Ayuso contra Puente: las cuentas (y obras) pendientes entre Madrid y Transportes

Isabel Díaz Ayuso y Óscar Puente han elevado, todavía más si cabe, la tensión institucional entre Sol y Moncloa. Los problemas en la red de Cercanías, con tres descarrilamientos en apenas diez días, han dejado al descubierto el abismo que separa a las dos administraciones, enfrentadas a cara de perro pero obligadas a colaborar para solucionar un tema trascendental como el transporte diario de miles de personas. El caos con los trenes, sin embargo, solo es la punta del iceberg.

El Gobierno de la Comunidad de Madrid también reclama al Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible que eleve la prestación económica para el Consorcio Regional de Transportes, congelada desde hace años, y aborde infraestructuras clave como las obras del carril Bus-VAO de la A-2 (autovía de Zaragoza) o el final de la línea ferroviaria que une Móstoles y Navalcarnero, pendientes de ejecución.

El carril de la A-2 es una vieja reivindicación del Ejecutivo autonómico y Cibeles. Y precisamente ahora, en plena disputa, el Ministerio ha anunciado su puesta en marcha. Puente detalló en las redes sociales una inversión de 11 millones de euros para conectar la capital y Alcalá de Henares, aunque no precisó ninguna fecha o calendario. "Queremos mejorar la calidad del aire de nuestras ciudades, promoviendo el transporte público y el uso sostenible del coche", dijo el titular del ramo.

Pero la Comunidad de Madrid quiere más. Fuentes de la Consejería de Vivienda, Transportes e Infraestructuras denuncian que la aportación al Consorcio no ha variado en los últimos años, con una asignación de 126 millones de euros. "Llevamos años solicitando un aumento acorde al incremento del coste del transporte público, pero nadie nos responde", explican a este diario desde el área que dirige Jorge Rodrigo.

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También reclaman una solución por parte del Ministerio al problema de movilidad que sufre Móstoles por el socavón en la A-5, que impide el acceso a la M-50 y el barrio de El Soto, y que afecta a los vecinos de este municipio, de Arroyomolinos y Navalcarnero. El Ayuntamiento de la localidad, gobernado por el PP, solicitó a Transportes la gratuidad de la R-5 en hora punta como alternativa mientras se desarrolle la obra en la autovía, pero aún no ha obtenido respuesta. Ni el consistorio mostoleño ni la Comunidad de Madrid conocen los plazos para acabar la reforma.

El consejero autonómico ya pidió al inicio de la legislatura, en octubre, que el Ministerio asuma el final de la línea C-5 de Cercanías entre Móstoles y Navalcarnero. La infraestructura fue impulsada por Esperanza Aguirre en 2005, pero no ha entrado en funcionamiento ni un solo día y acumula casi veinte años de abandono. El Gobierno central, como informó este periódico, mostró su disposición a acabar la obra pese a que no fue un proyecto suyo. No obstante, tampoco ha habido respuesta oficial.

Enfrentamiento político

El choque entre Ayuso y Puente es total. La disputa por el Cercanías ha sido la gota que ha colmado el vaso, pero semanas atrás ya protagonizaron el primer encontronazo fuerte de la legislatura. El Gobierno de la Comunidad de Madrid anunció un veto a todos los ministros de Pedro Sánchez en actos oficiales tras excluir a la presidenta madrileña de la inauguración del AVE Madrid-Asturias. "Golpe por golpe", advirtieron desde el equipo de la dirigente. La decisión, dependiente del Ministerio de Transportes, no se hizo esperar y no se cursó ninguna invitación al homenaje a la Constitución del pasado 6 de diciembre, celebrado en Sol. Sí acudió el delegado del Gobierno en Madrid, Francisco Martín.

Las últimas semanas han sido una espiral de desplantes y acusaciones. Tanto, que Óscar Puente incluso bloqueó en X (antes Twitter) a varios dirigentes del PP por sus críticas, entre ellos el alcalde de la capital, José Luis Martínez-Almeida, y el titular de Vivienda, Transportes e Infraestructuras, Jorge Rodrigo. El consejero autonómico, además, pidió por carta una reunión urgente para abordar el problema de los trenes, pero el ministro se ha negado. Puente, especialista en el cuerpo a cuerpo, solo quiere interactuar con Ayuso. Si Rodrigo quiere despachar sobre la problemática de los trenes en la región, apuntan en el Ministerio, tendrá que esperar a la próxima cita de la comisión de seguimiento de Cercanías, que previsiblemente se celebrará entre enero y febrero del año que viene.

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La escalada verbal ha ido a más. Puente deslizó la semana pasada que los descarrilamientos en el túnel de Recoletos se debían a un "boicot" instigado por Ayuso. Horas después, comenzó con los bloqueos. Y el día siguiente, cuando ya se sabía que Adif descartaba esta hipótesis, Almeida contraatacó y llamó "macarra" al ministro. La también presidenta del PP de Madrid no se calló nada y criticó la "falta de respeto" del dirigente socialista por su actitud. La última crítica fue este jueves, en la Asamblea: "¿Saben la expresión de tener más peligro que un mono con dos pistolas? Pues ahora puede decirse tener más peligro que Óscar Puente con el Twitter".

Las hostilidades se han desbocado y la realidad es que es difícil que la situación pueda reconducirse. Al menos de momento. En el PP ya recibieron con cierto recelo el nombramiento de Óscar Puente como ministro, señalado como una especie de dóberman de Pedro Sánchez. La intervención del exalcalde de Valladolid durante la investidura de Alberto Núñez Feijóo, con un tono especialmente beligerante, fue el aval para esta teoría. Los primeros pasos de su mandato, añaden, lo confirman.

Este nombramiento, como el de Mónica García en Sanidad, fue recibido en Sol como una especie de estrategia contra ellos y el resto de Comunidades Autónomas gobernadas por los populares. Dos perfiles combativos para bregar en un momento de máxima tensión. Isabel Díaz Ayuso y su equipo defienden que Pedro Sánchez ha puesto a Madrid en la diana y cada uno de los pasos recientes son la demostración.

"No va a parar", denuncian en el Ejecutivo autonómico, que en las últimas semanas han señalado algunos ataques del Gobierno de coalición, como el plan hidrográfico para el Tajo, que reduce la capacidad de maniobra de la región, o el caos de Cercanías. También la última intervención de García en el Senado sobre la situación sanitaria de Madrid. "Es algo inaudito. La ministra de Sanidad haciendo oposición a Madrid desde el Senado", concluyen fuentes del entorno de Ayuso.