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Feria de San Isidro | Ganas de toros... como estos
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Feria de San Isidro | Ganas de toros... como estos

El rey Felipe VI, que recibió una enorme ovación en su entrada, ha presidido la tradicional corrida de la asociación de la Prensa, acompañado por el ministro de Cultura Miquel Iceta y el maestro Paco Ojeda

Foto: El rey Felipe VI preside la corrida de la Prensa que cierra la Feria de San Isidro en la Monumental de las Ventas. que cierra la Feria de San Isidro en la Monumental de las Ventas. (EFE/Borja Sánchez-Trillo)
El rey Felipe VI preside la corrida de la Prensa que cierra la Feria de San Isidro en la Monumental de las Ventas. que cierra la Feria de San Isidro en la Monumental de las Ventas. (EFE/Borja Sánchez-Trillo)

4 de junio de 2023

23ª y última de la Feria de San Isidro. Tradicional corrida de la asociación de la Prensa. Único mano a mano del serial.

Lleno de no hay billetes en tarde agradable de temperatura y con poca influencia del viento en la lidia, hasta que inició la faena del cuarto toro que llegó la tormenta con viento y lluvia intermitente que ya no dejó de molestar.

Acudió a una barrera el rey Felipe VI, que recibió una enorme ovación en su entrada, acompañado por el ministro de Cultura Miquel Iceta y el maestro Paco Ojeda. Ambos toreros le brindaron su primer toro a Su Majestad.

placeholder MADRID, 04 06 2023.- El rey Felipe VI durante la Corrida de la Prensa que cierra la Feria de San Isidro celebrada este domingo en la plaza de toros de Las Ventas, en Madrid. EFE Borja Sánchez-trillo
MADRID, 04 06 2023.- El rey Felipe VI durante la Corrida de la Prensa que cierra la Feria de San Isidro celebrada este domingo en la plaza de toros de Las Ventas, en Madrid. EFE Borja Sánchez-trillo

Seis toros de Victorino Martín de entre 524 y 580 kilos. Todos cinqueños y cárdenos. Muy bien presentados, en el tipo asaltillado de la ganadería, muy serios por delante y con la expresión y la movilidad agresiva que convirtió a este en uno de los hierros más prestigiosos durante décadas. Difíciles en el capote y banderillas en general dieron variado juego en la muleta. El primero peligrosísimo volteó hasta en dos ocasiones a Ureña. El segundo embistió con brío y clase por el pitón derecho, aunque fue a menos. Excelente, el tercero humilló y embistió despacio y con largura, con muchísima clase, fue ovacionado en el arrastre. El cuarto, Boliviano, el más bravo al caballo, se puso difícil en banderillas, pero rompió a embestir en la muleta de Emilio con una clase, lentitud y profundidad absolutamente excepcional, lástima que el viento arruinara las expectativas de una faena grande. Fue ovacionado en el arrastre. El quinto, un tío, ovacionado de salida, desarrolló peligro en la muleta, escuchó palmas y pitos en el arrastre. El sexto ovacionado en pie por toda la plaza, extraordinario en la muleta, sobre todo por el pitón izquierdo, también resultó muy ovacionado en el arrastre. Saludó el mayoral al acabar el festejo.

-Paco Ureña, de rosa palo y oro, ovación tras fuerte petición de oreja y tras salir volteado dramáticamente al ejecutar la estocada, oreja con algunas protestas tras aviso y palmas y algunos pitos tras dos avisos en el quinto que brindó a su compañero Emilio de Justo. Pasó a la enfermería al finalizar el festejo.

-Emilio de Justo, de mandarina y oro, ovación tras fuerte petición de oreja y pitos al presidente por denegarla, división de opiniones tras aviso y ovación.

Actuó de sobresaliente Álvaro de la Calle, como el Domingo de Resurrección del año pasado, cuando tuvo que matar seis toros por la grave cogida de Emilio de Justo precisamente, que le brindó con emoción y cariño la muerte del cuarto toro.

Muy bien, todas las cuadrillas durante la tarde.

