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Las perspectivas de inversión en renta variable para 2020
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UN ESCENARIO VOLÁTIL

Las perspectivas de inversión en renta variable para 2020

En un escenario global de recesión marcado por la guerra comercial entre China y EEUU y por la incertidumbre política, la renta variable proyecta nuevas oportunidades

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La volatilidad no va a abandonar los mercados bursátiles en 2020. Es más, es probable que aumente y que la selección de valores se haga más importante, ya que la incertidumbre mundial continúa. Las tensiones provocadas por la guerra comercial entre EEUU y China y por el Brexit —que ha despejado su camino en territorio británico con la victoria de Boris Johnson— seguirán estando en primer plano, y se acentuarán en aquellas economías más expuestas al comercio mundial, como Alemania y Japón.

“No vemos ningún catalizador para un fuerte repunte del crecimiento en la mayoría de los países fuera de Estados Unidos”, afirma el responsable de renta variable global de la gestora británica Schroders, Alex Tedder. “El crecimiento global es probable que siga ralentizándose a medida que persistan las guerras comerciales y la agitación política”, continúa. El experto señala que los datos económicos han empeorado “significativamente” en muchos países y esto es más “notable” en los índices de gestores de compras (PMI), que se basan en datos de encuestas de los sectores manufactureros y de servicios y que se identifican como un termómetro de la economía.

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Todo ello unido a la ausencia de margen de maniobra en materia de política monetaria en áreas como la eurozona, que volverá a recurrir a la compra de activos de deuda para enderezar la debilitada economía. En EEUU, aún se dispone de algo de recorrido, pese a los tres recortes de 2019, y en los países emergentes, el camino todavía es amplio.

Ante este escenario, veamos qué se puede esperar de la renta variable.

Oportunidades en valores cíclicos en Europa

Pese a los frentes geopolíticos mencionados y al debilitamiento económico generalizado de la zona euro, los mercados europeos han ganado terreno durante el pasado año y el índice MSCI EMU se ha revalorizado en torno a un 24%.

Las oportunidades de compra de las acciones europeas, que están más baratas que sus homólogas estadounidenses, se encuentran en aquellas compañías más sensibles al ciclo económico, especialmente las expuestas a la industria manufacturera, que están infravaloradas. “Los índices PMI siguen siendo débiles, sin embargo, la reciente mejora de la cotización de estas acciones puede ser una señal de que el mercado está empezando a mirar más allá de la actual debilidad y a centrarse en la recuperación futura”, apunta Martin Skanberg, gestor de renta variable europea de la gestora. “Especialmente, en aquellas empresas que se reestructuran y se reubican para hacer frente a los retos de la próxima década”, añade el también experto en acciones del Viejo Continente de la firma.

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Es por ello que la entidad pone el foco en algunos activos poco valorados por el mercado, como el petróleo y el gas, en concreto, en la parte de servicios. “Creemos que podrían estar en las primeras etapas de una recuperación, con la mejora de los plazos de las plataformas y un aumento de la inversión de las grandes petroleras”, comenta Skanberg.

La banca, tocada por el entorno de bajos tipos que está reduciendo sus márgenes de beneficio, es otro sector interesante para la firma. En su punto de mira, están las entidades con franquicias fuertes y una cuota de mercado “decente”.

Por último, en Europa, otro mercado que mantiene su atractivo es el de la tecnología, pese a sus recientes ganancias. En concreto, los semiconductores, que ya acumulan una rentabilidad importante, si bien en Schroders creen que todavía tienen recorrido, así como IT, 'software' y servicios informáticos.

¿Punto de inflexión en la racha alcista en EEUU?

Al otro lado del Atlántico, 2020 puede marcar un punto de inflexión en el mercado bursátil ante los primeros “síntomas de agotamiento de la racha alcista y la esperada política acomodaticia de la Reserva Federal”, comenta Robert Kaynor, director de renta variable estadounidense de pequeña y mediana capitalización de la gestora Schroders. La política monetaria “ha pasado lentamente de ser el motor de la apuesta por la renta variable a convertirse en el estabilizador del apetito por el riesgo”, explica.

La entidad no espera que los inversores sigan pendientes de los tipos y mantendrán el foco en el pulso EEUU-China, “pues es poco probable que haya un acuerdo significativo”, señala Kaynor, afirmando que “la forma en que el mercado de renta variable absorba esta inevitable decepción dependerá, en gran medida, de la evolución del crecimiento económico en los próximos trimestres”.

Así las cosas, ¿qué cabe esperar en una economía que lleva más de una década en expansión y con el índice S&P 500 en máximos históricos, con una revalorización próxima al 25% el pasado año? Con estas ganancias, “parece razonable pensar que los rendimientos de las acciones serán más modestos”.

