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Audio: los cantos constantes en las laurisilvas de La Palma
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Sábados de campo

Audio: los cantos constantes en las laurisilvas de La Palma

Las últimas selvas europeas se encuentran en las Islas Canarias. Los sonidos que provienen de su interior son capaces de cautivar a todo aquel que se embosca en ellas

Foto: Un pinzón vulgar. (Carlos de Hita)
Un pinzón vulgar. (Carlos de Hita)

De antiguas erupciones y de las persistentes nieblas traídas por los vientos húmedos del mar surgieron estas selvas. La Palma, la isla verde, la única de las Canarias en las que es habitual escuchar el sonido del agua que corre en superficie, nació del fuego y de la niebla.

En el Barranco del Agua, en el Bosque de Los Tilos, salta una pequeña cascada. El caudal no es muy grande, pero las paredes de roca encierran el sonido, lo amplifican, ocultando las llamadas que emergen de la espesura. Las de los mirlos, sobre todo. La laurisilva está llena de estas aves; el concierto es monotemático y sus voces nos llegan desde las cuatro esquinas del barranco. A veces como cantos líquidos, otras como reclamos estridentes.

Foto: Momoto yeruvá occidental (Baryphthengus martii)

Pero si prestamos un poco de atención vemos que los mirlos no cantan solos. Sobre el bosque, en vuelo coronado, maúllan los ratoneros; y desde las altas peñas graznan las ubicuas chovas piquirrojas, casi un símbolo de la isla. A su vez, bajo las copas trinan los herrerillos canarios y silban los pinzones. Y como un rumor de fondo continuo, suave, casi inaudible, por las copas corre el arrullo de la paloma turqué, la paloma de la laurisilva.

De antiguas erupciones y de las persistentes nieblas traídas por los vientos húmedos del mar surgieron estas selvas. La Palma, la isla verde, la única de las Canarias en las que es habitual escuchar el sonido del agua que corre en superficie, nació del fuego y de la niebla.

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