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Vuelve el miedo a China: el Gobierno deja de comprar acciones en bolsa
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Vuelve el miedo a China: el Gobierno deja de comprar acciones en bolsa

China sigue siendo la pesadilla de los inversores mundiales. Después de la devaluación de su moneda, ahora su Gobierno ha dejado de intervenir en la bolsa para evitar la caída de las cotizaciones

Foto: Bolsa de Shanghai. (EFE)
Bolsa de Shanghai. (EFE)

A principios de julio, las autoridades chinas adoptaban una serie de medidas intervencionistas para frenar el derrumbe de su mercado de valores, superior al 30% en un mes tras una subida previa meteórica y que se había llevado por delante 3 billones de euros de capitalización. Las principales fueron la prohibición de vender sus títulos a los accionistas significativos de las empresas -una especie de corralito bursátil-, la consideración de las posiciones cortas (bajistas) como un ataque a la patria, la suspensión de las salidas a bolsa, la suspensión temporal de cotización de buena parte de los valores y la medida estrella: la creación de un fondo público, la China Securities Finance (CSF), para comprar directamente en mercado con una munición de 483.000 millones de dólares.

Todas estas medidas habían frenado la sangría de la renta variable china y habían provocado un rebote del 14% del índice de Shanghai desde su mínimo del 8 de julio hasta el lunes. Pero el martes el supervisor del mercado (la CNMV china) anunció que la CSF va a reducir sus compras en el mercado de valores ya que la volatilidad se ha reducido. No va a desaparecer totalmente, pero no piensa intervenir salvo que se produzca una volatilidad exagerada o detecte un riesgo sistémico. Es decir, va a dejar de sostener las cotizaciones día a día.

Evidentemente, esto supone eliminar el put que existía en la bolsa china, donde hasta ahora se podía invertir con la seguridad de que no se iban a sufrir pérdidas porque ahí estaba este fondo para frenar las caídas. "Los inversores corren a las salidas cuando el Gobierno deja de intervenir para sujetar al mercado", declaraba el economista jefe de Reorient Financial Markets, Steve Wang, a Bloomberg. "La CSF se ha convertido en el principal jugador en este mercado, port lo que todo el mundo está pendiente de ella. Y entra en pánico cuando deja de comprar".

Esto provocó que el índice de Shanghai sufriera el martes una caída del 6,2%, la mayor de las últimas tres semanas. Y para demostrar que su anuncio va en serio, la CSF no intervino para frenar estas ventas. Lo cual significa que no considera que un desplome del 6% en un solo día suponga una volatilidad excesiva o un riesgo sistémico. En consecuencia, no va a intervenir salvo que se produzcan episodios aún más graves.

Y no fue la única noticia negativa del día. Se publicó una importante subida de los precios de la vivienda que aleja las expectativas de nuevos recortes de tipos (en el terremoto de principios de julio, el banco central los rebajó del 5,1% al 4,85%). Además, volvió a inyectar dinero en la banca por el sistema habitual, lo que implica que no va a relajar por el momento los requisitos de reservas de los bancos, otra de las medidas que se esperaban para estimular la economía tras la devaluación del yuan de la semana pasada.

La bolsa china sigue cotizando con un PER de 72

Aunque el fin de las compras del Estado en bolsa provoque la huida de los inversores a corto plazo, este intervencionismo había sido duramente criticado desde Occidente porque iba en contra de las promesas de liberalizar el sistema financiero y continuar su apertura hacia una economía dirigida por el mercado y no por el Gobierno. Ahora, reduce el nivel de intromisión en el mercado y retoma la senda emprendida en los últimos años por el Partido Comunista.

En todo caso, parece necesario que la bolsa china siga ajustándose a niveles más sostenibles. Pese a los desplomes que llevaron a estas medidas, la media de las empresas chinas cotiza con un PER (precio de las acciones dividido por el beneficio de la empresa) de 72 veces los beneficios actuales, muy por encima de las 10 mayores bolsas del mundo y por encima de las 68 veces alcanazadas en el pico de la anterior burbuja bursátil china, en 2007.

A principios de julio, las autoridades chinas adoptaban una serie de medidas intervencionistas para frenar el derrumbe de su mercado de valores, superior al 30% en un mes tras una subida previa meteórica y que se había llevado por delante 3 billones de euros de capitalización. Las principales fueron la prohibición de vender sus títulos a los accionistas significativos de las empresas -una especie de corralito bursátil-, la consideración de las posiciones cortas (bajistas) como un ataque a la patria, la suspensión de las salidas a bolsa, la suspensión temporal de cotización de buena parte de los valores y la medida estrella: la creación de un fondo público, la China Securities Finance (CSF), para comprar directamente en mercado con una munición de 483.000 millones de dólares.

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