Aranjuez traza un plan para restaurar su patrimonio icónico y lucir su medalla cultural

Una hora de autobús separa Madrid de Aranjuez. Pero el trayecto no disuade a los turistas que se acercan a visitar esta pequeña ciudad cultural. Más de cinco millones de personas se deleitaron en 2022 al recorrer las calles de un rincón único: desde 2001 está catalogado como Paisaje Cultural por la UNESCO, el órgano de las Naciones Unidas para la promoción de la cultura. Sus propiedades patrimoniales son un auténtico tetris, y he ahí el quid de su problema. Los monumentos son responsabilidad de distintas instituciones e incluso de particulares, lo que dificulta su conservación: por un lado, el Estado, a través de Patrimonio Nacional; el propio Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid.

Hay inmuebles que, pese a su valor, se encuentran prácticamente en ruinas. Uno de los casos más extremos es el Palacio de Osuna, propiedad de particulares, que no se ha recuperado aún del dramático incendio que sufrió en 2018. La fachada ha quedado cubierta por las cenizas y la estructura del tejado tiene huecos sin cubrir. Sus dueños no hacen nada para repararlo y el Ayuntamiento o los vecinos no pueden meter mano. "Es una pena enorme", asumen desde el Consistorio.

En realidad, los edificios más destacados de Aranjuez pertenecen al Estado. Únicamente son del Ayuntamiento la Plaza de Santiago Rusiñol, la Piragüera –que comparte con Patrimonio, aunque la gestión completa la tiene el Consistorio–, el Puente de Barcas, el antiguo picadero de Fernando VII, el Teatro Coliseo Carlos III, el Mercado de Abastos, la antigua Casa de Empleados –actual sede municipal– o el Hospital de San Carlos, que gestiona la URJC vía concesión. El resto de propiedades son, o bien de particulares, o bien de la Comunidad de Madrid.

Pero hay un as en la manga. Además de la labor municipal, Patrimonio Nacional anunció que invertirá casi 20 millones de euros en restaurar, mantener o rehabilitar muchos edificios clave. Prácticamente, la mitad, 10,7 millones del fondo de recuperación y resiliencia de la UE, irán a parar a las Salas de Felipe II o en Museo de Falúas Reales. Además, está previsto restaurar la Casa del Labrador a principios de este mismo año, por valor de 9 millones.

También hay inversiones a futuro, como los seis millones que se pondrán sobre la mesa para remodelar el Raso de la Estrella, o la misma cantidad en una fase inicial de los pagos para rehabilitar inmuebles mediante transferencias a las comunidades de vecinos o los propietarios particulares. Hay que tener en cuenta las ayudas destinadas a comunidades de vecinos o propietarios de inmuebles significativos, que estén en el casco histórico, por valor de otros seis millones.

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Como publicó este diario, la falta de mantenimiento afecta actualmente a los trece conjuntos del municipio que arropa la UNESCO a través de la categoría de patrimonio cultural. Todos ellos forman parte del Paisaje Cultural de Aranjuez, una etiqueta que sus vecinos llevan por bandera y que sirve de cebo para que muchos turistas, de dentro y fuera de la Comunidad, más allá de pasear por los pasillos del Palacio Real o por los frescos jardines de la ciudad, visiten otros enclaves.

"El arbolado es muy importante para nosotros", defiende la alcaldesa, María José Martínez de la Fuente (PP). Una de sus máximas es reformar en la medida de lo posible todos los puntos en declive del municipio y repasa varios ejemplos de puntos que sirven para entender la ciudad y comprobar por qué la UNESCO se fijó en Aranjuez para otorgarle el reconocimiento internacional.

La primera parada es el hospital de San Carlos. Este edificio lo gestiona la Universidad Rey Juan Carlos (URJC) gracias a una concesión a largo plazo sellada con el equipo de la alcaldesa. Fue un hito en su momento, ya que el inmueble requería de una remodelación ambiciosa y no había dinero en las arcas municipales como para pagar semejante gasto. Al final, se les cedió el terreno a cambio de que fuese la institución académica la que pusiera los fondos para arreglar el viejo clínico. Junto a la alcaldesa se encuentra la responsable de patrimonio del municipio, Magdalena Merlos.

Nació en Getafe, pero obtuvo una plaza como archivera en el Ayuntamiento de Aranjuez. Allí conoció a la actual alcaldesa, que entonces era responsable en la oficina de turismo. Con el tiempo se convirtieron en dos personas relevantes para el funcionamiento de la ciudad. Magdalena es como una especie de Wikipedia local, y se las sabe todas. Comienza por el principio, explicando que la ciudad levantó sus muros por primera vez en el siglo XVIII. Se edificó en tres partes: una zona de huertas, otra para los paseos arbolados y por último, el casco histórico.

Otra pausa llega al avistar la iglesia de San Pascual, un real convento impulsado por Carlos III, que fue levantado en su día para alojar el rezo de los franciscanos alcantarinos. Hoy es un monasterio muy transitado por los ciudadanos, aunque no es el edificio monumental que más viajeros recibe de todo Aranjuez. Ese es el Palacio Real, la casa de los Borbones en la que se celebran numerosos eventos institucionales o encuentros internacionales. Al año recibe unos cinco millones de personas.

"Bienvenida a la joya de la corona", subraya Magdalena antes de entrar en el edificio, que alberga desde exposiciones hasta auditorios y salas de teatro, en las que se revuelve el día a día y el ajetreo de las sensibilidades que marcan el ocio de los vecinos. Hay varias habitaciones con distintos fines: algunas, para ensayos de bandas musicales u orquestas; otras, para pintar con libertad. "Aquí empecé a trabajar como archivera", reseña Magdalena, que señala una pequeña puerta transparente en el arco de entrada.

Era la oficina en la que empezó cuando llegó desde Getafe. Justo enfrente, en otra diminuta entrada, estaba el despacho de la actual alcaldesa y sus compañeras de entonces. Apenas les separaba un pasillo, por lo que coincidir era algo habitual. Pero, al margen de estas anécdotas, no se puede entender Aranjuez sin visitar también los jardines botánicos o los paseos arbolados, que recorren varias calles del centro de la ciudad y se solapan con las carreteras o el tráfico de los coches. Antes de salir, unas zonas verdes se extienden alrededor del Palacio Real.

Las propiedades, como se mencionaba anteriormente, están repartidas. El Ayuntamiento posee buena parte del casco histórico, algunas calles o plazas y edificios antiguos. También les compete la gestión de buena parte de las zonas de huerta. Hay tanto elementos naturales como artificiales, con un trazado de hasta 2.500 hectáreas en los jardines que conviven en "armonía" con el resto de elementos.

El desvío

Sobre el desvío por la A-4 que, a juicio de los vecinos, supuso la transformación industrial de la localidad, y también trajo una pérdida de turistas, desde el Ayuntamiento responden que más bien ocurrió "todo lo contrario": "El desvío sirvió para facilitar el acceso a miles de turistas, hemos tenido datos históricos", celebran.

En 2023, los datos más recientes hasta la fecha, contabilizaron hasta 1.225.000 personas que entraron a visitar la ciudad, consumiendo en sus bares y comprando en los comercios. "No nos confirmamos, aunque apostaremos siempre por un crecimiento sostenible que no ponga en jaque a los vecinos", sentencia la alcaldesa.