Palacios, jardines y bodegas: planes para descubrir Aranjuez en un fin de semana

A orillas del río Tajo, la villa de Aranjuez es uno de los destinos más visitados de la Comunidad de Madrid. No solo por ser Patrimonio Mundial por la Unesco o porque allí se encuentre el Palacio Real con los mayores jardines del sur de Europa, sino por un centro histórico único o una gastronomía en la que destacan su huerta y sus bodegas.

El Palacio Real de Aranjuez es una de las visitas ineludibles para cualquiera que se aproxime a la localidad. Este majestuoso lugar es historia de España: en el año 1561, Felipe II, haciendo suyo un antiguo proyecto de su padre, el emperador Carlos I, ordenó la sustitución de la vieja residencia maestral por un nuevo edificio, que es el antecedente del actual Palacio Real Ribereño. Aunque sus obras se iniciaron unos años más tarde, quedó finalmente en el olvido hasta que Felipe V, siguiendo los primitivos planos de Juan de Herrera, encargó que se reanudara su construcción. El edificio fue ampliándose y renovándose a medida que se iban sucediendo los monarcas en el trono, hasta llegar a convertirse en el palacio que hoy conocemos, y del que destacamos las estancias más icónicas:

• Gabinete de Porcelana. Una de las piezas más atractivas y famosas. La totalidad de la extensión de las paredes y techos presenta una riquísima ornamentación de porcelana en relieve, mezcla de estilos rococó y chinesco. Aunque fue concebida con un gabinete al lado del despacho del monarca, más tarde se convirtió en la sala de música de la reina Isabel II.
• Salón de los Espejos. Fue la sala de vestir del monarca Carlos II. Con forma de piedra rectangular, está decorada con pinturas mitológicas y alegóricas de Luca Giordano.
• Salón del Trono. Es una de las estancias más emblemáticas del palacio. Solía utilizarse para las audiencias de ceremonia, de ahí que se conociera también como Besamanos del Cuarto del Rey, de Reinos o de Embajadores. Con una estética napolitana, la estancia está decorada tal y como la ideó Carlos III en 1772.
• El Comedor de Gala. Es una lujosa sala de banquetes con una gran mesa que puede acomodar a numerosos comensales. Está decorado con espléndidos tapices, candelabros de cristal y muebles elegantes.
• El Jardín del Parterre. Aunque técnicamente no es una estancia interior, el Jardín del Parterre es un área impresionante del Palacio Real de Aranjuez. Es un jardín formal que presenta parterres geométricos, fuentes y esculturas. Se encuentra justo al frente del palacio.

La belleza del palacio también se traslada a sus jardines, famosos por su belleza, historia y diseño paisajístico. Son considerados uno de los ejemplos más emblemáticos del estilo de jardinería barroca y neoclásica en Europa. En él destacan sus estanques y fuentes. Precisamente, una de las más famosas es la de Hércules, que representa al héroe luchando con el león de Nemea. También merecen una mención especial sus esculturas, que representan figuras mitológicas y alegóricas; así como la diversidad de jardines temáticos y su diseño, en el que encontramos avenidas, parterres, pabellones, fuentes y estanques.

Y entre kilómetros de naturaleza, otro de los must son los Jardines del Príncipe. Su gran variedad de árboles y plantas exóticas, además de elementos arquitectónicos, como el Pabellón de Asturias y el Pabellón de Carlos IV, hacen de este espacio uno de los más atractivos. Asimismo, allí se encuentra el Museo de Falúas Reales, que exhibe una colección de embarcaciones históricas utilizadas por la familia real para navegar por el río.

En 2001, los Jardines del Palacio Real de Aranjuez fueron declarados Patrimonio Mundial por la Unesco, reconociendo así su importancia cultural y su papel en la historia de la jardinería. Se suma, de este modo, a los otros lugares de la Comunidad de Madrid que también han merecido la condición de Patrimonio Mundial, como el Paisaje de la Luz en la capital; el Monasterio y Real Sitio de San Lorenzo de El Escorial; la Universidad y el centro histórico de Alcalá de Henares, y el hayedo de Montejo.

Otro edificio que forma parte del complejo palaciego, y no puedes dejar de visitar, es la Real Casa del Labrador, un ejemplo de la arquitectura neoclásica, que alberga una rica colección de muebles y objetos de época para conocer cómo vivía la realeza en el siglo XIX.

