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Jérôme Fritel: "El agua no debería convertirse nunca en una mercancía"
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Un recurso básico que cotiza en Wall Street

Jérôme Fritel: "El agua no debería convertirse nunca en una mercancía"

El director del nuevo documental 'Lords of Water' concede una entrevista a Planeta A, donde explica cómo se está privatizando el recurso más preciado y esencial del que disponemos, y cómo debería gestionarse

Foto: Privatización del agua, el recurso más valioso de todos. (Unsplash)
Privatización del agua, el recurso más valioso de todos. (Unsplash)

Hace menos de un año que el agua cotiza en Wall Street y que es considerado un "producto financiero como cualquier otro". Así es como lo define el banquero australiano David Williams, entrevistado en el documental 'Lords of Water', en el marco del festival de cine sobre sostenibilidad Another Way Film Festival. La película expone la fiebre por el agua en un mundo con cada vez más estrés hídrico.

El Foro Económico Mundial calcula que a día de hoy cerca de 4.000 millones de personas (dos tercios de la población mundial) sufren la falta de agua durante al menos un mes al año. Y, en la dirección hacia la que vamos, con un aumento de temperaturas medias que favorece la sequía y la desertización, las predicciones no arrojan demasiada esperanza. La cifra de personas que vivirán con escasez de agua podría ascender a 5.700 millones en 2050. Así es como un recurso que es vital y cada vez más escaso se está convirtiendo en el "petróleo del siglo XXI", señala Jérôme Fritel, el director de 'Lords of Water'.

"El primer paso es poner un precio, y puedes organizar el comercio del agua. Después puedes organizar la especulación del precio"

El periodista francés, que reconoce que la verdad que refleja en su documental "da miedo", insiste en entrevista con Planeta A la necesidad de movilizarse a tiempo para frenar la creciente codicia en torno a un recurso que es natural y además esencial para la supervivencia del planeta.

PREGUNTA. Los mercados del agua en Australia y en California han llegado a ser defendidos por los medioambientalistas. Sin embargo, inciden en el precio de un recurso vital. ¿Cuál es su impresión sobre estos sistemas de comercio?

RESPUESTA. Cuando comencé esta investigación, no me imaginaba que estos mercados del agua ya estuvieran implementados a gran escala en países como Australia, por ejemplo. Me sorprendió ver que este sistema estaba funcionando de verdad, que no era un proyecto de futuro, no era ficción, sino que había estado sucediendo frente a nuestras narices. Una razón para entenderlo es que Australia está en la primera línea del cambio climático. En la última década han experimentado una sequía muy severa, y también fuertes tormentas. Por ello el agua se está convirtiendo en el tema número uno allí, donde convergen la escasez de agua y un modelo de agricultura extensiva. Por otro lado, predomina un pensamiento muy liberal en lo económico, una apuesta por el mercado libre, por la ley de la oferta y la demanda. Para ellos, era obvio que tenían que apostar por los mercados para resolver el problema del agua, y creen que han inventado la herramienta perfecta. Esto para mí es increíble.

placeholder Jérôme Fritel, el director del documental.
Jérôme Fritel, el director del documental.

P. Pero en su documental entrevista a agricultores y granjeros que no se han visto beneficiados en absoluto por estos mercados de agua, sino que incluso se han arruinado. ¿Hasta qué punto se puede considerar que han sido un éxito?

R. Los mercados de agua en Australia nacieron en el 2007, con la legislación Water Act que los regulaba y que incluso los diputados ecologistas habían respaldado. Diez años después, fue muy interesante ver cuáles habían sido los efectos. El pequeño agricultor se estaba muriendo, porque ya no podían permitirse comprar el agua extra que necesitaban. Los más ricos se habían llevado la mejor parte. Ha sido una verdadera catástrofe para los pequeños agricultores y para las familias. Sin embargo, las grandes empresas agrícolas pueden comprar todo el agua que quieran. Para ellos es como el coste de la electricidad o de los alimentos. Eso es lo más lo más aterrador, que ahora la gente en Australia considera normal poner un precio al agua, igual que al petróleo o al arroz. Lo que más asusta es que esta musiquita liberal que dice que el agua es solo una mercancía. Por eso hice este documental. Creo que el agua no es una mercancía, y que nunca debería convertirse en una mercancía.

