Lío en la abogacía: la polémica salida del socio de Ashurst para fichar por Eversheds

El pasado 20 de diciembre, la oficina de Eversheds Sutherland en Madrid comunicaba lo que parecía ser un importante tanto de cara a los planes de expansión de la firma en España. El despacho había cerrado la contratación de Manuel López, hasta la fecha en Ashurst, como nuevo socio de Financiero. Una "clara apuesta" por impulsar "un área estratégica", indicó la organización en su nota de prensa, para poder ofrecer a sus clientes "la más alta especialización en todas las materias relacionadas con el ámbito financiero, bancario y mercado de valores".

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El movimiento sorprendió en el sector por dos razones. La primera es que Manuel López dejaba un despacho del 'Silver Circle' inglés, situado en el 'top 25' de la abogacía en España (facturó 24,5 millones de euros en 2020), por un 'top 50' (14,5 millones el pasado ejercicio). Y la segunda es que su perfil —llevaba 20 años en Ashurst, los ocho últimos como socio— no parecía responder al de un 'aventurero' dispuesto a enrolarse en un proyecto en crecimiento, por muy atractivos y ambiciosos que sean los planes que Jacobo Martínez, socio director, ha puesto en marcha en Eversheds. Pero, a la vista del estado de ebullición en que se encuentra el mercado de fichajes en la abogacía, todo es posible.

Sin embargo, según ha podido saber El Confidencial y confirman las fuentes consultadas, la salida de Manuel López de Ashurst no responde a un cambio de despacho al uso, originado por la búsqueda de la motivación extra que aporta embarcarse en un nuevo proyecto. De hecho, la explicación que ofrece la firma que dirige Jorge Vázquez se aproxima más al concepto de despido (aunque al tratarse de un socio no puede calificarse como tal, porque su relación con la organización es mercantil, no laboral) que al de una baja voluntaria.

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"Manuel López, anteriormente socio de nuestra oficina de Madrid, fue conminado por nuestro consejo de administración a abandonar la firma a raíz del resultado de una investigación en el lugar de trabajo. Manuel dejó la firma el pasado 28 de noviembre. Ashurst tiene una política de tolerancia cero hacia los comportamientos contrarios a nuestros valores, cultura, códigos de conducta y políticas internas", respondió el bufete tras la consulta realizada ayer por este diario, sin dar más detalle sobre lo sucedido.

Investigación internacional

Fuentes conocedoras de los hechos, no obstante, aportan algún dato más. El proceso que concluyó con la 'invitación' a López de dejar el 'partnership' de Ashurst se inició con una denuncia interna interpuesta a través del canal que el bufete tiene habilitado a tal efecto. Dicha comunicación dio origen a una investigación que la organización ha llevado a nivel internacional, sin que hayan participado en ella socios en España. No ha trascendido qué hechos se detallaban en la denuncia, pero en el 'e-mail' que remitió la líder global de Ashurst, Karen Davies, a la oficina de Madrid el pasado 29 de noviembre, informaba de que López había dejado la organización el día anterior (es decir, el 28) y que la firma era totalmente contraria a cualquier comportamiento que comportara conductas de "acoso", "bullying" o "discriminación", entre otras.

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Las mismas fuentes explican que, desde que fue recibida y tramitada la denuncia, el despacho ha actuado con mucha celeridad. Tampoco tenía otra opción. Ashurst, como firma radicada en Londres, está sometida a las reglas de la SRA (Solicitors Regulation Authority), el organismo regulador de la abogacía británica. Unas normas que también se aplican a su oficina en Madrid, que no opera en nuestro país como una sociedad profesional propia y diferenciada, sino que está constituida como 'establecimiento permanente de entidad no residente'.

La SRA impone a las firmas unas exigentes líneas de actuación en caso de detectar conductas contrarias a los códigos, principios y valores que debe regir la profesión. Entre ellas, se incluye la obligación de comunicar al regulador en el caso de detectar conductas inapropiadas, así como la de actuar disciplinariamente, si procede, para atajarlas o sancionarlas.

Sin embargo, la salida de Manuel López no ha bastado para cerrar las heridas con su antigua casa. Entre los socios de Ashurst existe un importante malestar con él porque este, según han aseverado algunos de ellos, no ha mantenido el perfil bajo esperado y acordado, asumiendo su error, sino que ha tratado de justificar su marcha (especialmente ante los clientes) en un supuesto declive de la firma en Madrid. Unos comentarios que han llegado a oídos de quienes fueran, hasta hace escasamente semanas, sus compañeros.

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Al ser preguntado por El Confidencial, el nuevo socio de Eversheds niega categóricamente los hechos descritos. Según expone, en ningún caso Ashurst le 'invitó' a abandonar el despacho. "Yo comuniqué voluntariamente mi salida y entonces me advirtieron de que mirarían los posibles contactos con clientes", indicó ayer por la tarde a este diario, precisando la fecha de dicha notificación: el 26 de noviembre, a través de un 'e-mail' a los responsables del despacho. Es más, descarta tener conocimiento de investigación interna alguna contra él, al ser preguntado expresamente por este extremo, al afirmar que "después de que manifestara mi salida voluntaria, me dijeron que iban a verificar con qué clientes había tenido contacto recientemente por si había existido alguna irregularidad". Una versión que difiere mucho de lo expuesto por Ashurst en su comunicación oficial.

Sin entrar en la controversia entre Ashurst y Manuel López, desde el despacho que dirige Jacobo Martínez se limitan a señalar lo siguiente: "Desde Eversheds Sutherland en España queremos manifestar que no tenemos constancia de controversia alguna de Ashurst con Manuel López nacida con anterioridad al día de efectos de su salida voluntaria para su incorporación a nuestra firma". Este conflicto puede no haber escrito aún su último episodio.