En EEUU, las ganancias de la inversión en grandes empresas podrían verse afectadas por un “probable” aumento de los costes laborales

Por segmentos, las pequeñas y medianas empresas por capitalización podrían superar en 2020 en beneficios a sus hermanas mayores en el mercado bursátil, según Schroders. Sin embargo, en términos de rentabilidad, se han comportado peor. Este gap abre la puerta a oportunidades de inversión muy interesantes, apunta el director de renta variable estadounidense de pequeña y mediana capitalización de la gestora Schroders.

Por el lado de las grandes empresas, las ganancias pueden verse afectadas por un “probable” aumento de los costes laborales, especialmente en aquellas compañías relacionadas con el sector servicios. La moderación del crecimiento económico podría afectar a la confianza y a la inversión de capital.

Así las cosas, “las empresas que son capaces de demostrar su capacidad de crecimiento podrán ser recompensadas cada vez más por el mercado”, algo que “se ve respaldado por la continua innovación en el segmento de gran capitalización, aunque el sentimiento hacia estas compañías depende nuevamente de las elecciones presidenciales”, concluye Frank Thormann, director de carteras de renta variable estadounidense de gran capitalización. El experto también destaca oportunidades en la digitalización de las grandes tecnológicas.

Margen de maniobra en países emergentes

A diferencia de Europa y EEUU, los países emergentes tienen más margen de maniobra en cuanto a tipos de interés se refiere, ya que siguen siendo relativamente elevados, lo que les da alas para el crecimiento económico, cuyo avance se prevé que se intensifique en 2020. Por otra parte, sus divisas podrían verse beneficiadas ante la posibilidad de un debilitamiento del dólar, ahora muy fuerte. En cuanto al impacto de la guerra comercial, China mantendrá un crecimiento suave, apoyado por un impulso del crédito.

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Ante esta coyuntura, Schroders se muestra positiva en torno a las perspectivas de las acciones de los países emergentes, “aunque con cautela”. “La balanza de riesgos parece inclinarse a favor de los mercados emergentes, en términos del conflicto comercial y el debilitamiento potencial del dólar”, señala Craig Botham, economista de mercados emergentes de la gestora, quien considera que el crecimiento de los mercados emergentes mejorará en 2020 “en función de cómo evolucione la flexibilización monetaria y, en algunos casos, fiscal, y hay margen para un ciclo industrial moderado”. Las valoraciones son “razonables y se podrían cumplir las expectativas de ganancias para este año”, señala.

Megatendencias: el futuro será eléctrico

Con Europa mirando a los valores cíclicos infravalorados y EEUU pendiente del margen de recorrido de Wall Street, los expertos en renta variable global de la entidad británica recomiendan que los inversores se centren en las tendencias globales y de largo plazo que “presenten importantes oportunidades de inversión, que en muchos casos no están correlacionadas con los índices bursátiles tradicionales”.

Se refiere a las megatendencias, como el cambio climático y la sostenibilidad, la transición energética, la disrupción tecnológica, la atención sanitaria innovadora, el cambio demográfico y la urbanización de las ciudades, que reportarán réditos notables a aquellas empresas que se suban al tren. “Parece sensato que los inversores desplacen al menos algunos de sus activos de las estrategias tradicionales hacia aquellas áreas en las que es probable que se produzca un crecimiento estructural”, afirma Schroders.

El gasto para frenar los gases de efecto invernadero tendrá que aumentar al ritmo de dos billones de dólares anuales durante la próxima década

Por ejemplo, el gasto para poner freno a los gases de efecto invernadero tendrá que aumentar al ritmo de dos billones de dólares anuales durante la próxima década, señala la gestora. Una cifra estratosférica que tendrá que ser sufragada por gobiernos, consumidores y empresas, lo que beneficiará a las compañías que apuesten por la sostenibilidad y transición energética.

Otro botón de muestra es la industria del automóvil, hoy tocada precisamente por esta transición y que volverá a despegar cuando la oferta de vehículos eléctricos, las infraestructuras de carga y la demanda estén preparadas, pues la desaparición de los coches con combustible es irreversible.

De este modo, los expertos de Schroders afirman que ante la persistencia de las turbulencias de los mercados, habrá que ser “selectivos” a la hora de elegir dónde poner el dinero para que la volatilidad no sea un enemigo, sino un aliado a largo plazo.

* Nota: la rentabilidad registrada en el pasado no es un indicador fiable de los resultados futuros. Todas las referencias a sectores se realizan únicamente con fines ilustrativos y no constituyen una oferta o recomendación de compra o venta de ningún instrumento financiero, ni una sugerencia para adoptar ninguna estrategia de inversión.

La volatilidad no va a abandonar los mercados bursátiles en 2020. Es más, es probable que aumente y que la selección de valores se haga más importante, ya que la incertidumbre mundial continúa. Las tensiones provocadas por la guerra comercial entre EEUU y China y por el Brexit —que ha despejado su camino en territorio británico con la victoria de Boris Johnson— seguirán estando en primer plano, y se acentuarán en aquellas economías más expuestas al comercio mundial, como Alemania y Japón.

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