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Entre Bali y Marbella: la vida 'comer, rezar, amar' de una abogada semiexpatriada
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Se dedica al surf y al yoga

Entre Bali y Marbella: la vida 'comer, rezar, amar' de una abogada semiexpatriada

La letrada Marina Guillén ha apostado por el teletrabajo entre viajes y pone especial foco en la salud mental de los abogados: "Está subestimado el estrés en la abogacía"

Foto: La abogada Marina Guillén, desde Bali.
La abogada Marina Guillén, desde Bali.
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Marina Guillén se levanta a las seis de la mañana, se pone su traje de surf o ropa de deporte para practicar yoga, y unas horas más tarde se sienta a desayunar con vista al mar o a los paisajes tropicales de la isla de Bali. Hacia el mediodía arregla su bolso, coge su ordenador, una libreta y se embarca rumbo hacia un cowork donde, en horario español, comenzará a trabajar para sus clientes que viven a casi 14.000 kilómetros de distancia. Nadie lo imaginaría, pero esta abogada especializada en derecho Urbanístico e Inmobiliario y Penal Económico de origen español ya lleva más de un año repitiendo una y otra vez esta rutina. Sin embargo, no siempre está en Indonesia: cuando pasan los meses, y uno que otro viaje entremedio a algún otro destino, la abogada vuelve a armar su maleta y regresa a su hogar en Marbella para seguir ejerciendo. Guillén ha optado por teletrabajar con este modelo nómade con el objetivo de pasar una temporada fuera y otra en casa: “Sé que esto es un poco Comer, rezar, amar, pero me dediqué a viajar y empecé a darle vueltas a este método que me entrega paz y me apasiona y da energía para trabajar”, asegura la letrada.

A pesar de que esta idea no se concretó hace tanto tiempo, Guillén ya había tenido una experiencia anterior con el remoto. En 2021, aprovechando un poco que se podía teletrabajar en casi todos los procesos legales— incluso podían comparecer en los juzgados a través de Zoom y otras plataformas— tuvo una “experiencia piloto” cuando viajó a Costa Rica por un mes y medio. Estuvo viajando y ejerciendo mientras se adaptaba a la diferencia horaria, pero nada la detuvo porque su mayor frustración a nivel laboral cuando estaba en una firma era no poder viajar más y disfrutar del mar, que es su gran terapia de vida. Ahí fue cuando se le encendió una luz en su interior para lanzarse a ser una "viajera trabajadora".

Sin embargo, más allá de las comodidades que puede entregarle el trabajo desde casa y el estar en Bali, una de las grandes razones por las que la letrada decidió dejar su vida por unos meses en España e implementar esta carrera dual fue para mejorar su salud mental. Con este método, dice, se cambia el modelo de negocio actual con el que sufrió un gran estrés laboral, y por ende, emocional y físico. “Estaba en una situación muy insatisfecha”. El grado de responsabilidad y de exigencia le estaba costando su salud, y no estaba emocionalmente bien porque “no tenía tiempo para cuidarme a mí, ni siquiera para comer bien. No tenía una sensación de equilibrio entre mi vida personal y laboral… y eso pasa factura. En la abogacía, está totalmente subestimado el estrés”, comenta.

Marina tiene 36 años y antiguamente trabajaba como abogada del área procesal en una firma y el estrés que le generó la hizo darse cuenta de que debía priorizar su salud mental y su propia estabilidad. Tiempo después, optó por asociarse con su compañera Yolanda Alonso, y en 2017 crearon G&G Legal para servicios jurídicos y consultorías. Con la llegada de la pandemia y el boom del online, y tras haber vivido una buena primera experiencia en Costa Rica, en 2022 la abogada decidió viajar a este paraíso al que hoy puede llamar hogar por unos meses. Aunque no tiene fechas definidas para estar en cada país, y tampoco piensa mudarse para siempre a Bali, se organiza con su socia para ir definiendo sus tiempos y en función al calendario de señalamiento que tengan, regresa a Marbella o viaja por el mundo.

Con Alonso decidieron apostar por distribuir su carga de trabajo para que Guillén pudiese pasar más tiempo fuera y sobre todo porque lo “necesitaba a nivel emocional” y organizaron su estrategia de trabajo: Marina asumió la parte de urbanismo e inmobiliario, aunque no ha dejado de lado los asuntos procesales, mientras que su socia se encarga de la parte presencial de toda el área procesal, derecho civil, familia, sucesiones y fiscalidad de no residentes. Además, aproximadamente el 70% de los clientes de su organización son extranjeros (americanos, latinoamericanos, entre otros), por lo que se les facilitó el hecho de implementar el sistema de teletrabajo: “Por otro lado, también tenemos la surte de que las administraciones públicas y los ayuntamientos te permiten hacer casi todo online en sede electrónica. Eso nos ha favorecido mucho a adaptarnos con mi compañera a este mercado”. Con todos estos factores, quiso emprender rumbo hacia esta isla en Indonesia.

La abogada destaca que utilizar un método como este, que implica estar lejos de sus clientes, obliga a que el profesional debe tener una mayor capacidad resolutiva sin importar los horarios o la distancia. Otro punto importante a la hora de ejercer mejor es buscar sitios cómodos, con señal de wifi o fibra y que, por sobre todas las cosas, beneficien un buen ambiente laboral. En este caso, Guillén asegura que Bali tiene un ecosistema emprendedor muy interesante, lo que permite nutrir el entorno de trabajo, además de contar con diferentes locales especializados para este tipo trabajo: “También hay restaurantes que tienen zonas para teletrabajar, son abiertos, tienen jardines muy agradables, y por la tarde casi todos los días hay conciertos y actividades. Son zonas tranquilas, hay conexiones estables, el costo de vida te permite estar allí. Entonces, al final, estoy mucho más contenta trabajando”, indica.

placeholder Foto de Marina Guillén en su cuenta de Twitter.
Foto de Marina Guillén en su cuenta de Twitter.