Lo de hoy no eran pitones, eran varas de medir. Una vara son noventa centímetros, o tres pies, pero hoy nadie tuvo cojones para bajar y buscárselos a estos gatos. Entre otras cosas porque los mininos agrisados que vinieron de Monteviejo, al mirar, y sin moverse, te arañaban hasta el alma. De ser felinos, diría tigres. Cualquiera bajaba al ruedo para el recuento de miembros, habría que estar loco como lo están los toreros. Cuando en Madrid un toro sale escaso de peso, o corto de materia ósea, algunos envilecidos gritan miau en el tendido. Hoy esos y, la verdad, casi todos, según avanzaba el catálogo de toros descomunales que ha lidiado Victorino se han ido poniendo un poquito más de pie, para acabar de puntillas contemplando al sexto tigre, perdón que quise decir toro.

Digo descomunal por descomún y por lo fuera de serie de su trapío, no porque fueran mastodónticos o pasados de romana. De ahí los aplausos al hacerse presentes en el ruedo. Los aplausos, al hacerse ausentes para siempre, lo fueron por su buen juego, por su condición de toro bravo. Doble premio al ganadero y doble honor a los astados.

Gran corrida de toros que repartió buen juego. Unos mejores que otros, es cierto. Y sustos en todos los tercios. Incluso los que son buenos te piden en cada muletazo el carnet de manipulador de miedos. El toro de Victorino se arranca con paso firme, pocas veces al galope, y aunque te haya ya hecho veinte surcos por la arena a fuerza de arrastrar el morro, siempre te deja la duda de si tomará la muleta o se te vendrá a los muslos, o darán con tus tobillos tras un giro diabólico. De ahí la dificultad de torear los toros buenos del encaste de Saltillo. Hoy ha habido tres, casi cuatro, de esos buenos que tanto te ponen a prueba. Los más honestos y nobles, los que menos dudas generaban, para mí el cuarto y sexto. Y el quinto si aguanta un poco. La maldición de este año, el viento y su meretriz madre, tenía que aparecer y aguarle la fiesta a De Justo. Y a todos los que íbamos a ver una faena con rugidos, en este caso no de los tigres, sino de entregados tendidos. Vino puntual y malvada y no permitió que Boliviano volviera para su dehesa, de ese nivel estoy hablando.

Luego los hermanos traviesos cuando son de Victorino son tirando a Peaky Blanders. Navajas por todos sitios, miradas en slow motion… los malotes atractivos. El primero era Arthur Shelby. Tirando a esquizofrénico y a sádico. Salió a dar sus puñetazos, a marcar su territorio, a saciar su sed de sangre. Se cebó con Paco Ureña. Con compromiso de etnia cuando se lo echó a los lomos dijo "ahora es cuando te enteras" y lo tuvo entre sus patas lo que pareció una década. Salvó la vida el torero en un milagro de película. Después le quedó rencor al peor miembro de la banda para que, al sentirse herido en el trance de estocada, le soltara al ya desmadejado Ureña dos o tres brutales navajadas que por poco hacen diana y estamos ahora lamentando una tragedia. Como cayó ese hombre al suelo, tras descolocársele el alma, le hizo un nudo en el estómago hasta a el mismo Rey de España. Cómo continuó la lidia y cómo enhebró muletazos sería como explicar que una piñata después de dar el servicio de repente cobró vida y se quedó a los regalos por ver qué le tocaba.

placeholder El diestro Paco Ureña en la lidia al tercero de los de su lote, durante la Corrida de la Prensa que cierra la Feria de San Isidro. (EFE/Borja Sánchez-trillo)
El diestro Paco Ureña en la lidia al tercero de los de su lote, durante la Corrida de la Prensa que cierra la Feria de San Isidro. (EFE/Borja Sánchez-trillo)

Grandes tandas de De Justo, grandes detalles toreros en los brindis de respeto a colegas y autoridades. A la misma altura puso De Justo a Felipe VI y a Alvaro de la Calle. O viceversa. Y luego Ureña a De Justo en tarde de correspondencias y de toreros al uso. Lástima del viento y de su ramera madre y lástima de los aceros que consumaron faena, que no debo decir putada. Y, a pesar de todo eso, tan alto el rendimiento emocional del encierro que podríamos calificarla como una de las mejores tardes que hemos tenido en la feria.

Acaba en alto San Isidro, hacía falta. Meteorólogos reunidos aún tratan de explicar el vórtice descomunal que nos trajo tanto viento. Habrá ocasión de balance y de rematar la feria con los carteles especiales del aniversario del Yiyo y la clásica Beneficiencia. Después de 23 tardes nos quedan ganas de toros. No sé si lo suscribirá Ureña tras la paliza, pero para decir la verdad con los lidiados de hoy, quien de verdad gana es la Fiesta.

4 de junio de 2023

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