Divorcio del PP de Mazón y Ribera Salud: Sanidad ejecuta la reversión de otro de sus hospitales

Divorcio entre el Consell presidido por el popular Carlos Mazón y la concesionaria de hospitales Ribera Salud. Este jueves 1 de febrero, Marciano Gómez, el conseller de Sanidad designado por el nuevo president, aterrizaba en los pasillos del Hospital de Denia para escenificar la toma de control y su traspaso a la gestión directa 15 años después del arranque de la concesión administrativa. La pérdida de Denia y la próxima no renovación a Sanitas del centro de Manises este mismo año, un contrato que Ribera Salud aspiraba a comprar a la aseguradora en la confianza en una inmediata renovación, dejan al grupo con una única área de salud pública bajo gestión privada, la de Elche-Crevillente. Gómez anunció que este contrato, que vence en 2025, sí mantendrá el modelo de externalización. Si contempla recurrir al sistema de gestión privada en alguna otra infraestructura sanitaria, es algo que no ha comunicado hasta ahora.

La presencia hospitalaria de Ribera en la Comunidad Valenciana, donde tiene su origen, se reducirá ahora al centro ilicitano y al hospital especializado en traumatología Imske, basado en Valencia. No obstante, opera una importante red de empresas de servicios subcontratistas de los propios centros sanitarios que gestionaba y que podrían seguir sirviendo a la Conselleria de Sanidad. Engloban desde laboratorio hasta consultoría informática. Están pendientes también millonarias liquidaciones económicas por resolver entre las partes. Fuentes sanitarias creen que el divorcio no será completo y que se mantendrán vías de compensación económica.

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La decisión de no prorrogar las concesiones, en contra del criterio de la empresa que dirige Alberto de Rosa, ha partido del conseller de Sanidad y se justifica por informes económicos y de calidad asistencial elaborados por técnicos de la Generalitat. Supone un giro de muchos grados sobre el discurso desplegado hasta ahora por el PP, las críticas que lanzó a los procesos de reversión ejecutados por el Consell del Botànic con Alzira y Torrevieja y las expectativas de la propia concesionaria sobre las posibilidades, no solamente de conservar, sino de recuperar parte de su negocio en la Comunidad Valenciana con el cambio de Gobierno del pasado 28 de mayo.

El Consell defiende que su transición será más ordenada y menos problemática que la del Botànic, pero ha dejado tiritando un modelo que el propio Gómez contribuyó a desplegar durante su primera etapa como número dos de Sanidad en los gobiernos de Eduardo Zaplana y que, según Ribera, se estudiaba "en numerosas universidades y escuelas de negocio como la Universidad de Berkeley o Harvard Business School".

En Denia prevé ahora elevar de 1.300 a 1.700 la plantilla e invertir 92 millones en mejoras, con el fin de mejorar las instalaciones y reducir listas de espera. El hospital venía acumulando quejas desde hace años, incluso con advertencias de alcaldes del PP de la comarca de la Marina Alta. Los estándares de calidad asistencial exigidos sí se cumplían en el caso de Elche, según fuentes cercanas a Sanidad, que no ha hecho públicos todavía los informes. La oposición a Mazón de socialistas y Compromís cree que las reversiones acordadas por el nuevo Consell dan la razón a sus decisiones anteriores, cuestionadas por los conservadores la pasada legislatura.

Ha sido un proceso con no pocas tensiones que apenas han trascendido públicamente, en un pulso soterrado en el que Mazón ha optado por respaldar la posición de su conseller frente a los deseos continuistas del grupo fundado por De Rosa, hermano del senador y exvicepresidente del Consejo General del Poder Judicial, el senador popular Fernando de Rosa, muy bien relacionado con otros referentes del PP como el expresidente de la Generalitat Francisco Camps. El empresario fue visto saliendo del Palau de la Generalitat poco antes de que se hiciese pública la decisión de no renovar las concesiones. Los comentarios sobre el distanciamiento corren por los mentideros político-sanitarios. Gómez y De Rosa se evitan si pueden en los actos públicos.

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El Grupo Ribera, que tiene en la mercantil Primero Salud su matriz paraguas, cerró el año 2022 con una cifra de negocio de 586,7 millones de euros, 73 millones menos que el ejercicio anterior. El resultado de explotación fue negativo, de 41,4 millones de euros, según las cuentas consolidadas depositadas. Las pérdidas finales ascendieron a 27 millones. En noviembre de ese año, la corporación sanitaria, hasta entonces en manos de la americana Centene Corp, fue adquirida por el grupo galo Vivalto Santé. Desde su nacimiento en 1997 con la puesta en marcha del Hospital del Alzira, el primero del que en aquel momento se bautizó como modelo Zaplana de gestión sanitaria, Ribera Salud apostó por la fórmula de las concesiones administrativas de áreas de salud y hospitales de nueva construcción.

El modelo implica que la compañía privada realiza la inversión en construcción y contratación de personal y recibe, a cambio, una cantidad anual de la Administración calculada en función del volumen de población cubierto sanitariamente, la llamada cápita. En la Comunidad Valenciana, un millón de personas llegaron a estar bajo el paraguas asistencial del modelo. Cuando se complete la reversión del Hospital de Manises, el Grupo Ribera habrá reducido la cobertura a apenas 150.000 personas, las que corresponden al área de Elche-Crevillente que gestiona la filial Vinalopó Salud.

En paralelo a este proceso de pérdida de negocio durante los ocho años del Botànic presidido por el socialista Ximo Puig, al que ahora ha dado continuidad el popular Carlos Mazón, Ribera ha ido desplegando operaciones para diversificar y expandir su actividad en otros territorios, tanto en el ámbito de la concertación pública como de centros estrictamente privados. Ha entrado en el mercado de concesiones sanitarias de Portugal, opera cuatro centros hospitalarios en Galicia, otras cuatro clínicas en Murcia y tiene ahora como joya de la corona la gestión del Hospital Universitario de Torrejón de Ardoz, dependiente de la Comunidad de Madrid, que asiste a una población de 155.000 personas. Además, presta servicios de consultoría sanitaria en Oriente Medio. La compra del hospital Imske de Valencia ha sido su operación más reciente.