Pinsent ficha a Altozano, Bayona y Navasqüés, de Bird & Bird, como socios de Energía

Pinsent Masons ultima un movimiento de mucho calado para su proyecto en España. Según ha podido saber El Confidencial, la firma que lideran Inmaculada Castelló y Fernando Gutiérrez se encuentra en la última fase de la negociación con Hermenegildo Altozano y Alfonso Bayona, socios de Energía de Bird & Bird, y con Juan de Navasqüés, en la actualidad counsel, pero que también entraría con la categoría de socio. Altozano está considerado como uno de los más reputados en su especialidad —no en vano, el directorio británico Chambers & Partners lo clasifica como banda 1 en la materia—, y Bayona es otro profesional de prestigio y amplia trayectoria. Desde Pinsent confirman el interés, pero subrayan que la contratación aún no ha superado todos los trámites internos para hacerse efectiva.

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Licenciado en Derecho por la Universidad Complutense y con estudios en Harvard Law School, Altozano inició su carrera en Lupicinio Abogados en 1989, firma en la que permaneció ocho años. Durante una estancia en Bracewell & Patterson (hoy Bracewell), entre 1994 y 1996, inició su especialización en el sector energía. En 2007, dio el salto a Hogan Lovells, despacho que abandonó en 2011 para enrolarse en Bird & Bird. Además de su ejercicio profesional, el letrado cuenta con experiencia docente en diversas instituciones académicas.

Además de especialista en Energía, Hermenegildo Altozano es reconocido como el mayor experto en España en inversión extranjera en Cuba. En esta materia, presta asesoramiento regulatorio a algunos de los principales operadores en dicho mercado en los sectores de energía (electricidad, petróleo y gas), recursos naturales, aviación, agricultura, turismo, industria alimentaria e infraestructuras. Asimismo, formó parte del equipo jurídico que diseñó la regulación del mercado eléctrico en España en 1997 y cuenta con experiencia en conflictos relacionados con la industria energética en República Dominicana, Nicaragua y Cuba.

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Bayona, por su parte, también cuenta con gran experiencia en el sector. Licenciado en Derecho por la Universidad de Alicante y con un máster en la Universidad de Namur, inició su carrera como abogado en Uría Menéndez en 2003. Tres años más tarde, fichó por Hogan Lovells, firma desde la que dio el salto a Bird & Bird en 2011. Tras una etapa en FCC (de 2015 a 2019), volvió a la abogacía de la mano de Cazorla Abogados, despacho desde que el que retornó a Bird & Bird en 2021.

Como letrado, está especializado en transacciones corporativas internacionales dentro de los sectores de Energía, Infraestructuras y Recursos Naturales, y asesora en cuestiones societarias, contractuales y financieras. Cuenta, asimismo, con experiencia en la financiación de proyectos, la realización de operaciones de reestructuración empresarial, litigios comerciales y la redacción y negociación de contratos.

Pinsent va en serio

De concretarse los fichajes de Altozano, Bayona y De Navasqües, Pinsent Masons suplirá con relevos de garantías la baja de Pablo Dorronsoro, su anterior socio responsable de Derecho Público, Energía e Infraestructuras, quien en junio dejó la firma para integrarse en EY Abogados —despacho en el que, a su vez, suplía la salida de Félix Plasencia, que había partido rumbo a Cuatrecasas—.

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La incorporación de los tres letrados sería un nuevo hito para la dirección formada por Castelló y Gutiérrez, socios codirectores de la firma en España desde el pasado mes de septiembre, en sustitución de Diego Lozano. Entre los objetivos fijados por la nueva cúpula de Pinsent Masons se encuentra el dar un nuevo impulso a la oficina en nuestro país; unos planes que, al menos de momento, parecen estarse cumpliendo. En apenas tres meses, el bufete ha cerrado varias incorporaciones de peso como la de José Millán, de Penningtons Manches Cooper, como socio responsable de Financiero, y Francisco Aldavero, de EY Abogados, como socio de Mercantil.

Con estas incorporaciones, el despacho quiere dar un salto cualitativo y cuantitativo en España. En el último ejercicio cerrado, la firma facturó 6,9 millones de euros. Cifra que, en los próximos años, la organización aspira a elevar de forma cuantitativa para acercarse a la posición que en nuestro país ocupan algunos de sus competidores a nivel internacional.