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Valls: "Quiero impedir que Barcelona caiga en manos separatistas como la Cámara"
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Entrevista al candidato a la alcaldía de BCN

Valls: "Quiero impedir que Barcelona caiga en manos separatistas como la Cámara"

El candidato al ayuntamiento de la capital catalana por Ciudadanos dice ser "el único que representa el cambio" y promete, entre otras propuestas, otros Juegos Olímpicos en la ciudad condal

Foto: Manuel Valls. (Alberto Gamazo)
Manuel Valls. (Alberto Gamazo)

Llega desde París un hombre que lo fue casi todo en Francia: alcalde, diputado ministro del Interior y primer ministro de Francia. O sea, primer ministro de la quinta potencia mundial. Es un hombre curtido, que dulcificó su localidad de Evry como primer edil antes de dar el salto a la gran política. Con sus alforjas llenas de experiencia, Manuel Valls tiene a Barcelona en la cabeza. Conoce detalles impensables de la capital catalana y pone sobre la mesa soluciones a los problemas de la urbe y propuestas de futuro. Une en su programa el pragmatismo francés, el liberalismo económico y el compromiso social que le quedó de su paso por el Partido Socialista Francés. Tiene muy claro lo que hará como alcalde y, sobre todo, lo que no hará. Y se reivindica como el paladín contra el populismo y contra el separatismo.

PREGUNTA.- Usted llegó a Barcelona con dos etiquetas: venía de vivir en Francia y venía fichado por las élites. ¿Ya se ha desprendido de ellas?

RESPUESTA.- Yo nací en Barcelona e hice mi carrera universitaria y política en Francia. Todos conocen mi currículum y saben que he sido diputado, alcalde, ministro y primer ministro. Barcelona tiene dos retos importantísimos: el modelo de ciudad y el reto de su futuro español y europeo. Yo quiero ser el barcelonés, catalán, español, francés y europeo que represente la fuerza frente al desastre de Colau, del populismo. Quiero impedir que esta ciudad caiga en las manos del separatismo como ha caído la Cámara de Comercio.

Segundo: el populismo siempre busca enemigos. Y siempre culpa a las elites. No se sabe qué son las elites. Pueden ser los bancos, pero también la alcaldesa de BCN. O la burguesía catalana que ha ayudado al separatismo con una frialdad espantosa durante años. Yo quiero representar a las élites si consideramos que son el talento: el talento en el deporte, en la cultura, en las políticas sociales, en la economía, en las nuevas tecnologías, los que imaginan la medicina del mañana, las mujeres emprendedoras. Asumo el hecho de ser el candidato del talento frente a los que han fracasado, como Colau, los que nos llevarían al desastre como Ernest Maragall y los que representan el pasado y son incapaces de mirar el futuro.

Lo más bonito de ser alcalde es que te imaginas el futuro: planificas la arquitectura, el urbanismo, la metrópoli, la urbe de 4 o 5 M de habitantes

P.- ¿Y conoce a fondo Barcelona?

R.- Sí, conozco la ciudad desde siempre. He pasado aquí mucho tiempo. Mi experiencia no me da derechos, me da obligaciones. Y desde hace un año, no paro de recorrer esta ciudad, de ver a gente, de estar en los barrios. He hablado mucho con los barceloneses, con asociaciones, con los que representan la economía, las políticas sociales o la cultura. Lo más bonito de ser alcalde es que te imaginas el futuro: planificas la arquitectura, el urbanismo, la metrópoli, la urbe de 4 o 5 millones de habitantes. Sabes que lo que puede inventar Barcelona contra el cambio climático puede ser un ejemplo para otras ciudades. Imaginas el mundo. Pero al mismo tiempo tienes que gestionar. Que Barcelona sea una ciudad segura, limpia, abierta, creativa, solidaria, ecológica.

placeholder Manuel Valls. (Alberto Gamazo)
Manuel Valls. (Alberto Gamazo)

P.- ¿Cuáles son los principales problemas de Barcelona?

R.- El primero, el de la inseguridad. No lo digo yo. Lo dicen los barceloneses, el barómetro municipal y lo dice, sobre todo, la encuesta de victimización que da un dato terrible: uno de cada cuatro barceloneses ha vivido un acto de delincuencia. Eso es muy peligroso para la convivencia. Sin seguridad no hay libertad. Por eso digo tolerancia cero contra la delincuencia y que el alcalde debe liderar la política de seguridad para acabar con la delincuencia, con las mafias y para resolver en 90 días el problema del top manta. El segundo problema son la pobreza y las desigualdades. El 20% de los barceloneses viven bajo el umbral de la pobreza. Y las desigualdades en la esperanza de vida entre barrios puede llegar a 10 años. Tercero, la urgencia del cambio climático. Y cuarto, Barcelona ha de recuperar el liderazgo económico. Luego hay otros temas, como el de la vivienda. Yo me comprometo a construir 10.000 viviendas de alquiler asequible.

P.- En su programa, cita el compromiso de 20.000 viviendas, 10.000 en Barcelona y otras tantas en el área metropolitana. ¿No es una carga demasiado grande para el Ayuntamiento?