En su día a día laboral intenta no sobrepasar las cuatro o cinco horas trabajando en el cowork, y luego, antes de dormir, hace el último check list para contestar correos desde casa. Lo importante es que este modelo también lo extrapola a Marbella o donde sea que esté trabajando para ser capaz de “no volver al modo piloto automático” laboral: comer sano, descansar, estudiar y tener tiempo para ella misma son sus prioridades. “Yo afronto ahora mi día a día con mucha ilusión y después de haber sufrido un burnout [síndrome de desgaste profesional] me vi obligada a tener que estar continuamente respondiendo a obligaciones laborales y hacerlo bien. Yo creo que al final, si estás feliz, trabajas mejor. Es algo tan obvio que no sé por qué no queremos mirar ahí”, observa.

Uno de los grandes problemas a los que se enfrentó en un comienzo fue al qué dirán y a los prejuicios de los mismos compañeros de la abogacía… aunque más enfocado en los más senior. "Me he encontrado con menos compresión en algunos compañeros de profesión que en los propios clientes. Todavía existe una imagen supertradicional del abogado sentado en una mesa y en un despacho", comenta la letrada. Para solucionarlo piensa que la mejor opción es "romper la barrera". Ella decidió lanzarse pese al miedo que le acogió antes de tomas la decisión y en ese momento se planteó: ¿Qué puede salir mal? Lo peor sería no facturar por ser rechazada por sus clientes o que el sistema no funcionase y tener que regresar a Marbella. Sin embargo, fue todo lo contrario y "sorprendentemente" ningún usuario se ha quejado y algunos "hasta me piden fotos", por lo que todos esos miedos estaban más en "su cabeza".

En el proceso también le surgieron algunos imprevistos como que no funcionen las pasarelas electrónicas para firmas o documentos, como también que se retrase un vuelo y tener que unirse a una reunión en el aeropuerto. “Me senté en un sofá tranquilita, con el iPad, y no hubo ningún problema”, zanja la abogada. Y aunque se trata de un proceso de ensayo y error, siempre habrá tareas que mejorar. Por ejemplo, actualmente algunos servicios no están actualizadas ni adoptadas por completo al sistema electrónico o hay otros procesos judiciales que no son fáciles de realizar a través de las pantallas: “Aún no me atrevo a decirle a un juez que me dejen comparecer por videollamada porque no es un motivo”.

Por otro lado, Guillén es honesta respecto a esta forma de trabajo: no funciona con todas las áreas de la abogacía. Por ejemplo, si hubiese seguido especializada en el área de procesal, no hubiese podido ejercer realmente porque gran parte de las tramitaciones deben realizarla en modo presencial. Lo mismo ocurre con el caso de derecho de Familia, y por esta misma razón, buscar una diferenciación que lo permita es clave, al igual que poner el foco en los clientes extranjeros porque darán mayor flexibilidad al momento de trabajar. "Te tiene que gustar lo que haces, probar con idiomas y encontrar un área que te permita estas facilidades, porque creo que mientras no cambiemos la mentalidad en la abogacía, en la práctica jurídica, a la vida judicial, obviamente necesita, requiere presencialidad".

"No tenía una sensación de equilibrio entre mi vida personal y laboral… y eso pasa factura. En la abogacía, está totalmente subestimado el estrés"

Ha estado en la isla de Sumatra, Londres, Marruecos, pronto irá a Asia, y tiene otras ideas en mente para continuar con su método nómada. Aun así, después de conocer diferentes realidades, asevera que Bali es su elección porque es un país seguro, tranquilo y no tienes problemas en viajar sola. Además, se estableció en esta isla de Indonesia porque también "allí tengo mi red social de contactos, amigos, y entonces es muy fácil para mí ir y venir". Este año ha viajado más o menos cinco meses y actualmente está en España por señalamientos y obligaciones judiciales presenciales hasta febrero, donde, una vez finalizado todo, regresará a su paraíso del teletrabajo. Para ello tiene una planificación que le permite organizar sus tiempos para hacer deporte y cuidarse como plantea, y ya tiene todo planificado hasta mayo de 2024. Ahora su objetivo es seguir enfocándose en su salud mental y en la de otros compañeros de la abogacía, donde a través de sus redes sociales, cuenta activamente a sus seguidores detalles sobre su método nómade digital de trabajo y lo feliz que uno puede ser con este modelo.

Marina Guillén se levanta a las seis de la mañana, se pone su traje de surf o ropa de deporte para practicar yoga, y unas horas más tarde se sienta a desayunar con vista al mar o a los paisajes tropicales de la isla de Bali. Hacia el mediodía arregla su bolso, coge su ordenador, una libreta y se embarca rumbo hacia un cowork donde, en horario español, comenzará a trabajar para sus clientes que viven a casi 14.000 kilómetros de distancia. Nadie lo imaginaría, pero esta abogada especializada en derecho Urbanístico e Inmobiliario y Penal Económico de origen español ya lleva más de un año repitiendo una y otra vez esta rutina. Sin embargo, no siempre está en Indonesia: cuando pasan los meses, y uno que otro viaje entremedio a algún otro destino, la abogada vuelve a armar su maleta y regresa a su hogar en Marbella para seguir ejerciendo. Guillén ha optado por teletrabajar con este modelo nómade con el objetivo de pasar una temporada fuera y otra en casa: “Sé que esto es un poco Comer, rezar, amar, pero me dediqué a viajar y empecé a darle vueltas a este método que me entrega paz y me apasiona y da energía para trabajar”, asegura la letrada.

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