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El bitcoin se afianza como método de pago
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LA criptomoneda entra en un nuevo nivel

El bitcoin se afianza como método de pago

PayPal da luz verde a la moneda digital, pero sus altas comisiones y alta volatilidad siguen siendo un obstáculo para que los inversores se animen a comprarla

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Vegas Auto Gallery, un concesionario de lujo en Las Vegas, se ha convertido en un patio de recreo para inversores ricos de bitcoin que buscan efectivo. El concesionario ha vendido hace poco dos deportivos de gama alta —un Pagani Huayra Roadster de 2017 y un Bugatti Chiron de 2019— a un cliente que ha pagado más de seis millones de dólares en bitcoins, según el dueño, Nick Dossa, que afirma que entre el 3% y el 5% de los ingresos del concesionario proceden de transacciones con bitcoins.

El precio del bitcoin se ha más que triplicado en 2020 y ronda los 26.000 dólares, convirtiendo en millonarios a inversores que apilaron sus reservas para cabalgar el popular impulso comercial. Inversores profesionales como Stanley Druckenmiller y empresas como Massachusetts Mutual Life Insurance han empezado a invertir este año. Compañías como Robinhood Markets y PayPal han permitido a sus clientes comprar y vender bitcoins.

A pesar de esos avances, observadores de la industria alegan que el bitcoin debe afianzarse como método de pago para que se convierta en algo generalizado. Gastar bitcoins no es fácil. Pocos comerciantes lo aceptan, y muchas personas todavía desconocen las criptomonedas. Su uso normalmente se limita a compras de lujo, como las del concesionario de Dossa.

El bitcoin, que apareció en 2008, se diseñó para operar como una forma de dinero electrónico, permitiendo a los usuarios intercambiar valores tan rápido y barato como enviar un ‘e-mail’. En la práctica, se dificultó su adopción por varios motivos. En sus primeros años, era complicado que los usuarios corrientes gestionaran las carteras digitales que almacenaban sus pertenencias. Muchas de las empresas que intentaron aceptar bitcoins en 2014 y 2015, incluidos el grupo Expedia y Dell, lo terminaron descartando sigilosamente.

Los alcistas dicen que la corriente podría cambiar el año que viene. Hace dos meses, PayPal abrió su plataforma a bitcoin, permitiendo que sus 361 millones de usuarios en todo el mundo compraran o vendieran el activo. A principios de 2021, ampliará las opciones, lo que permitirá a los usuarios recargar su saldo de bitcoin para pagos en cualquiera de los 28 millones de comerciantes que utilizan PayPal. Esa operación tiene el potencial de situar el bitcoin en la corriente principal. Aun así, hay muchos obstáculos en el camino del bitcoin hacia un uso generalizado como método de pago.

El primero es que el bitcoin es notablemente volátil —alrededor de un mes después de alcanzar su máximo por encima de los 19.000 dólares en 2017, había perdido casi la mitad de su valor—. Para algunos vendedores, eso podría implicar cobrar un recargo a los consumidores que paguen en bitcoins para cubrir el riesgo de una brusca caída en U en su precio antes de que puedan convertir el pago a dólares.

Con una oferta limitada, la creciente demanda eleva el precio del bitcoin. Cuando eso sucede, los inversores tienden a apretarse el cinturón

En el caso del concesionario de Dossa, su comisión para los compradores que pagan en bitcoins es del 1% del precio de compra, lo que equivale a la comisión por transacción de BitPay, la ‘startup’ de ‘software’ de pagos que cambió los bitcoins por dólares estadounidenses y transfirió el dinero a Dossa. El concesionario no asume ningún riesgo adicional aceptando bitcoins porque BitPay los convierte en dólares antes de que la transacción se complete. Dossa dice que recibió el pago de los deportivos en menos de un día desde que su cliente envió los seis millones de dólares en bitcoins a BitPay. “Es una operación muy sencilla”, afirma.

Otro obstáculo que históricamente ha afectado a las monedas con límites de consumo, como el oro o las monedas vinculadas a él, es la acumulación. Con una oferta limitada, la creciente demanda eleva el precio del bitcoin. Cuando eso sucede, los inversores tienden a apretarse el cinturón en vez de gastar la moneda. Para las monedas nacionales, esto puede conducir a espirales deflacionistas. Puede que aquellos que acaban de entrar en el mundo bitcoin, centrados en el precio, sean reacios a gastar sus activos. Para la gente que compró bitcoins cuando eran baratos, sin embargo, su repunte ha impulsado enormemente su poder adquisitivo.

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Por esta razón, hay una lógica en gastar parte de ese dinero, dice Kit Juckes, estratega de mercado de divisas en Société Générale. “Si invertí en bitcoins cuando valían 5.000 dólares y hoy valen 23.000 dólares, y PayPal me deja comprarme algo interesante, puedo pensar que esta es una nueva forma de diversificación”, declara. “El camino tiene que partir de los que ganaron dinero en el ascenso”.

Un obstáculo concreto para los usuarios estadounidenses está relacionado con cómo clasifica el Servicio de Impuestos Internos al bitcoin. En 2014, la agencia declaró que trataría al bitcoin como propiedad, no dinero —lo que significa que los usuarios que venden bitcoins, sin importar la razón, están sometidos a impuestos sobre el patrimonio en esa transacción—. Empresas como BitPay ofrecen servicios que ayudan a los usuarios a evitar los impuestos.

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Otro obstáculo son las comisiones. Por el momento, el bitcoin no es rentable para pequeñas operaciones porque cada transacción en la red incluye una comisión. Actualmente, la mediana de la comisión por transacción se sitúa en cinco dólares, según la página web BitInfoCharts, pero la media es más de nueve dólares, y varía extremadamente dependiendo del tráfico de red (la comisión aumenta cuando hay más tráfico). Este año, la comisión media ha llegado a ser tan baja como 29 céntimos y a alcanzar los 13 dólares.

Eso hace que el bitcoin sea una opción de pago poco atractiva para los usuarios que quieran comprar algo pequeño, por ejemplo, un café de cuatro dólares en Starbucks. Sin embargo, el problema de las tasas se vuelve menos acuciante para transacciones más grandes, y el bitcoin se ha convertido en una red en la que las grandes operaciones son la norma. El valor de transacción medio, según BitInfoCharts, es de 127.000 dólares. A esa escala, una tasa de nueve dólares para transferir el dinero es insignificante.

Por todos esos motivos, el bitcoin es una buena opción para los ricos, dice Juckes, ya que es más sencillo que intentar convertir oro o vender acciones. “Es un tipo de dinero de lujo”, declara.

Vegas Auto Gallery, un concesionario de lujo en Las Vegas, se ha convertido en un patio de recreo para inversores ricos de bitcoin que buscan efectivo. El concesionario ha vendido hace poco dos deportivos de gama alta —un Pagani Huayra Roadster de 2017 y un Bugatti Chiron de 2019— a un cliente que ha pagado más de seis millones de dólares en bitcoins, según el dueño, Nick Dossa, que afirma que entre el 3% y el 5% de los ingresos del concesionario proceden de transacciones con bitcoins.

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