R.- Hablemos claro: Colau prometió 8.000 viviendas sociales. Solo entrega entre 700 y 800 llaves. Hay 82 solares de suelo público. Aquí tenemos que pactar con el sector privado para realizar esas 10.000 viviendas, de las cuales el 75% serían de alquiler asequible. En el área metropolitana, se pueden construir otras 10.000. Tras lo de Colau, la gente está desanimada, pero lo importante es la forma de hacerlo: exigir al constructor que ceda un 30% del parque, como hizo Colau, produce el efecto contrario: el precio sube, la inversión cae…

Barcelona ha de recuperar el liderazgo económico. Luego está el tema de la vivienda. Me comprometo a construir 10.000 viviendas de alquiler asequible

P.- ¿Y cuál sería entonces la fórmula de colaborar con el sector?

R.- Si tenemos un suelo público, lo ponemos a disposición del sector privado, con reglas de juego. No a cambio de que nos den un porcentaje de vivienda construida, sino de que el 75% de las 10.000 viviendas sean de alquiler asequible. Ya hay programas posibles: en el Buen Pastor, por ejemplo, hay uno de 500 viviendas, de las que la mitad serían de alquiler social. Lo propone La Maquinista. En la Marina del Prat Vermell hay otro proyecto…

P.- Usted propone un nuevo modelo urbano desarrollando polos. Pero Barcelona es una ciudad encorsetada.

R.- En el Barrio Gótico, en el Eixample o en Sarrià no hay suelo para construir. Pero en otros barrios de la ciudad, sí. Lo que es fantástico de BCN es esa capacidad de inventarse. Tenemos una gran diferencia con Colau. Ella ha imaginado una ciudad pequeña, provinciana, que abandona los proyectos del futuro. Y hay espacios. El eje de La Sagrera, Glòries, el 22@, los distritos de Sant Martí, los barrios del Besòs, los terrenos en Hospitalet y hasta El Prat, la Zona Franca, la Marina… ahí puedes construir. Y se pueden levantar edificios con normas ecológicas, por supuesto. En Glòries se pueden construir rascacielos, de manera similar a la Torre Agbar de Jean Nouvel. Debemos desarrollar la ciudad. Barcelona tiene que ser una capital metropolitana, el centro de una gran urbe de 4 o 5 millones de habitantes.

placeholder Manuel Valls. (Alberto Gamazo)
Manuel Valls. (Alberto Gamazo)

P.- ¿Su programa es un híbrido de socialista y liberal?

R.- Sí, claro. Sin economía, sin empresas, sin sector privado no hay Barcelona. Para crear puestos de trabajo de calidad, para imaginar el futuro, para invertir en la biomedicina, necesitamos a las empresas, pero siempre una cooperación público-privada, que es el ADN de esta ciudad. Y esa colaboración ha de estar liderada por el alcalde.

P.- ¿Tuvo libertad para confeccionar su lista? ¿Hubo alguna presión del partido a la hora de designar candidatos?

R.- Por supuesto que tuve libertad. Yo respeto los partidos, principalmente a Ciudadanos y a Lliures, que tienen candidatos en la lista. Desde Lliures, por ejemplo, me propusieron a personas y fueron acertadas, como Óscar Benítez o Albert Gibernau. Eva Parera, una persona independiente, nos conocimos y aposté para que entrase en mi lista. Con Celestino Corbacho nos une que venimos del centro izquierda y él tenía ganas de volver a la política con un proyecto ilusionante. Y la gente de ciudadanos, por supuesto. Yo hice esa lista pensando que Barcelona no es cosa de partidos y con el mejor equipo posible. Hice esa lista con mucha libertad.

Con Celestino Corbacho nos une que venimos del centroizquierda y él tenía ganas de volver a la política con un proyecto ilusionante

P.- Si hiciese falta, ¿con quién aceptaría gobernar?

R.- Con el PSC. Y con el PP siempre es posible.

P.- ¿Y con quién nunca gobernaría?

R.- Hay dos cosas: en el consistorio de Barcelona siempre se podrá pactar con los grupos. Por ejemplo, en temas de comercio la mayoría de grupos estamos de acuerdo con lo que tenemos que hacer y ayudar al comercio, en bajar los impuestos, lo mismo, etcétera. Pero yo no puedo gobernar con los populistas de Ada Colau, que han fracasado estos cuatro años, ni con los que quieren hacer de Barcelona la palanca de la república imaginaria. Con los separatistas no puedo gobernar.

placeholder Manuel Valls. (Alberto Gamazo)
Manuel Valls. (Alberto Gamazo)

P.- ¿Qué decisiones de Colau revertiría?

