio ante un escenario de estímulos monetarios en el que las nuevas generaciones ni saben lo que es el oro. Es verdad que el bitcoin no es moneda para comprar, pero tampoco el oro”, añade.

En cualquier caso, el interés crece y la mayoría de bancos se queda fuera. Las entidades suelen participar en reportajes como este para aparecer opinando sobre el futuro del ‘value’, la renta variable estadounidense ante el cambio en la Casa Blanca o si tras los mínimos del covid era buen momento para comprar. Esta vez, los bancos tradicionales, con la excepción de Banco Santander, declinan opinar, aunque admiten, en general, mayor volumen de preguntas sobre criptodivisas.

Desde Santander Banca Privada, dicen que apenas han recibido interés de forma “residual” y, principalmente, “más con el ánimo de obtener información que de entrar activamente”. Sin embargo, ante la pregunta de si se está incorporando a carteras, se remiten a contestar que, “por el momento, es una cuestión que se está valorando”.

Los máximos del bitcoin han disparado el interés de todo tipo de inversores. Los brókeres están comprobando —y rentabilizando— que hay más compras entre sus bases de usuarios, caracterizadas por estar formadas de usuarios minoristas, gran parte de ellos ‘millennials’. Según eToro, uno de los pocos brókeres que en España ofrecen facilidades para exponer las inversiones a criptoactivos, la negociación del bitcoin creció un 127% en 2020. Esta es la criptodivisa más popular en la plataforma, seguida de ripple, ethereum y cardano. Tezos dio el salto de ser el número 16 en 2019 a quedar en quinto lugar este 2020. Aunque eToro no desglosa el perfil del inversor por activos, sí revela que el perfil medio del usuario de eToro es un varón (89%) de 36 años, experto tecnológico y altamente conectado mediante redes sociales (comparte sus actividades en línea).

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Un perfil inversor que ha evolucionado rápidamente en la última década. Al principio, cuando el bitcoin y otras monedas eran todavía grandes desconocidos, el mundo de las criptodivisas estaba formado apenas por aquellos con conocimientos técnicos y que principalmente entraban en la minería de estas monedas (lo que se conoce como inversión por acumulación). A día de hoy, en cambio, el abanico se ha abierto, debido a que existe más información al respecto de las criptomonedas y más puertas de acceso a su inversión.

Así lo explica Darío García, analista de otro de los brókeres que en España ofrecen formas de invertir en la evolución de los criptoactivos. “Ahora, podemos ver desde inversores de muy largo plazo, que han amortizado ampliamente su inversión, hasta aquellos que se dejan llevar por lo que consideran una moda y por el 'miedo a perder la oportunidad' [o FOMO: 'fear of mMissing out', por sus siglas en inglés), y se han subido al carro sin tener en cuenta el precio, o más peligroso aún, sin tener ningún conocimiento del instrumento y simplemente se dejan llevar”, subraya.

“Los inversores creen que al haber una cantidad limitada, según el propio código fuente del bitcoin, por poner el ejemplo más conocido, en 21 millones de monedas, ha generado una urgencia a intentar adquirir el mayor número posible de estas, para venderlas en un futuro a un precio más elevado”, matiza García. El analista pone en relieve las meteóricas previsiones de precio de las casas de inversión, pero argumenta que, “como no hay un fundamental que respalde al activo más allá que la propia limitación de monedas que habrá en el futuro cuando se finalice su minado, hasta que no veamos un uso comercial del bitcoin para comprar y vender productos y servicios, será muy complicado justificar que la moneda pueda tener una evolución sostenible hasta los niveles anteriormente comentados”.

Con todo, este nuevo ‘boom’ llega sin asesoramiento. Las bancas privadas y los asesores profesionales, por convicción, precaución, ignorancia sobre criptodivisas y con o sin razón, descartan incluir el bitcoin en sus carteras. “No recomendamos proactivamente invertir en este activo”, responde Marta Díaz-Bajo, directora de Análisis de Fondos de atl Capital. “Siempre advertiremos de los riesgos que implica su inversión por no ser un valor negociado, ni regulado, y tener una enorme volatilidad”.

“Han aumentado las preguntas por lo llamativo de la subida, pero el interés por invertir, no”, explica a su vez Guillermo Santos, socio de iCapital. “Pero las criptodivisas siguen siendo grandes desconocidas para la gente, inversores o no, es un mundo técnicamente complejo que solo está en el día a día de unos pocos”, añade el asesor, que argumenta que las criptomonedas son “ajenas a la situación financiera y solvencia del sistema, sin respaldo fiduciario ni real, solo con colaterales basados en la información que reside en cadenas de ordenadores y con una liquidez siempre en duda”. En ese sentido, mantiene a sus clientes alejados de estos activos, ya que considera que no son depósito de valor y no sirven de cobertura en carteras. “Como vía para especular para el que busque fuertes emociones, de acuerdo, pero, eso sí, aceptando su comportamiento errático y su iliquidez”, zanja.

