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Extremos climáticos en china: un 2021 que es una llamada de atención para todos
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Extremos climáticos en china: un 2021 que es una llamada de atención para todos

Es difícil vincular un evento aislado (como lo fue Filomena) al cambio climático (a pesar de que la opinión científica unánime lo afirma), pero la continua sucesión de anormalidades climáticas hace saltar todas las alarmas

Foto: Inundaciones en Zhengzhou (China). (EFE/EPA)
Inundaciones en Zhengzhou (China). (EFE/EPA)

La evidencia científica es apabullante: el clima está cambiando. Da igual que creamos que no, que todo sigue exactamente igual; o que pensemos que no somos responsables, sino que es un proceso natural como cualquier otro (a pesar de que todos los estudios científicos prueban que sí lo somos). La temperatura media del planeta está aumentando y los fenómenos climáticos extremos son cada vez más comunes.

Tenemos la inmensa suerte de vivir en Europa, donde todo tiende a ser relativamente normal, sobre todo en el sur del continente. No tenemos huracanes, ni tornados, ni ríos absolutamente masivos que se desbordan, ni volcanes (aunque en esto el clima no interviene lo más mínimo), ni placas tectónicas en constante colisión que amenazan ciudades enteras (como es el caso de la falla de San Andrés en California). En Europa vivimos bien. Pero cada día aparecen nuevas señales de que esta normalidad no se va a perpetuar en el tiempo. La última (de la masiva lista que decidimos ignorar alegando que el año pasado nevó en Madrid), viene de China, donde el 2021 fue una verdadera montaña rusa climática.

En Zhengzhou, el 20 de julio, llovió la mitad de agua de la que cae en Madrid en todo un año

En el gigante asiático, el año pasado, ocurrieron tres fenómenos extraordinarios que le pusieron a la comunidad científica un ojo a la virulé. El primero ocurrió en el mes de enero, cuando se batió en algunas partes del país (principalmente en el este) el récord de temperaturas mínimas desde el año 1961 durante tres días consecutivos (tanto la temperatura diurna como la nocturna). Esto provocó (al igual que ocurrió en el estado de Texas en EEUU) cortes de luz que afectaron a más de 20 millones de hogares, según las autoridades chinas (lo que equivale a poco menos de la mitad de la población española sin energía, una barbaridad).

En segundo lugar, en primavera, el norte de China sufrió una serie de grandes tormentas que provenían de más allá de la frontera con Mongolia y que, de forma similar a nuestros recientes episodios de calima procedente del Sáhara, llenaron la atmósfera de micropartículas (potencialmente dañinas para la salud) que obligaron a las autoridades locales y regionales a tomar medidas de emergencia obligando a permanecer en sus hogares a millones de personas. Hasta ahora, explican los expertos, una tormenta de esta intensidad no se había producido en China. Otra bandera roja.

placeholder Inundaciones en julio en Zhengzhou, China. (EFE/EPA)
Inundaciones en julio en Zhengzhou, China. (EFE/EPA)

Por último, en el mes de julio, la ciudad de Zhengzhou (en la que viven 10,35 millones de habitantes) sufrió las mayores inundaciones de su historia. Estas se debieron a la intensísima lluvia que cayó en la provincia de Henan entre los días 17 y 21 de julio de 2021. En el peor día, el 20, en la ciudad de Zhengzhou se registraron 201.9 litros por metro cuadrado de precipitaciones. Por ponerle contexto a este dato, eso equivale a la mitad de la lluvia que cae en la ciudad de Madrid en todo un año. Estas masivas lluvias, por supuesto, provocaron unas inundaciones que se cobraron la vida de 398 muertes y 50 desaparecidos. Al mismo tiempo, obligaron a la evacuación de 815.000 personas y 14 millones se vieron afectadas por este evento climático extremo. Además, hubo un impacto económico que se estima en los 82.000 millones de yuanes, el equivalente a 11.699 millones de Euros.

placeholder Carretera inundada en China. (iStock)
Carretera inundada en China. (iStock)

Ahora, un equipo de investigadores del Instituto de Física Atmosférica de la Academia de las Ciencias de China (el equivalente a nuestro CSIC), ha publicado un informe en el que valora el impacto del cambio climático en estos eventos. Su postura es clara: "es muy difícil achacar un solo evento al cambio climático, pero una sucesión ya es otra historia". Todos estos fenómenos extremos no tenían precedentes (el primero, la ola de frío de enero, no ocurría desde el 61).

Foto: El deshielo del Ártico esta alterando el clima del planeta (EFE)

El autor principal del estudio, el profesor Tianjun Zhou explica que "nuestro informe señala la necesidad de crear un sistema operativo, en tiempo-real, que sea capaz de detectar y clasificar los extremos climáticos en China, para que sea mucho más fácil entenderlos. Además, nos debemos adaptar (y mitigar) el actual cambio climático".

La crisis climática está aquí. A fin de cuentas, los estudios científicos estiman que, desde 1870 hemos consumido 130.000 millones de barriles de petróleo -suficiente como para llenar algo más de 6,3 millones de piscinas olímpicas-. La inmensa mayor parte de ese petróleo lo hemos quemado (literalmente) y hemos liberado a la atmósfera el dióxido de carbono correspondiente, ¿en serio creemos que eso no tiene ningún tipo de impacto en el planeta? Todas las autoridades, tanto gubernamentales como científicas, están avisando de las consecuencias, que, por desgracia, ya están aquí.

La evidencia científica es apabullante: el clima está cambiando. Da igual que creamos que no, que todo sigue exactamente igual; o que pensemos que no somos responsables, sino que es un proceso natural como cualquier otro (a pesar de que todos los estudios científicos prueban que sí lo somos). La temperatura media del planeta está aumentando y los fenómenos climáticos extremos son cada vez más comunes.

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