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Dejad que los guiris se acerquen a mí: así importa Valencia el talento musical foráneo
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Dejad que los guiris se acerquen a mí: así importa Valencia el talento musical foráneo

Músicos foráneos, consagrados y en formación dinamizan la escena valenciana durante las últimas décadas

Foto: Rick Treffers junto a algunos relevantes músicos valencianos. (Stella Blasco)
Rick Treffers junto a algunos relevantes músicos valencianos. (Stella Blasco)

El pasado 2 de marzo, la Institución Alfons el Magnànim publicaba La inmigración extranjera en el País Valenciano, del antropólogo Albert Moncusí. Esta monografía del centro de estudios e investigación divide la migración hacia tierras valencianas bajo tres variantes: residencial, laboral y sentimental. Y los músicos extranjeros que desarrollan su actividad profesional en Valencia no son una excepción.

La llegada a la Comunidad Valenciana de compositores foráneos no es una novedad. Pero lo que durante los años del desarrollismo franquista y los primeros años de democracia, con el auge del turismo, comenzó como una rareza propia del hippismo y de las colaboraciones puntuales en los procesos de grabación discográfica, se ha convertido en las últimas décadas en un porcentaje notorio, y muy visible, dentro de la industria musical nativa.

Foto: La Nit de Berklee. (Cedida)

Los cimientos de esta evolución se encuentran fundamentalmente en la integración española a la unidad europea, en 1986, y en el consecuente crecimiento económico del país en las décadas posteriores. Sin embargo, también han resultado determinantes otros factores propios, como el establecimiento del Berklee College of Music en la Ciudad de Las Artes y Las Ciencias, en 2011, la preeminencia año tras año de la Universitat de València y la Universitat Politècnica de València entre los estudiantes de la beca Erasmus, y la irrupción de Valencia en el itinerario de urbes de moda.

Desde la entrada en España, en patera, de Lory Money desde su Senegal natal, hasta la solitaria travesía atlántica, en avión, de la entonces veinteañera chilena Soledad Vélez, cada músico llegado a Valencia ha transitado un contexto específico. En los últimos años, los ejemplos son innumerables: Josh Rouse, Rick Treffers, Viktorija Pilatovic, Larisa Stefan, Chipi Chacón, Elemotho, Louis Amoeba, Richard Kobena, Ben Wirjo, Lili del Sol, Thais Morell, Sebastián Laverde, Nesrine Belmokh, Leya Pourdevrai, Matthieu Saglio o Stéphanie Cadel, y tantos otros, trazaron o siguen dibujando parte del mapa sonoro valenciano.

Hace 20 años desde que el compositor estadounidense Josh Rouse (Paxton, Nebraska, 1972) publicara su magnífico álbum 1972, dos años después llegó Nashville, otra obra culmen en su trayectoria. En 2004, se mudó a Altea por amor. Inició sus clases de castellano y emprendió la creación de uno de los grandes discos de pop compuestos en tierras valencianas en el siglo XXI: Subtítulo. “Mi vida en España ha sido muy enriquecedora culturalmente. También ha habido momentos de gran soledad, pero eso es bueno para las canciones. En 2009, tuvimos nuestro primer hijo y a la vez conocí a más músicos valencianos y del resto del país. Desde entonces hemos abierto un estudio que se llama Río Bravo y he producido algunos elepés para artistas locales. Aprecio mucho la oportunidad de traer mis influencias americanas a Valencia”.

En 2014, su tema Do you really want to be in love?, incluido en la película La gran familia española de Daniel Sánchez Arévalo, consiguió el premio Goya a la Mejor Canción Original. Su discurso fue una bendita anomalía de dieciséis segundos. “Todo el mundo, incluso el director, me decía que no iba a ganar, así que no preparé ningún agradecimiento. Gané y me quedé congelado, aunque disfruté mucho aquella noche”, recuerda Rouse.

La noche valenciana es un vivero de jams y directos en los que se mezclan los estudiantes del Berklee College y el talento autóctono. Cada semana, clubes como Radio City, Matisse, Jimmy Glass, Black Note o 16 Toneladas acogen iniciaciones y puestas a punto de músicos en formación. De esta cantera surgió la cantante de jazz lituana Viktorija Pilatovic (Klaipėda, 1989). “En 2012 acabé mis estudios y descubrí que Berklee ofrecía un máster. Era el único fuera de la sede central de Boston, así que decidí acudir a Valencia. Desde el primer día me enamoré de la ciudad, tal vez el contraste con el carácter reservado de los lituanos me cautivó. Ya en las primeras actuaciones en los clubs de Valencia recibí una respuesta acogedora por parte del público. Me sentí muy bienvenida en los locales de jazz como Jimmy Glass, Café Mercedes y Café Murnau”.

