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El ‘sorpasso’ que nació en Galicia y amenaza con arrebatar la Xunta a Feijóo tras el 26-J
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El ‘sorpasso’ que nació en Galicia y amenaza con arrebatar la Xunta a Feijóo tras el 26-J

La En Marea de Podemos, Anova y Esquerda Unida logró 408.000 votos el pasado 20-D (el 25% del total), 60.000 más que el PSOE. Un 'sorpasso' que ya mira a las autonómicas

Foto: El líder de Podemos, Pablo Iglesias, junto al portavoz nacional de Anova, Xosé Manuel Beiras, la coordinadora de Esquerda Unida, Yolanda Díaz, y el coportavoz de AGE en el parlamento gallego, Antón Sánchez. (EFE)
El líder de Podemos, Pablo Iglesias, junto al portavoz nacional de Anova, Xosé Manuel Beiras, la coordinadora de Esquerda Unida, Yolanda Díaz, y el coportavoz de AGE en el parlamento gallego, Antón Sánchez. (EFE)

El famoso 'sorpasso' del que todo el mundo habla y que vaticinan las encuestas tiene un precedente próximo y cercano. De la mano del histórico del nacionalismo gallego Xosé Manuel Beiras, líder de Anova, Podemos e Izquierda Unida unieron sus fuerzas en las generales de diciembre, cuando Alberto Garzón y Pablo Iglesias no eran capaces de impulsar un pacto similar en todo el Estado. La alianza fue a tres, pero de características muy similares a la que ahora exhibe Unidos Podemos para tratar de adelantar a los socialistas en las urnas. Con un panorama electoral mucho más parecido al estatal que en Cataluña, donde el PSC también se vio desplazado por una coalición de izquierdas, aquella En Marea adelantó al PSOE en votos, lo igualó en escaños y se situó como principal aspirante a desbancar a Alberto Núñez Feijoo en las autonómicas de otoño.

A diferencia de Cataluña, donde tradicionalmente la hegemonía no está en manos de socialistas ni de populares, Galicia era un escenario más propicio para calibrar las posibilidades de éxito de una alianza entre Podemos e Izquierda Unida. El panorama político no es muy distinto al estatal, con la misma tendencia al bipartidismo, aunque en el caso gallego con la presencia del Bloque Nacionalista Galego como tercer invitado, por lo general como tercera fuerza política y la mayor parte de las veces a distancia de los dos primeros. Por eso aquel 'sorpasso' de diciembre estuvo cargado de simbología. Fue la primera vez que un tercero se coló en la fiesta de socialistas y populares en unas generales en Galicia.

Los orígenes de la alianza se remontan a 2012, cuando Podemos aún no existía, año en el que Beiras rompió con el BNG, y Anova, su nuevo partido, comprobó la buena acogida de una alianza con Esquerda Unida a la que también se sumaron Equo y Espazo Ecosocialista Galego. Fue Alternativa Galega de Esquerdas (AGE), que dio la campanada en las autonómicas al convertirse en tercera fuerza política gallega, con 9 diputados y el 14% de los votos.

En aquella campaña participó un todavía poco conocido Pablo Iglesias, que formaba parte del equipo de asesores de la federación gallega de Izquierda Unida. Durante su estancia en Galicia, Iglesias estrechó sus vínculos con Beiras, a quien emula con sus dardos envenenados contra la “casta política” o contra el “duopolio” de socialistas y populares. Así fue como, de competidores, Podemos y sus rivales gallegos en las últimas elecciones Europeas pasaron en diciembre pasado a aliados, en lo que constituyó la primera alianza entre IU y el partido morado junto a la más heterogénea En Comú Podem.

Durante su estancia en Galicia, Iglesias estrechó sus vínculos con Beiras, a quien emula con sus dardos envenenados contra la 'casta política'

La En Marea de Podemos, Anova y Esquerda Unida logró 408.000 votos en las generales (el 25% del total), 60.000 más que el PSOE. Un 'sorpasso' en toda regla, aunque el reparto de escaños quedara en un empate a seis. Fue la segunda fuerza más votada en la comunidad autónoma, la que obtuvo más respaldo en Vigo (34%) y la segunda en la práctica totalidad del resto de urbes gallegas, con empate técnico en A Coruña.

