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Humor, descaro y delirio: Valencia recupera los cabarés al estilo de los años 20
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NUEVOS ESPECTÁCULOS

Humor, descaro y delirio: Valencia recupera los cabarés al estilo de los años 20

La escena de la ciudad recupera la esencia del cabaret de hace cien años adaptándolo a los nuevos tiempos con varios espectáculos

Foto: Cabaret de Ana Elena Pena. (Cedida)
Cabaret de Ana Elena Pena. (Cedida)

Hace más de un siglo, la democratización de las masas arrasó con el sistema político de notables de la Restauración. El engranaje gubernamental creado por Cánovas del Castillo, y plasmado en la Constitución de 1876, basado en el turnismo de los dos partidos dinásticos, conservador y liberal, quedó obsoleto ante la proliferación de nuevos partidos políticos con amplio apoyo electoral, como los republicanos de Blasco Ibáñez en Valencia y de Lerroux en Barcelona y los nacionalistas catalanes y vascos, además de los movimientos sociales ligados al socialismo y el auge del anarquismo. Aun así, no fueron estos nuevos actores, que daban voz a una convulsa opinión pública y un renovado equilibrio parlamentario y social, quienes finiquitaron el status quo constitucional, sino el golpe militar de Primo de Rivera, en 1923, y su aceptación por parte de Alfonso XIII, un rey de acción, atemorizado por la Revolución Rusa de 1917, por la caída de las coronas imperiales tras la Primera Guerra Mundial en 1918 y por el desastre de Annual en 1921.

placeholder Limbo Cabaret en directo. (Cedida)
Limbo Cabaret en directo. (Cedida)

En la Valencia de hace alrededor de cien años proliferaban los cabarés como Maxim’s, El Dorado, La Rosa, Sala Bataclán o Eden Concert, junto a los teatros Apolo y Ruzafa, donde la burguesia agraria, financiera e industrial, se mezclaba con los profesionales liberales y las clases populares que copaban sus gallineros. “La considerada Belle Epoque valenciana, el auge y fama de los cabarés, permaneció en la ciudad desde principios de siglo XX hasta últimos años 20. El público demandaba el music-hall y el ambiente nocturno ofrecía salas de baile y cabarés donde no podía faltar el espectáculo erótico. Estos locales se convirtieron en el punto de reunión festivo al que acudían todo tipo de personas, desde el acaudalado de traje y sombrero, el nuevo rico naranjero con blusón recién estrenado, al asalariado con la muda de los domingos o la humilde modista de traje prestado. Formaban todos un colectivo democrático, ávido de diversión”, explica el escritor y bibliófilo Rafael Solaz Albert (Valencia, 1950), autor del imprescindible La Valencia prohibida, entre otros muchos manuales de historia social y cultural valenciana.

En los últimos tiempos, y como reducto ambulante de una continuidad histórica que transita desde la mítica sala Mocambo, de la empresaria Mercedes Viana, en los años 40 y 50, hasta la incombustible vedete Rosita Amores en los años del desarrollismo, el tardofranquismo y la transición, han surgido en Valencia tres renovadores espectáculos cabareteros. Dos de pequeño formato, como Limbo Cabaret, creado por la dramaturga Belén Riquelme, y el Cabaret de Los Milagros de la escritora y artista Ana Elena Pena, además del Canapé Chucrut, un show drag queen y burlesque en el que actúan varias generaciones del travestismo valenciano en la sala 16 Toneladas, un club de rock con aforo para trescientos asistentes.

placeholder Programa Sala Bataclán de Valencia 1935. (Rafael Solaz)
Programa Sala Bataclán de Valencia 1935. (Rafael Solaz)