El profesor de Viktorija fue el destacado músico valenciano Perico Sambeat. “Llegar con él a las jams del Jimmy Glass, en el barrio de El Carmen, me situó en otro nivel de confianza. Comencé a tocar con los músicos valencianos Albert Palau, Mariano Steinberg y Ales Cesarini. Allí conocí al saxofonista estadounidense Greg Osby, que me ofreció firmar por su sello, Inner Circle, tras escuchar unos temas. Mi carrera profesional está unida a esta ciudad en la que me instalé definitivamente en 2016. Ahora doy clases en Berklee y en Musikene, el Centro Superior de Música del País Vasco”.

Larisa Stefan (Giurgiu, 1994) es una soprano de coloratura, natural de Rumanía, que aterrizó en Valencia, en 2019, para formar parte de los elegidos por el Centro de Perfeccionamiento del Palau de Les Arts de Valencia. “Deseaba salir de mi país, el invierno allí es muy frío. Busqué una audición para incorporarme al auditorio de ópera valenciano. Aunque es relativamente nuevo, ya posee un gran nombre internacional, así que envié mis grabaciones cantando, fui pasando las pruebas eliminatorias y logré una plaza entre los nueve cantantes escogidos”.

placeholder Larisa Stefan en L'isola disabitata. (Miguel Lorenzo y Mikel Ponce Les Arts)
Larisa Stefan en L'isola disabitata. (Miguel Lorenzo y Mikel Ponce Les Arts)

Dos meses después de instalarse, la cantante hizo su debut en la sala Martí i Soler del Palau de Les Arts interpretando el papel principal en Les mamelles de Tirésias, ópera bufa del compositor Francis Poulenc. “Durante los dos años de duración del programa, tuve la suerte de protagonizar todas las producciones propias del centro de perfeccionamiento, algo después, en 2020, y ya en el escenario principal, participé en La Cenerentola, de Rossini, con dirección escénica de Laurent Pelly y Carlo Rizzi en la dirección musical. Al finalizar el periodo de formación, he seguido viviendo y trabajando en Valencia, el pasado enero en la ópera Jenůfa, de Leoš Janáček, con dirección musical de Gustavo Gimeno y puesta en escena de Katie Mitchell”, explica Stefan, “me encanta esta ciudad, estoy emocionalmente conectada con ella y aunque mi familia de sangre no esté aquí, sí está la familia de corazón. Fue difícil al principio, nada que merezca la pena se logra con facilidad, pero está siendo una experiencia genial”.

El neerlandés Rick Treffers (Heemstede, 1967) reparte su tiempo entre Ámsterdam y la ciudad del Turia. Su historia con Valencia empezó en los años noventa, cuando a la cabeza de bandas como Miss Universe y Mist, giraba por estos lares cada cierto tiempo, y visitaba salas locales que ya no existen, como Quatre, Sonora o La Pepita. “En 2011, me instalé en Valencia y fue una buena decisión: todavía no había tantos holandeses aquí. Ya viví en Madrid un año, siendo muy joven, y decidí volver a España tras una ruptura sentimental, pensé en Barcelona, pero el músico Pablo Maronda me convenció para ir a su ciudad”.

Foto: Cabaret de Ana Elena Pena. (Cedida)

Durante estos años en el circuito musical del pop valenciano independiente, Treffers ha combinado proyectos en solitario con bandas formadas por músicos locales. “Fue fácil conectar con la escena autóctona, algunos me conocían por mis discos en Mist y por escucharme en Radio 3. Pronto me pude rodear de músicos fantásticos como Sergio Devece, Antonio J. Iglesias, Remi Carreres o Gilberto Aubán, para proyectos comunes en las salas de la ciudad, además de desarrollar mis propias iniciativas en los bares musicales de Russafa, El Carmen o El Cedro. Tuve la sensación de que querían más mi música aquí que en Países Bajos, el público valenciano es muy cálido y receptivo, esto no implica que este negocio sea fácil y que todo esté perfectamente organizado en la escena local, pero siempre es algo enriquecedor vivir otras culturas”, concluye Treffers.

El pasado 2 de marzo, la Institución Alfons el Magnànim publicaba La inmigración extranjera en el País Valenciano, del antropólogo Albert Moncusí. Esta monografía del centro de estudios e investigación divide la migración hacia tierras valencianas bajo tres variantes: residencial, laboral y sentimental. Y los músicos extranjeros que desarrollan su actividad profesional en Valencia no son una excepción.

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