R.- La falta de decisión respecto a la seguridad, porque han negado ese problema hasta el último minuto y eso ha provocado que se le escape de las manos varios barrios y que hoy hay miedo en Barcelona. Segundo, el discurso que busca un enemigo en el turismo. El turismo es un activo, no un enemigo, pero hay que gestionarlo bien. Necesitamos más turismo de calidad, con unas políticas culturales por ejemplo. Y hay otra cosa: la alcaldesa no ha visitado la Seat, que tiene un vínculo con Barcelona y una historia industrial y obrera… tenemos que imaginar el coche y la movilidad de mañana. Por eso soy el único que representa el cambio, porque todos los otros han gobernado o gobiernan la Generalitat y la ciudad de Barcelona sin liderazgo y tienen parte de la responsabilidad sobre los problemas que tiene hoy la ciudad, que se ha degradado.

P.- ¿El Ayuntamiento barcelonés ha de ser contrapeso a Generalitat?

R.- No lo veo así. En los dos lados de la plaza falta liderazgo, pero Barcelona y Generalitat han de trabajar juntos. En temas de seguridad, el pacto con las fuerzas de seguridad del Estado necesitamos más cooperación de los Mossos. En temas de educación, que la Generalitat cumpla con sus obligaciones, en las inversiones para el transporte con Fomento, igual. Que la Generalitat se ocupe más de los problemas de los catalanes y de los barceloneses que del 'procés'. Barcelona necesita tanto a la Generalitat como al Estado. Y la Generalitat y el Estado necesitan a Barcelona. Sin ella, no tienen potencia, porque es una marca mundial. Por eso, si cae en manos de los separatistas, sería un desastre para Barcelona, para Cataluña y para España.

Soy el único que representa el cambio, porque todos los otros han gobernado o gobiernan la Generalitat y la ciudad de Barcelona sin liderazgo

P.- ¿Barcelona perdió su marca?

R.- No. Hemos de reconocer la degradación de Barcelona. Y el hecho de que por culpa del 'procés' y las ambigüedades de la alcaldesa, 4.000 empresas se han ido, que el Mobile estaba en peligro, que las inversiones extranjeras caen en Barcelona y suben en Madrid (y eso no es culpa del Gobierno de Madrid)... Los impuestos tienen que bajar si queremos ser competitivos. Pero Barcelona es una marca, un modelo de ciudad, muy conocida. La Agencia Europea del Medicamento quería venir aquí, pero por culpa del 'procés' y de la falta de activismo de Colau se fue a Ámsterdam. De todos modos, la marca es potente y atractiva aunque hemos de cambiar de rumbo. No podemos perder un minuto más. Y si mañana hay un gobierno Maragall-Colau, o Colau-Maragall, tendrá unos costes económicos, sociales y políticos muy importantes. Por eso aquí nos jugamos el destino de esta ciudad.

P.- ¿Le puede perjudicar a Manuel Valls el auge del socialismo evidenciado en las últimas elecciones?

R.- No. Creo que Barcelona no es cosa de partidos. Segundo, los barceloneses tienen el destino de la ciudad en sus manos. Deben decidir, aunque los tengo que convencer. Es evidente que las elecciones han contaminado o han tenido una influencia, pero ya veremos. Tenemos que ser muy prudentes. No hay mayorías. No hay un solo partido que pueda gobernar en solitario.

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P.- Usted promete otros Juegos Olímpicos. ¿Los ve posibles?

R.- Todas las ciudades quieren repetir unos Juegos: Londres, París, Los Ángeles, Tokio… hay un consenso posible respecto a los JJOO de Inverno del 2030 con la Generalitat, con Pirineos, Val d’Aran y Aragón. Y hemos de tener el consentimiento del movimiento olímpico y del Gobierno de España. Tenemos dos o tres años para decidir la candidatura. Con un alcalde como Ernest Maragall no es posible, porque no quiere pactar con el Estado. Yo propongo que sumemos a esta reflexión la posibilidad de unos JJOO de verano en 32/40 años después del 92. Barcelona tiene los equipamientos, el espacio, la villa olímpica podría ser una forma de reinventar barrios, o ciudades de BCN o del área metropolitana.

P.- Ese es un pensamiento muy maragallista…

R.- Es el planteamiento de todo el que piensa la ciudad del futuro, que piensa que Barcelona no es un pueblecito. Hay que salir de la visión provinciana. Tenemos que soñar. Apostar por los valores olímpicos es una forma de soñar. Tenemos la posibilidad de organizar unos JJOO en 2030 pero tenemos dos o tres años para reflexionar y ver si la candidatura de unos Juegos de verano no es mejor. No tenemos que perder los dos, sino ganar una de esas etapas.

Llega desde París un hombre que lo fue casi todo en Francia: alcalde, diputado ministro del Interior y primer ministro de Francia. O sea, primer ministro de la quinta potencia mundial. Es un hombre curtido, que dulcificó su localidad de Evry como primer edil antes de dar el salto a la gran política. Con sus alforjas llenas de experiencia, Manuel Valls tiene a Barcelona en la cabeza. Conoce detalles impensables de la capital catalana y pone sobre la mesa soluciones a los problemas de la urbe y propuestas de futuro. Une en su programa el pragmatismo francés, el liberalismo económico y el compromiso social que le quedó de su paso por el Partido Socialista Francés. Tiene muy claro lo que hará como alcalde y, sobre todo, lo que no hará. Y se reivindica como el paladín contra el populismo y contra el separatismo.

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