Y sin embargo, En Marea vive en constante agitación desde aquel adelantamiento por la derecha a los socialistas. Aunque las encuestas vaticinan que la coalición, muy similar a la actual Unidos Podemos, repetirá o incluso mejorará sus resultados del 20-D, los desgarros son abundantes y amenazan distintos frentes de la coalición. El más frágil es el que forman Anova y Esquerda Unida. A Beiras no le gustó que la coordinadora de EU, Yolanda Díaz, de cuya recuperación para la política se considera artífice, abandonara anticipadamente el Parlamento gallego para iniciar su aventura en el Congreso. Y mucho menos que le descartase como posible candidato a la presidencia de la Xunta en las autonómicas de otoño, una cita que lejos de aclarar el panorama entre los socios de En Marea les está complicando la vida.

Convivencia tensa

“Si quiere quitarme de en medio que explique por qué”, le reprendió públicamente Beiras, que alertó de la situación “delicada” y de “riesgo de ruptura” en En Marea. Eso fue en mayo, pero la campaña no ha atemperado los ánimos. Preguntado en un reciente programa de televisión gallego por la exdiputada de Esquerda Unida, el líder de Anova insistió. “¿Qué quieres que te diga de Yolanda Díaz? Yolanda Díaz tuvo conmigo un comportamiento ingrato, insolidario y en determinados momentos desleal. Así de claro”, se despachó.

Entre unas elecciones y las de este domingo, En Marea ha vivido meses de cualquier cosa menos de sosiego

No solo el frente Anova-Esquerda Unida se deshilacha. Entre unas elecciones y las de este domingo, En Marea ha vivido meses de cualquier cosa menos de sosiego. El primero que rompió la baraja fue el entonces líder gallego de Podemos, Breogán Riobóo, que en cuanto pasaron las elecciones de diciembre criticó el sesgo “nacionalista” y de “vieja política” de la campaña de la coalición, y cuestionó la posibilidad de repetir alianza en este 26-J. Aquellas declaraciones acabarían por costarle el cargo y por forzar una renovación en Podemos Galicia. Y después llegó el debate –agitado, como lo suelen ser todos en la izquierda– sobre la posibilidad de convertir En Marea en un partido instrumental. Era nuevamente una idea de Beiras, que trataba así de reforzar las posibilidades de que la alianza tuviese grupo parlamentario propio. Su propuesta generó nulo entusiasmo en IU y Podemos y tensó la convivencia.

Así llega En Marea a las generales, en plena resaca del 'sorpasso' pero con las posibilidades intactas e incluso mejores que el 20 de diciembre. Aunque el partido que de verdad interesa a los socios gallegos de Unidos Podemos es el que se juega a la vuelta de las generales, cuando todos los esfuerzos se centren en las elecciones autonómicas. Es una cita para la que todavía no hay candidato y que no ha contribuido a serenar los ánimos en la coalición, pero en la que la superación de los socialistas puede tener como premio nada menos que la presidencia de la Xunta.

El famoso 'sorpasso' del que todo el mundo habla y que vaticinan las encuestas tiene un precedente próximo y cercano. De la mano del histórico del nacionalismo gallego Xosé Manuel Beiras, líder de Anova, Podemos e Izquierda Unida unieron sus fuerzas en las generales de diciembre, cuando Alberto Garzón y Pablo Iglesias no eran capaces de impulsar un pacto similar en todo el Estado. La alianza fue a tres, pero de características muy similares a la que ahora exhibe Unidos Podemos para tratar de adelantar a los socialistas en las urnas. Con un panorama electoral mucho más parecido al estatal que en Cataluña, donde el PSC también se vio desplazado por una coalición de izquierdas, aquella En Marea adelantó al PSOE en votos, lo igualó en escaños y se situó como principal aspirante a desbancar a Alberto Núñez Feijoo en las autonómicas de otoño.

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