Las calles de Glasgow muestran ya el descontento: "La COP hunde nuestro futuro"
Activistas de todo tipo no esconden su malestar por los escasos resultados y el desarrollo de la cumbre climática de Glasgow
Escocia juega hoy contra Sudáfrica en un partido de rugby que ha llenado las calles de faldas escocesas y gaitas. Entre la horda de aficionados que colapsan la estación de tren de Haymarket, en Edimburgo, camino del estadio, se infiltran activistas, jóvenes y mayores que van en dirección opuesta: rumbo a Glasgow. Concretamente, van hacia el Scottish Event Campus donde todavía —pese a que debía concluir ayer— tiene lugar la vigesimosexta cumbre del clima de Naciones Unidas.
Al otro lado del río Clyde, frente a la sala donde casi 200 países han estado dos semanas negociando cómo contener el calentamiento global, ya no se oyen gaitas, sino instrumentos de cuerda. Son los “músicos del Titanic” que tocan el canon de Pachelbel para amenizar la catástrofe, vestidos de gala y a bordo de una balsa manchada por pintura negra que simula petróleo.
"Representamos el fracaso titánico que ha sido esta cumbre del clima"
Tras ellos, una pancarta reza “La COP está hundiendo nuestro futuro”, y otros compañeros activistas ondean banderas de Extinction Rebellion (XR). El símbolo, una X y un círculo, conforma un reloj de arena. La comunidad científica da menos de una década de margen para frenar las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) que provocan el calentamiento global.
“El ‘timing’ es terrible, pues el último informe del IPCC se publicó en agosto, así que las evidencias científicas debían haber formado parte de las negociaciones, pero el problema es que la peor parte del informe IR6 no se publica oficialmente hasta marzo, así que ninguno de los resultados del trabajo que han hecho los grupos dos y tres del IPCC han estado presentes en las conversaciones”, denuncia Kyle Topfer, un experto en ciencias ambientales llegado desde Sídney, Australia, para apoyar al colectivo ecologista de desobediencia civil.
Topfer se queja especialmente de que su propio país, uno de los que han presionado para que los combustibles fósiles no aparezcan mencionados en el texto final de Glasgow, aspira a ser neutro en carbono en 2050 “basándose en que el 40% de la reducción de emisiones que ha prometido se hará empleando tecnologías de captura de carbono”, que este especialista critica porque aún están en fase experimental.
“Representamos el fracaso titánico que ha sido esta cumbre del clima”, recalca por su parte Marina Pascual, otra integrante de XR y estudiante de bioquímica. Ha viajado desde Mallorca hasta Glasgow para pedir a los líderes políticos presentes en la COP26 que tomen cartas en el asunto y adopten medidas contundentes para detener el calentamiento. “En esta ocasión no hay un bote salvavidas para la humanidad”, apunta.
Parte de su decepción se debe al hecho de que “haya sido la cumbre del clima menos inclusiva”, y en la que la industria de los combustibles fósiles ha estado más representada que ningún otro país. Con más de quinientos lobistas, el sector del gas y del petróleo superó a cualquier otra delegación (incluso la de Brasil, que ha traído a 479 delegados a Glasgow), según reveló la semana pasada un análisis de Global Witness.
Para Karen Killeen, una irlandesa residente en España, algo que le ha frustrado es el masivo despliegue policial que ha impedido a los ecologistas llevar a cabo sus acciones de desobediencia. “No hemos podido hacer las acciones que hemos querido y, mientras, dentro de la COP, los líderes y los lobbies seguían causando este hundimiento de la humanidad”, asegura, y agrega que faltan "decisiones tajantes” para que la temperatura media del planeta no suba más de 1,5 ºC y que éste no se convierta en “una tierra inhabitable”.
Escocia juega hoy contra Sudáfrica en un partido de rugby que ha llenado las calles de faldas escocesas y gaitas. Entre la horda de aficionados que colapsan la estación de tren de Haymarket, en Edimburgo, camino del estadio, se infiltran activistas, jóvenes y mayores que van en dirección opuesta: rumbo a Glasgow. Concretamente, van hacia el Scottish Event Campus donde todavía —pese a que debía concluir ayer— tiene lugar la vigesimosexta cumbre del clima de Naciones Unidas.
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