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La voladura de puentes entre Podemos y Sumar complica el tablero para la izquierda en Galicia
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ELECCIONES GALLEGAS

La voladura de puentes entre Podemos y Sumar complica el tablero para la izquierda en Galicia

El divorcio político entre Díaz y Belarra pone en jaque una coalición rupturista. Implica fragmentar el voto por la izquierda frente a una derecha casi monolítica del PP. Feijóo quiere —y necesita— ganar al pacto de investidura del PSdeG y BNG

Foto: Marta Lois comparece en el Congreso tras la ruptura Sumar-Podemos. (EP/Gustavo Valiente)
Marta Lois comparece en el Congreso tras la ruptura Sumar-Podemos. (EP/Gustavo Valiente)
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Galicia será, con toda probabilidad, la primera autonomía que afronte elecciones en el primer trimestre de 2024; serán las primeras desde la investidura de Pedro Sánchez, con la polémica ley de amnistía como telón de fondo y pendiente de testar en las urnas. Más allá de las autonómicas, en Galicia hay mucho en juego o, dicho de otro modo, en Galicia se la juegan todos.

Se la juega el PSOE de Sánchez, que apuesta en firme por su candidato José Ramón Gómez Besteiro, al que ha dado protagonismo y visibilidad en el Congreso al frente de la Comisión de Transportes, y se la juega Alberto Núñez Feijóo, que dejó la Xunta en manos de Alfonso Rueda cuando se mudó a Génova 13. Para los populares, que tienen en Galicia un granero de votos, perder el gobierno tras 15 años de mayorías absolutas no es una opción y sería un revolcón al liderazgo de su presidente, tras una investidura fallida y la presión de la derecha más ultra.

Y se la juega Yolanda Díaz, que (además) juega en casa. La sima abierta con Podemos complica obtener un buen resultado en Galicia para dar fuelle a su proyecto, sobre las cenizas "de un espacio político destrozado", opina un veterano politólogo que ha amasado muchas coaliciones. Enfrente, la buena sintonía que parecen exhibir PSdeG y BNG tras el pacto de investidura con Ana Pontón ya consolidada como líder en la oposición después de dar el sorpaso a los socialistas gallegos en los comicios del 12 de julio de 2020. Y es en este contexto en que el tablero gallego se complica por la izquierda y para la izquierda.

La posibilidad de que Sumar y Podemos vayan juntos a las elecciones gallegas es (hoy) remota. "Es difícil", admitió este jueves Marta Lois, portavoz y presidenta del Movimiento Sumar. El alto voltaje entre las dos formaciones en el Congreso, con la fuga de los cinco diputados de Ione Belarra hacia el Grupo Mixto, ha tenido sus réplicas en Galicia y deja a los de Yolanda Díaz en precario sin candidato, con un portavoz neófito —Paulo Carlos López— y el enemigo a las puertas entre sus antiguos aliados de Podemos.

Foto: La portavoz de Sumar en el Congreso, Marta Lois (i), y la líder del partido, Yolanda Díaz. (Europa Press/Fernando Sánchez)

"Reconozco que en este contexto no es fácil entender qué papel tendría Podemos en Sumar Galicia", apostilló Lois. Desde Sumar, lanzan sus redes directamente hacia las personas que se quieran enganchar a su proyecto al margen de siglas; una maniobra que no ha sentado nada bien a Podemos Galicia y Esquerda Unida —liderados por Borja San Ramón y Eva Solla—, que apostaban por un acuerdo a tres al 33% —remitido por escrito el 13 de noviembre— y se niegan a cerrar esa vía pese a que las conversaciones llevan semanas congeladas. "No se entendería", insisten, poniendo el ejemplo de Euskadi, donde las negociaciones continúan al margen del maremoto en el hemiciclo.

La descomposición de la antigua alianza rupturista (Podemos, Izquierda Unida y Anova) desparrama el voto de una base común. Los antiguos aliados cruzan sus reproches sin disimulo en redes y en comunicados de prensa, mientras que buena parte de la sección nacionalista de Anova ha ido retornando individualmente al BNG.

Parece prehistoria, pero no hace tanto que Yolanda Díaz y Xosé Manuel Beiras (Anova) formaron dúo político al frente de Alternativa Galega de Esquerdas (AGE) e irrumpieron en el Parlamento gallego con nueve escaños en 2012. Subieron a 14 en 2016 como En Marea. En cuatro años, la amalgama de siglas dilapidó todo su capital político e institucional —también en las ciudades que gobernaba, como A Coruña, Santiago o Ferrol— y se quedó a cero, como fuerza extraparlamentaria, en julio de 2020.

La incógnita del factor Jácome

Con las elecciones gallegas al caer —presumiblemente, en el primer trimestre de 2024—, la falta de acuerdo para una coalición rupturista fragmentaría todavía más el voto por la izquierda frente a una derecha casi monolítica del PP. Vox no tiene agarraderas en Galicia más allá de una concejala anecdótica en Avión (Ourense), pero los de Abascal tampoco están dispuestos a no presentarse como les había requerido Miguel Tellado. La otra incógnita es qué trozo del pastel puede coger el experimento de Gonzalo Pérez Jácome, el alcalde de Ourense, que quiere llevar las dinámicas de su partido, Democracia Ourensana, al Parlamento gallego.

Antes de la era Feijóo, de 2005 a 2009, hubo un bipartito entre el PSOE y el BNG. No acabó demasiado bien, pero el acuerdo de investidura entre socialistas y nacionalistas los ha vuelto a aproximar en la dupla Gómez Besteiro (PSdeG)-Ana Pontón (BNG) por un interés común: apear al PP de la Xunta.

Foto: El presdiente de la Xunta, Alfonso Rueda. (EP/Pérez Meca)

No es este el escenario que esperaba Díaz para consolidarse en su casa política junto a Marta Lois, la otra gallega que preside el Movimiento Sumar. Del voto fragmentado por la izquierda sacaría tajada el PP y restaría opciones a una coalición de izquierdas para un Gobierno alternativo al PP. Aunque Díaz lo negó tajantemente, desde el PSdeG dejan correr la petición de que Sumar no se presente en Lugo y Ourense, donde el voto dividido de la izquierda restaría más a la posibilidad de un Gobierno alternativo al PP, ya lanzado en su precampaña de rebajas fiscales e incentivos enfocados al votante sénior.

Galicia será, con toda probabilidad, la primera autonomía que afronte elecciones en el primer trimestre de 2024; serán las primeras desde la investidura de Pedro Sánchez, con la polémica ley de amnistía como telón de fondo y pendiente de testar en las urnas. Más allá de las autonómicas, en Galicia hay mucho en juego o, dicho de otro modo, en Galicia se la juegan todos.

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