La 'niña bonita' de Madrid ve agrietarse su patrimonio histórico y teme morir de olvido

Es difícil reunir tanto patrimonio histórico en una sola ciudad. Pero Aranjuez, con 200 kilómetros cuadrados de superficie y casi 60.000 habitantes, lo consiguió. Cuenta con numerosos edificios icónicos, como el Palacio de Osuna, la casa (abandonada) del escritor catalán José Luis Sampedro o la de los Infantes, que Carlos III encargó a Juan de Villanueva y con el tiempo obtuvo la categoria de BIC, Bien de Interés Cultural; monumentos como la Fuente de la Mariblanca o la de Hércules y Anteo, la vistosa estación de ferrocarril de arquitectura mudéjar... Todos estos inmuebles son un tesoro para sus ciudadanos. Aunque cada vez tienen más miedo de que se los lleve el olvido.

Todo empezó con la ampliación de una autovía. A finales de los 80, Aranjuez vivió una gran transformación industrial en la que se creó un desvío por la A-4. Con este cambio, los turistas ya no tenían que atravesar la ciudad para llegar a otros destinos, así que perdieron muchos visitantes. Es lo que cuenta Juanjo Cebrián, vecino del lugar. A sus 62 años, es el presidente de una organización local muy pequeña –pero que "crece a pasos agigantados"– que lucha por la conservación de un patrimonio cuyo valor reconoció la propia UNESCO, la entidad de las Naciones Unidas para la promoción cultural y educativa.

Son 67 socios, particulares o agrupaciones más pequeñas, los que hoy forman la Asociación Cultural de Aranjuez 2050. Este conglomerado vecinal nació a mediados de 2022 para advertir con más ahínco de lo que el paso del tiempo y la "dejadez de los propietarios e instituciones", como denuncian ellos mismos, está haciendo con sus lugares más preciados.

Casi todos estos edificios, monumentos o lugares icónicos en Aranjuez pertenecen a Patrimonio Nacional. Este organismo depende directamente del Ministerio de Cultura; es decir, del Estado. No obstantes, algunos de ellos siguen en manos del Ayuntamiento o de propietarios privados. La casa del escritor José Luis Sampedro, por ejemplo, es de titularidad privada, aunque sus dueños la tienen semiabandonada. Para los vecinos, la opción ideal sería reconvertirla en "una casa-museo" con la que hacer frente a la "caída en picado" del turismo, que cada vez frecuenta menos aquellos lares.

Límite de plazas hoteleras

El principal motivo es que la ciudad tiene sus límites. Apenas existen unas 1.400 plazas hoteleras en todo el entorno, por lo que pernoctar no es un plan al alcance de todo el mundo. Eso, a juicio de Cebrián, "frena a muchos" a la hora de decidir hacer una escapada a Aranjuez.

Desde el Ayuntamiento confirman ser conscientes del problema y estar "trabajando conjuntamente" con los vecinos para mejorar el estado del patrimonio local. La próxima cita en el calendario será FITUR, la Feria del Turismo, que se celebrará en Madrid entre el 24 y el 28 de enero. Allí acudirán con un stand en el que les acompañarán algunos socios de la asociación que representa Cebrián, a la que se le ha ofrecido un espacio reservado para realizar actividades y promocionar las bondades de Aranjuez ante el mundo.

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Edificios en peor estado

La ciudad está repleta de rincones curiosos, que albergan edificios o inmuebles históricos. Sin embargo, los vecinos denuncian que algunos de ellos muestran más desgaste que el resto y, aunque el tiempo pasa, nadie lo soluciona. El caso más sonado es el del Palacio de Osuna, que en 2018 sufrió un incendio cuyas causas oficiales aún se desconocen. Desde entonces, la fachada y el interior del lugar ha permanecido exactamente igual, sin repararse las zonas quemadas ni planteando una remodelación integral del espacio.

En este caso, explica Cebrián, se trata de "una propiedad privada". Es decir, que darle un lavado de cara al edificio no depende del Ayuntamiento ni del Ministerio, a través de Patrimonio Nacional. No obstante, creen que su imagen actual "desentona" del resto del municipio, "da mala vibra" a los turistas y muestra "dejadez", incluso aunque se trate de un bien particular.

Otros nombres se le vienen a la mente. A la Casa de Oficios, junto al Palacio Real, la divide una verja. Esta separa la parte que pertenece al municipio de la que controla el Estado, aunque zonas de "ambos lados" quedaron "semiabandonadas" con el tiempo. La guinda al desperfecto fue la Filomena, la tempestad que azotó Madrid en invierno y arrasó también con muchos de sus edificios.

El Hospital de San Carlos es "de los pocos que se salvan", cuenta Cebrián, pues es casi el único remodelado, ya que está en manos de la Universidad Rey Juan Carlos. A día de hoy se utiliza como campus universitario en Aranjuez, por lo que las instalaciones han de estar en buen estado para acoger a miles de estudiantes que adquieren conocimientos en sus aulas. "Si toda la ciudad se mantuviera igual, estoy seguro de que podríamos hacer reflotar el turismo y volveríamos a ser la ciudad cultural que un día reconoció la UNESCO", lanza al aire Cebrián, que no pierde la esperanza.