"Los ciudadanos tienen que seguir movilizados para proteger el agua como un bien común, como un bien público"

P. Y ya se especula con los precios del agua.

R. Sí, claro. Estos tipos incluso inventaron un índice en el Nasdaq para especular sobre el precio del agua de California en 2018. El primer paso es poner un precio, y a partir de ahí ya puedes organizar el comercio del agua. El tercer paso es organizar la especulación del precio. En algunos países estamos solo en el principio.

P. ¿Podría haber mercados de agua en la Unión Europea, teniendo en cuenta que hay regiones, como el sur de España, con una escasez y modelo de cultivo similar al de California o Australia?

R. En Murcia hablamos con agricultores a quienes les encantaría implementar estos mercados, pensando que podrían importar algo de agua del norte de Europa y de otros países que tienen abundancia en invierno. Estaban pensando en la construcción de una red de grandes canales, como los de intercambio de electricidad. La diferencia es que el agua es muy pesada, y requiere de una gran infraestructura, del tamaño de autopistas. Eso es exactamente lo que construyeron en Australia, autopistas de agua. En el sur de España, hay condiciones similares, sequía y agricultura extensiva. Por eso presionan para implementar los mercados. Y entiendo su lógica, quieren agua para continuar con su negocio. Pero eso significa considerar el agua como una mercancía, algo que definitivamente no es.

P. ¿Puede la sequía ser un buen negocio para alguien?

R. Para un inversor, donde hay una crisis, hay oportunidades. Ya sea una crisis climática, o económica, o de escasez de agua. Y "oportunidades" es un eufemismo de "dinero". Hoy en día, para algunas personas que quieren aprovechar esas oportunidades, el agua es el próximo petróleo, el oro azul, como lo llaman. Pero al mismo tiempo hay una gran resistencia contra eso. Creo que no hay nada más hermoso que el agua, en una cascada, un río, un lago o lo que sea. Pero cuando lo miras, ¿ves dinero, dólares, oportunidades? En Europa hay gente muy preocupada por hacer que el agua siga siendo un bien común, que sea gestionada por entidades públicas.

P. Si el agua ha sido considerada y declarada un derecho humano, ¿cómo se explica que grandes bolsas como Wall Street hagan negocio con este recurso?

R. Bueno, la resolución de la ONU solo da una dirección. Fue una gran victoria para los activistas que estaban luchando por eso, y especialmente para Maude Barlow, que conocimos en el documental. Ella me dijo que la resolución solo había sido una batalla, pero se puede ganar una batalla sin ganar la guerra. Y la guerra no ha terminado. Siempre dirán, como se hizo en Australia, que primero se asigna una cierta cantidad del agua para la vida de los seres humanos para el uso de los ciudadanos. Y luego, la segunda parte va a la naturaleza, y entonces solo cierta cantidad, tal vez el 50%, se destina al mercado. Así que primero se protege a la gente y luego a la naturaleza, y después se comercializa para la industria agrícola o para lo que se quiera. Para ellos, están respetando la resolución de la ONU y no la ven como un obstáculo.

Foto: Según la OMM,  3.600 millones de personas no tiene un acceso adecuado al agua. Foto: Unsplash

P. Hay un debate en torno a elevar el precio del agua porque, mientras unos argumentan que se necesita un mecanismo para evitar el derroche, también existe el riesgo de que haya quienes no puedan acceder al agua si no tienen los medios económicos. ¿Cómo lo ve usted?

