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¿Cómo podemos adoptar la conocida como 'dieta climática'?
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Salud y medio ambiente

¿Cómo podemos adoptar la conocida como 'dieta climática'?

Cómo y qué comemos determina en buena parte nuestra huella de carbono. Este tipo de dieta propone consumir alimentos de manera consciente para cuidar nuestra salud y la del planeta

Foto: Agricultores ecológicos en Guadalajara. (EFE/Nacho Izquierdo)
Agricultores ecológicos en Guadalajara. (EFE/Nacho Izquierdo)

La dieta climática pretende encontrar el equilibrio en nuestro estilo de vida mediante el seguimiento de una dieta diseñada para reducir las emisiones de CO₂, que no prohíba ingredientes, sino concentrada en encontrar alternativas más sostenibles y saludables para nuestra propia salud física y mental, teniendo en cuenta, también, el bienestar del planeta. La “salud” no es un concepto aislado, sino uno con un punto de vista holístico que tiene en cuenta muchos factores.

Comer pensando en el planeta

No se trata de decirle adiós para siempre a la carne, el pescado o los huevos. Ni mucho menos. No es tan radical ni tan simple como esto. Y es que, aunque una dieta basada en plantas tiene sus raíces en la sostenibilidad, las verduras cultivadas en invernaderos tienen que volar o navegar también por todo el mundo para llenar nuestro plato, lo que, en realidad, podría estar aumentando nuestra huella de carbono con las emisiones del transporte.

Granos integrales, como la pasta, el arroz integral y el trigo, que requieren menos procesamiento y energía

La clave de la dieta climática es comer pensando en el planeta: ingerir productos de origen local de temporada. Se trata de reducir los envases de plástico, limitar el desperdicio de alimentos y elegir marcas y negocios de alimentos sostenibles.

Foto: Mercado ecológico. EFE Opinión

Este tipo de dieta es mejor para el medio ambiente porque podríamos reducir nuestras emisiones de CO₂ hasta en 1,5 toneladas al año. Esto se debe a que, gracias al consumo de productos locales y de temporada, estaremos reduciendo drásticamente la cantidad de carbono generada por el cultivo o la producción, el procesamiento y el transporte. Debemos recordar que la producción de alimentos contribuye con alrededor del 37% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero y los alimentos de origen animal producen el doble que los de origen vegetal.

placeholder Las lentejas son uno de los alimentos más sostenibles. (iStock)
Las lentejas son uno de los alimentos más sostenibles. (iStock)

La dieta climática también es un voto a favor de una agricultura más ética, ya que se centra en los sistemas locales, estacionales y regenerativos, en lugar de la agricultura intensiva.

El aumento de las emisiones de carbono está cambiando drásticamente nuestro planeta, incluido el aumento de las temperaturas y el nivel del mar, lo que contribuye a más olas de calor, sequías y tormentas, según la Agencia de Protección Ambiental. Una dieta de este tipo tiene el potencial de ayudar al planeta a la par que ayudarnos a nosotros mismos, mejorando nuestra salud.

¿Qué alimentos podríamos incluir para mitigar nuestro efecto sobre el clima?

  • Lentejas, por ejemplo, uno de los productos más nutritivos que se conocen.
  • Frutas y verduras locales de temporada, que poseen una huella de carbono particularmente baja.
  • Granos integrales, como la pasta, el arroz integral y el trigo, que requieren menos procesamiento y energía, por lo que nos ayudará a reducir nuestra huella de carbono
  • Nueces y semillas, como los cacahuetes, las avellanas, las semillas de calabaza o las semillas de girasol, que tienen muchas proteínas y una baja huella de carbono.
  • Pollo, que requiere menos tierra y agua y tiene menos emisiones de carbono que la carne de res, por ejemplo.

En esencia, según el Johns Hopkins Center for a Livable Future, el objetivo es comer alimentos lo más cerca posible de su estado natural que serán, además, mucho más ricos en nutrientes.

¿Y cuáles deberíamos evitar?

El azúcar, el aceite de palma, el café o los pescados de piscifactoría contribuyen a la deforestación, a un uso intensivo de agua y, en algunos casos, a la contaminación de las vías fluviales y destrucción del hábitat a la par que mayores emisiones de carbono.

En resumen, los que siguen la dieta climática se adhieren más a las frutas y verduras que están en temporada en relación con su región; evitan la carne que proviene de granjas industriales; y buscan ingredientes locales porque tienen una huella de carbono más baja.

Foto: El equipo de cocina de Predi Son Jaumell recogiendo las hortalizas de su huerto privado con las que elaboran sus recetas.

El problema es que, salvo algunas iniciativas abiertamente ecológicas, muchos compradores no saben cuál es la opción más sostenible cuando se encuentran ante un estante repleto de productos en un supermercado o comercio. Sin embargo, cada vez hay más marcas en el mundo que se están comprometiendo con el etiquetado de la huella de carbono, y aplicaciones como Yuka están ayudando a los clientes a comprar de manera más sostenible al ofrecer evaluaciones ecológicas independientes con el escaneo de un código de barras.

Sea como fuere, siempre que queramos hacer un cambio drástico en la dieta, es recomendable consultar con un experto, para evitar problemas de salud, ya que el metabolismo, el funcionamiento y la digestión de nuestro cuerpo necesitan adaptarse a los cambios.

La dieta climática pretende encontrar el equilibrio en nuestro estilo de vida mediante el seguimiento de una dieta diseñada para reducir las emisiones de CO₂, que no prohíba ingredientes, sino concentrada en encontrar alternativas más sostenibles y saludables para nuestra propia salud física y mental, teniendo en cuenta, también, el bienestar del planeta. La “salud” no es un concepto aislado, sino uno con un punto de vista holístico que tiene en cuenta muchos factores.

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