Real Capilla de San Antonio y su plaza

La plaza y la Real Capilla de San Antonio son otras de las paradas imprescindibles de la localidad. A pesar de que son construcciones de distintas épocas, no se aprecia a simple vista. Ambas fueron proyectadas por Santiago Bonavía en 1750, como primer paso para la formación del casco urbano de Aranjuez. Sin embargo, el conjunto no fue terminado hasta el siglo XIX.

Construida en el siglo XVIII, la iglesia de planta circular y coronada por una cúpula combina elementos barrocos y neoclásicos. Su interior está ricamente decorado y alberga importantes obras de arte sacro. En la plaza, de forma rectangular, destaca la fuente de la Mariblanca dedicada a Venus. En torno a ella encontramos otras construcciones como Las Casas de Oficios y Caballeros o la Casa de Infantes. Y dos cortinas de vegetación: el Jardín del Parterre, al norte, y el Jardín de Isabel II, de mediados del siglo XIX, al noreste.

Además de estos monumentos, su casco histórico, declarado Conjunto Histórico-Artístico, alberga otros edificios y lugares de interés. Es el caso del Palacio de Godoy, el que fuera la residencia del valido de Carlos IV y que, cada año, en las fiestas del Motín, los arancetanos asaltan simbólicamente para conmemorar la revuelta que sacó del poder al monarca absoluto. También destaca el Convento San Pascual, único Real Patronato creado por Carlos III; la Plaza de Toros, construida en 1796 por orden de Carlos IV, y que alberga en su interior el Museo Taurino, o el Mercado de Abastos, que data del siglo XIX.

Otros planes en familia

Aparte de este recorrido histórico y cultural, Aranjuez ofrece distintas actividades para realizar en familia.

• Desde el aire. Si te apetece asombrarte con una vista aérea y tranquila del municipio, puedes hacer un recorrido en globo que, durante una hora, te permitirá contemplar a vista de pájaro la belleza de su casco, del palacio y la suntuosidad de los jardines.
• Paseos en carruaje o en barco. Una experiencia que te lleva al pasado, la de disfrutar de un paseo en coche de caballos por los bellos parajes de la villa. Otra posibilidad es viajar por el río Tajo en El Curiosity, una nave marciana cuyos laterales cuentan con un ventanal que los recorre de proa a popa y que te ofrece una vista de la villa desde una perspectiva totalmente distinta.

• Chiquitrén. Para los peques, supone una aventura subirse a sus vagones de fantasía para remontarse a la época de la máquina de vapor y descubrir los jardines y tesoros arquitectónicos de la Villa de Aranjuez.
• Museo de la Fresa y la Huerta. Las huertas históricas de Aranjuez forman parte del Paisaje Cultural de la Humanidad declarado por la Unesco. Para saborear la experiencia, te proponemos un tour guiado donde conocer los secretos de la producción de manjares como la fresa, el espárrago y otros productos de la huerta ribereña.

La huerta, las bodegas y otras experiencias en la mesa

La localidad está estrechamente ligada a la huerta. En Las Vegas se cultivan algunos de los productos más populares de la villa, como las fresas, que se pueden degustar en algunas de las mejores mesas del mundo, o los pericos, los espárragos de la zona. Para conocerla en profundidad, lo mejor es visitar el mercado y acercarse a las Huertas Históricas: una plaza de la que salen 12 paseos flanqueados por filas de grandes árboles. Esta configuración, diseñada en el siglo XVI, permite comunicar las tres huertas de donde salen los productos.

La villa también tiene una fuerte tradición bodeguera, sus caldos pertenecen a la D.O. Vinos de Madrid. Entre las bodegas más destacadas encontramos El Real Cortijo, que fue mandado construir por Carlos III en el siglo XVIII y que ha provisto de vino y aceite a cinco monarcas y otros personajes ilustres como Manuel Godoy o el Duque de Prim, y El Regajal, una bodega familiar con 14 hectáreas de cultivo y que sigue una viticultura biodinámica. Ambas ofrecen experiencias enoturísticas para acercarse a la cultura del vino de la región.

Toda esta gastronomía puede disfrutarse en la mesa de sus tabernas con solera y restaurantes. En Casa Pablo, su carta ofrece una gran variedad de setas en temporada y platos emblemáticos como el faisán. Casa José está especializada en recetas de alta cocina basadas en los productos de la huerta, así como en platos de caza en temporada que se pueden degustar en el restaurante o en el atelier. También son recomendables Aguatinta, con cocina tradicional, y Carême, junto al Palacio Real. Para probar vinos de diferentes regiones, en Casa Delapio puedes acompañar las elaboraciones con referencias de 70 zonas vinícolas españolas.