Foto: Un 'trader' en la bolsa de Nueva York. (Reuters)

También Rodrigo Cebrián, director de Inversiones de Edmond de Rothschild España, ha notado mayor curiosidad al respecto del funcionamiento y naturaleza del bitcoin y sus otras variantes. Sin embargo, apunta a una falta de fundamentales en las criptodivisas, ya que, pese a lo que su nombre pretende sugerir, no cuentan con las características para considerarse una divisa: medio de cambio, depósito de valor, unidad de cuenta. “Su valor radica en la confianza de que podrá utilizarse en el futuro”, explica. “Sin esta confianza, por ejemplo el bitcoin, que es resultado de una codificación tecnológica, tiene valor cero, de la misma manera que los billetes emitidos por un banco central, que solo tendrían el valor del papel en el que están impresos”. La falta de reconocimiento legal y la ausencia de regulación hacen que estas monedas sean, además, muy vulnerables a negocios o intercambios fraudulentos (de hecho, el asesor subraya que gran parte de estas transacciones se efectúan en el mercado negro). “Al ser un activo no regulado, no lo ofrecemos o incluimos en los modelos de construcción de carteras”, explica Cebrián.

“Han surgido herramientas paralelas para que entidades financieras puedan adaptarlo al diseño de sus portafolios, vía ETC o certificados a medida, pero tanto el ‘bid-offer spread’ [diferencial entre el precio que propone la oferta y el que pone la demanda] como los costes operativos suponen unos márgenes fuera de la media habitual y los hacen poco atractivos”, añade el director de Inversiones de la firma de banca privada.

Los asesores dicen reconocer mayor curiosidad, pero no siempre interés, por invertir

El historial de la cotización del bitcoin es tumultuoso, con momentos de rápido ascenso que en el pasado han terminado en desplomes repentinos de valor. De hecho, el último ascenso de los precios ha sido aún más pronunciado que los anteriores, con la criptodivisa superando en diciembre los más de 19.000 dólares de 2017 y, a partir de ahí, revalorizándose casi un 100% hasta los máximos históricos en apenas tres semanas. Desde entonces, la moneda ha entrado en una espiral bajista y acumula una caída de en torno al 20%. Ahora, el bitcoin cotiza en unos 32.000 dólares por unidad.

Una volatilidad que los asesores financieros siguen viendo como síntoma de la falta de respaldo fundamental y que tachan de peligrosa. “Ha habido más curiosidad que interés por invertir en bitcoin”, defiende a su vez Juan Luis García Alejo, director general de Andbank Wealth Management. Más allá de este interés por el uso de la tecnología que le da soporte, la cadena de bloques (Blockchain), García Alejo dice parafrasear a la presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, al concluir que ve el bitcoin “como un activo altamente especulativo pendiente de regulación coordinada y que desde luego no es una moneda”. “El discurso técnico sobre su valor sigue abierto [¿oro digital o tulipanes?], pero sus características técnicas permanecen: un activo descentralizado, sin respaldo, sin autoridad central, sin necesidad de intermediarios”, zanja. “Insistimos en que el carácter altamente especulativo del bitcoin debe ser lo primero que tenga en la cabeza un inversor”.

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Asimismo, aunque el asesor considera que existen activos en el mercado para exponerse a las criptomonedas (vehículos institucionales, ETP y ETF, derivados), desde su firma prefieren mantenerse, como regla general, al margen. “Cuando un mandato o un cliente reclama tener una posición activa en bitcoin, creemos que hay que pensar en términos de no linealidad en el comportamiento futuro de ese activo”, explica. “Su elevado carácter especulativo puede abocarnos a perder el 100% del valor o a tener ingentes ganancias... Por ello, para esos casos puntualísimos, tener una posición absolutamente residual puede ser una respuesta”, describe, especificando como ejemplo la inversión en una opción sobre el eventual futuro positivo del bitcoin a cambio de una prima marginal.

Entre los asesores financieros consultados, hay quejas sobre la dificultad de incorporar este tipo de activos a las carteras de los clientes. “Con la excepción de poder comprarlas en plataformas específicas, hay pocas opciones de invertir a través de productos financieros y están destinados a inversores cualificados”, apunta Díaz-Bajo, que considera que el bitcoin no es un activo apto para los fondos UCITS.

No obstante, esto podría estar cambiando. Diego Fernández Elices, director general de Inversiones de A&G Banca Privada, está de acuerdo en que “sigue siendo muy complicado incorporarlas a carteras financieras en vehículos regulados, pero hay algunos productos financieros a través de los que se puede lograr esa exposición y son ya varias la gestoras relevantes que lo están haciendo: BlackRock, Ruffer, Acatis...”. “El interés de los clientes siempre aumenta cuando cualquier activo tiene una rentabilidad como la que han tenido las criptodivisas en los últimos tiempos, pero más que eso, destacaría que se están incorporando poco a poco como una clase de activo más en carteras institucionales, considerando que pueden ser una buena alternativa tanto al oro como a los bonos, en el escenario actual”, razona.

Las criptodivisas vuelven a estar de moda. El nuevo ‘rally’ del activo más conocido, el bitcoin, ha despertado el interés de todo tipo de inversor. “Los inversores institucionales han empezado a contemplar esta inversión como una especie de oro digital que sirve de cobertura”, resume un experto. “Para ellos, era una moda de cuatro frikis que ahora tiene sentido en el nuevo escenario monetario”.

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