R. El agua tiene que ser gratis porque la necesitamos para vivir. Cuando vives en la ciudad, es normal pagar una pequeña cantidad por el agua para costear los servicios de saneamiento. Pero ¿qué pasa con las grandes empresas agrícolas que están utilizando el agua en la forma comercial? Heineken o Coca-Cola, por ejemplo, necesitan una gran cantidad de agua para producir sus bebidas. Una vez que van a venderlas en el mercado, la cuestión es si tienen que pagar por el agua que utilizan, igual que pagan por la electricidad o por el petróleo que usan. Para algunas personas que emplean grandes cantidades de agua, con un fin comercial, habrá que poner un precio adecuado al agua. Pero esto es muy diferente de la gente que utiliza el agua en la vida doméstica. Antes de poner un precio al agua habría que estar seguro de que todo el mundo tiene suficiente agua para su uso cotidiano. Entonces, para el resto del agua, se puede fijar un precio, y habría que tener en cuenta los diferentes usos. Por ejemplo, la producción de alimentos tiene un gran consumo hídrico: representa el 70% del agua que utilizamos. Pero si elevamos el precio del agua sin distinguir usos, aumentará el precio de los alimentos, lo que haría más difícil comprar comida. La fijación de precios es algo muy peligroso, y hay que tener mucho cuidado con quién pagará qué precio, por qué uso y en qué condiciones.

placeholder Los recursos hídricos necesitan protección. (Unsplash)
Los recursos hídricos necesitan protección. (Unsplash)

P. ¿Qué pueden hacer los ciudadanos en esta lucha por los recursos hídricos?

R. Los ciudadanos tienen que seguir movilizados para proteger el agua como un bien común, como un bien público, que sea gestionada por organismos públicos a nivel nacional, regional o local. Siempre es difícil pensar en qué hacer a nivel nacional, sobre todo en países como España, por ejemplo, con grandes diferencias entre el norte y el sur en términos hídricos. Creo que la gente tiene que vigilar cuidadosamente lo que está pasando, y formar parte del proceso de toma de decisiones. Y tal vez tenemos que pensar en cómo utilizar el agua sin desperdiciarla, intentar reutilizar la mayor parte, especialmente quienes viven en ciudades. Los Ángeles, en California, ha declarado que quiere ser totalmente autónoma en el uso de agua para el año 2030, lo que implica reutilizar el 95% del agua.

Foto: La sequía se está cronificando en España. (EFE)

P. ¿Hubo algún momento en la producción de 'Lords of Water' en que sintiera especialmente la gravedad del asunto?

R. Hubo dos momentos fuertes. El primero fue cuando estuve en Australia, con los agricultores y ganaderos. Me sentí muy mal por ellos, porque estos hombres no solo estaban vendiendo sus granjas, estaban dejando su tierra natal, la casa familiar. Y fue devastador para ellos. No era solo cuestión de si podían o no comprar el agua, es que tenían que dejar el lugar donde estaban viviendo, para pasar a vivir a una ciudad desconocida, por no poder pagar el pozo. El agua no es solo algo económico, es muy importante para organizar la vida entera. Fue muy difícil para ellos, y el hecho de que lo compartieran con nosotros resultó muy emotivo. El segundo momento fue una entrevista con un banquero de Wall Street. Estaba helado, gélido. Decía que por supuesto que hay que poner precio del agua, para que la gente sepa exactamente cuánto dinero se va en una ducha y presten atención a ese recurso. Este tipo se estaba convirtiendo en un robot. Y no era un cualquiera, sino que ha sido economista jefe en uno de los mayores bancos del mundo. Puedo imaginar que cuando él habla la gente lo escucha.

Hace menos de un año que el agua cotiza en Wall Street y que es considerado un "producto financiero como cualquier otro". Así es como lo define el banquero australiano David Williams, entrevistado en el documental 'Lords of Water', en el marco del festival de cine sobre sostenibilidad Another Way Film Festival. La película expone la fiebre por el agua en un mundo con cada vez más estrés hídrico.

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