En 2011 se estrenaba en los teatros valencianos Amor de mis amores, un biopic sobre Rosita Amores, escrito por Juli Disla y producido por Lluís Miquel Campos, en el que Belén Riquelme interpretaba a la supervedete. Allí comprendió la historia de la artista valenciana y ahora reinventa el concepto de cabaret-concierto y lo pasea por bares musicales como Centro Excursionista, Shangri-La, Sporting Russafa, La Casa de la Mar, La Flama o el Teatre Talia. “Compuse El limbo de las cantantes para la clausura del festival Cabanyal Íntim y tras la pandemia convertí esa pieza dramática en un espectáculo de cabaret. Después de la crisis sanitaria busqué un espacio de escapada, divertido y con música para soltarme. Los textos y las melodías de Limbo Cabaret son originales y el pianista Gilberto Aubán hace los arreglos. El concepto del limbo es ese espacio chungo en el que todos nos quedamos atrapados alguna vez, y el show invita a salir de ahí. Una cabaretera que habita el limbo viaja por el último siglo de nuestro tiempo y aparece en cualquier año para contar once historias distintas, que van desde el cabaret clásico berlinés hasta el cuplé. Un recorrido musical convertido en un juego distendido”.

En tierras valencianas, la pionera del cabareteo ambulante en este siglo XXI es Ana Elena Pena. La escritora comenzó a rodar su Cabaret Histérico en 2011, y ahora, junto a Jordi Exotic, parodia a los predicadores americanos y los vendedores de fórmulas milagrosas con un toque cañí. “Siempre me he desmarcado del divismo de la cabaretera que luce su cuerpo para seducir al público y que está tan manido”, incide la artista, “me enmarco más en la figura de la cabaretera cómica-crítica, intento ofrecer un retrato social, una radiografía de las desgracias propias y ajenas. Meter el dedo en la llaga y hurgar. Siempre desde el humor, cero dramas”

placeholder Canapé Chucrut. (Cedida)
Canapé Chucrut. (Cedida)

Su show es un compendio de copla, pasodoble, punk a lo Kaka de Luxe y canciones pop. “Tenemos temas propios que hablan de los males de hoy en día: la soledad, la incapacidad de comunicarnos aún estando hipercomunicados, pequeños terrores cotidianos como el desamor, la paranoia. Todo con un aire tragicómico que creo que forma parte de todo lo que hago. También hacemos versiones de cantautoras cabareteras que nos parecen muy potentes como Liliana Felipe, Paquita la del Barrio o Nacha Guevara. Es un show muy espontáneo, donde improviso pequeños monólogos entre canción y canción”, comenta Ana.

Tras más de diez años en un proyecto en que alternan etapas al piano Gilberto Aubán, arreglista también en Limbo Cabaret, y a la guitarra Jordi Encinas, la artista murciana ha llevado el espectáculo a Alicante, Sevilla, Murcia, festivales de música y de perfo-poesía, teatro y eventos universitarios. “Lo que más nos gusta son los espacios pequeños tipo café-bar, porque es importante la cercanía con el público y la interacción. Poder sentarme en las piernas de alguien, acariciarle la cara a una chica, hacer preguntas incómodas. El 10 de marzo estrenaremos en Centro Excursionista un show bautizado como Crímenes Mundanos, en el que hacemos hincapié en esos pequeños "delitos" que cometemos en nuestra intimidad y que atentan contra los demás y contra nosotros mismos, quedando casi siempre impunes. Pequeñas miserias. Celos, infidelidades, traiciones, mediocridades... También nos gusta meter mano a la sección de sucesos, a las revistas de contactos, ver hasta dónde somos capaces de llegar en nuestro delirio de amor y violencia”, concluye la escritora.

Hace más de un siglo, la democratización de las masas arrasó con el sistema político de notables de la Restauración. El engranaje gubernamental creado por Cánovas del Castillo, y plasmado en la Constitución de 1876, basado en el turnismo de los dos partidos dinásticos, conservador y liberal, quedó obsoleto ante la proliferación de nuevos partidos políticos con amplio apoyo electoral, como los republicanos de Blasco Ibáñez en Valencia y de Lerroux en Barcelona y los nacionalistas catalanes y vascos, además de los movimientos sociales ligados al socialismo y el auge del anarquismo. Aun así, no fueron estos nuevos actores, que daban voz a una convulsa opinión pública y un renovado equilibrio parlamentario y social, quienes finiquitaron el status quo constitucional, sino el golpe militar de Primo de Rivera, en 1923, y su aceptación por parte de Alfonso XIII, un rey de acción, atemorizado por la Revolución Rusa de 1917, por la caída de las coronas imperiales tras la Primera Guerra Mundial en 1918 y por el desastre de Annual en 1921.

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