Drago compra el hotel de Castellana 200 y se une a la metamorfosis del entorno del Bernabéu

Drago Capital vuelve a mover ficha. La firma dirigida por Luis Iglesias se ha quedado con el hotel a medio construir que la administración concursal de Reyal Urbis sacó a subasta el pasado mes de febrero. Este activo forma parte del macrocomplejo Castellana 200, un icono del centro financiero de Madrid, que nunca terminó de completar sus planes por la quiebra de la promotora de Rafael Santamaría.

El proyecto se remonta a 2006, cuando se anunció a bombo y platillo la transformación de toda una manzana en un moderno desarrollo de usos mixtos, cuyos 70.000 metros cuadrados se dividieron entre dos edificios de oficinas, un centro comercial, un aparcamiento con 850 plazas y el inacabado hotel. Los problemas financieros de Reyal, que tras el estallido de la burbuja llegó a sumar 4.600 millones de euros de deuda, hicieron que este complejo terminara en manos de la banca acreedora.

A principios de 2014, el sindicato de bancos formado por Bankia, Sabadell, Santander, BBVA y Caixa decidieron organizar un proceso de venta, con el objetivo de conseguir entre 150 y 200 millones, apenas la mitad de los 320 millones invertidos hasta entonces en desarrollar el complejo de lujo.

Entonces, pusieron a la venta el edificio de oficinas, la superficie comercial, el parking, y el 52% del futuro hotel, una puja que ganó Drago, aliado con el fondo de pensiones canadiense PSP, quien desde entonces tenía un derecho de adquisición preferente sobre el otro 48%, opción que ahora ha decidido aprovechar.

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Según ha confirmado El Confidencial, Drago Capital ha aprovechado esta posición para quedarse con el activo a un jugoso precio. La administración concursal había puesto a la venta la participación en el hotel, dos locales comerciales y 27 plazas de garaje por 5,9 millones. Esta era la oferta mínima necesaria exigida, aunque el paquete estaba valorado en 7,66 millones, cifras en todo caso ridículas frente a los números que se manejaron hace una década.

Con esta pieza ya cazada, los planes de Iglesias y su equipo pasan por aprovechar la metamorfosis que está viviendo tanto este complejo, como todo el entorno del Estadio Santiago Bernabéu, a cuya faraónica y retrasada obra se unen otros importantes proyectos como la remodelación del antiguo Palacio de Congresos, que acogerá la futura sede la Organización Mundial del Turismo (OMT).

El impacto del nuevo templo blanco en esta zona de la ciudad se traduce en un incremento de las tarifas de los hoteles de la zona, como el AC Cuzco, que también se ha unido a la transformación de esta zona del Paseo de la Castellana con la obra de renovación del establecimiento que acaba de llevar a cabo y que se encuentra a apenas 500 metros de distancia de Castellana 200.

Desde 2019, el dueño de este complejo es la aseguradora Allianz, que adquirió a Drago y PSP todos los activos que habían comprado a los bancos, y que actualmente está inmersa en un ambicioso plan de transformación de la zona comercial. Se trata del proyecto The Block y su objetivo es crear una suerte de Galería Canalejas en el norte de la Castellana, donde se combine oferta comercial y restauración.

Aunque el grueso de los activos que acaba de adquirir Drago es el inacabado hotel, los dos locales comerciales que tiene en la planta baja están llamados a jugar un importante papel en los planes de Allianz, ya que la idea pasaría por incorporarlos a todo el futuro desarrollo de The Block.

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Además, entre el edificio de oficinas actual y la estructura a medio construir del hotel hay un callejón que abriría la futura galería a Castellana, dando paso a una gran bolsa de terreno que se esconde entre el inmueble de Castellana 200 y las viviendas posteriores. En total, el proyecto, se desarrolla entre los números 198 y 208 del Paseo de la Castellana y entre el 3 y 5 de la calle Carlos Maurrás.

Este proyecto enlaza con la compra de 250 viviendas que Allianz adquirió a Testa en marzo de 2022. Repartidas en los ocho portales que conforman Manzana Castellana estas viviendas situadas entre las calles Doctor Fleming, Félix Boix y Carlos Maurrás. Son pisos de dos, tres y cuatro dormitorios que Testa vendió a una rentabilidad en torno al 1%.

En el caso del hotel, aunque tiene licencia para esta actividad, está por ver qué proyecto termina desarrollando Drago, un especialista en cambios de usos, como demostró con icónicas operaciones como la transformación de la sede de Prisa en la tienda insignia de Primark en Gran Vía, o como quiere hacer ahora en ABC Serrano, otra de las viejas joyas de Reyal.