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'Merry Christmas from Benidorm': así están salvando los británicos al turismo español
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'Merry Christmas from Benidorm': así están salvando los británicos al turismo español

Reino Unido es el principal emisor de visitantes en diciembre en España. Más de 10.000 pasan la Navidad en la meca turística alicantina. "Tendríamos que cerrar si no vinieran", dicen los hoteleros

Foto: Un grupo de turistas británicos toma una cerveza en una terraza de Benidorm este pasado 28 de diciembre. (V. R.)
Un grupo de turistas británicos toma una cerveza en una terraza de Benidorm este pasado 28 de diciembre. (V. R.)

Son las cinco de la tarde y el termómetro marca 23 grados centígrados en la Avenida Mediterráneo. En el Pub Piccadilly, los tiradores de cerveza hacen horas extra. El karaoke suena a todo trapo y, con más gallos que Manel Navarro en Eurovisión, Keny se desgañita ante el público haciendo suyo 'Delilah', el clásico que Tom Jones popularizó en 1968. Estamos en Benidorm. Es 28 de diciembre y esto no es una broma. Keny y su mujer han pagado 850 euros por diez días de estancia en el Hotel Sol Pelícanos, junto al Rincón de Loix, el enclave de la meca turística de los rascacielos en el que se concentran los británicos. "¿Ves esto? Voy en pantalones cortos. Si estuviera en Edimburgo llevaría una chaqueta hasta arriba a cinco grados bajo cero", dice el escocés antes de soltar una perorata sobre las negativas consecuencias para el comercio de su país del Brexit, algo que "nunca va a ocurrir", asegura convencido y vaso en mano.

Keny, que votó no en el referéndum de salida de la Unión Europea y, también, en el de la independencia de Escocia, es uno de los cerca de 10.000 británicos que están pasando la semana de fiestas navideñas en Benidorm. Ni el Brexit, en términos políticos, ni la devaluación de la libra o la recuperación de los mercados del Mediterráneo oriental (Egipto y Turquía), en términos económicos, han impedido que los registros del turistas británicos sigan pulverizándose en uno de los meses valle para el sector turístico español. El año pasado se alcanzó un crecimiento del 16% en la recepción de visitantes procedentes del Reino Unido, con 879.152 turistas registrados en diciembre. El 22% de todos los extranjeros que visitaron España eran ingleses, galeses o escoceses (un 36% en Canarias, un 33% en la Comunidad Valenciana y un 26% en Andalucía). El porcentaje es algo mayor en pernoctaciones hoteleras: se apuntaron el 24,3% del total.

La previsión para este año es mantener esas cifras o superarlas. En la capital del turismo de masas, destino 'british' por excelencia, esperan incrementos del 14%. De momento, los hoteleros de la ciudad han cerrado la primera quincena con niveles de ocupación del 74%, un porcentaje que destroza el tópico de Benidorm como destino exclusivo de sol y playa. Atraídos por el espíritu urbano, la vida nocturna y los muchos locales adaptados a su lengua y a sus costumbres, los británicos aportan un elemento clave para la sostenibilidad del modelo porque rompen con la estacionalización. "Si no vinieran, muchos hoteles tendrían que cerrar en diciembre", explica Antoni Mayor, presidente de Hosbec, la patronal hotelera de Benidorm y la Costa Blanca alicantina.

El turismo británico, junto al Imserso, permite mantener el empleo en los hoteles durante el invierno, lo que eleva la calidad de las plantillas

Según Mayor, los viajes del Imserso (pese al tira y afloja con el Estado por los precios) y el turista internacional, principalmente el del Reino Unido, permiten mantener abiertos los establecimientos. "Esto es importante porque sostienes el empleo, lo que es bueno para la calidad de las plantillas. Y para los británicos, destinos como Benidorm o Canarias representan lugares en los que, incluso, puede salirles más barato pasar el invierno que en su país, donde hacen mucho gasto en calefacción, por ejemplo".

placeholder Janette enseña su camiseta con las ventajas de viajar a Benidorm. (V. R.)
Janette enseña su camiseta con las ventajas de viajar a Benidorm. (V. R.)

Janette, procedente también de Edimburgo, lo corrobora. "Venimos porque es más barato y porque es divertido. Si no tuviéramos a nuestros hijos allí estaríamos más días", dice. Ella y su esposo han desembolsado 1.600 euros por diez noches. Le sale más caro que a Keny porque ha contratado la estancia en régimen de todo incluido o pensión completa, al contrarion que el 'bed and breakfast' de su amigo. En general, el turista británico es de los que más gasta en su visita a España, una media de algo más de 1.000 euros por persona, solo superados por nórdicos y alemanes.

placeholder El Piccadilly podría estar en Londres o Gales, pero está en Benidorm. (V.R.)
El Piccadilly podría estar en Londres o Gales, pero está en Benidorm. (V.R.)

Centauro Rent a Car, la compañía de alquiler de coches en la que este año invirtió el fondo Portobello para impulsar su internacionalización, nació y creció en Benidorm. Aquí sigue teniendo su principal plaza. Y los ciudadanos del Reino Unido un tercio de todos sus clientes, lo que no es mal porcentaje. Centauro tiene identificados tres tipologías de clientes: los habituales, que repiten año tras año; los efímeros; y los expatriados, residentes en Benidorm o la Costa Blanca, que arriendan vehículos para recibir visitas. "2017 ha sido mejor que 2016. Hemos registrado un incremento de consultas y reservas vía nuestra web desde el cliente británico", detallan desde esta empresa.

placeholder En Mariano's, en la calle Gerona de Benidorm, la decoración navideña es bilingüe. (V.R.)
En Mariano's, en la calle Gerona de Benidorm, la decoración navideña es bilingüe. (V.R.)

Aunque la libra ha perdido peso ante la amenaza del Brexit, Benidorm sigue siendo un destino asequible para el turista del Reino Unido. Y más si las reservas se hacen de un año para otro, como ocurre con mucha frecuencia. En el Nereo, uno de los hoteles de la cadena Servigrup ubicado en el Rincón de Loix, es posible reservar hoy una estancia del 27 de diciembre de 2018 al 3 de enero en pensión completa (sin bebida) con la cena de Nochevieja ('New Year’s Eve') incluida por 536 euros, según explica una empleada del hotel. "Para los ingleses no es tan importante la Nochebuena como el día de Navidad, que es lo que ellos celebran. Aquí les montamos un cóctel sobre las 13 horas y una comida. Para Nochevieja lo tenemos todo lleno y casi todo son británicos. Muchos son repetidores y reservan de un año para otro".

Los británicos, junto a los alemanes y los nórdicos, son los que más dinero gastan durante su estancia. La media es de 1.000 euros por viaje

Aunque se trata de fechas especiales, en realidad muchos locales dirigidos al turista 'british' no tienen que esforzarse mucho en organizar eventos o acciones distintas a lo habitual para atraer clientes. El propio viaje hace singular la estancia, donde la cultura española y la británica experimentan un peculiar mestizaje. En el Piccadilly, donde uno cree adentrarse en cualquier 'pub' de Londres o Gales en cuanto cruza la puerta, ni siquiera se ha previsto nada especial para Nochevieja: "Lo que ves ahora", señala uno de los camareros, mientras Keny sigue destrozando 'Delilah' y el balón corre sobre el césped de la Premier League en la pantalla gigante de televisión.

En el Mariano’s, un local de la calle Gerona especializado en servir pollo asado y frito, la única diferencia con el resto del año es que al fondo su encargado ha colocado por segundo año un 'Merry Christmas' con letras iluminadas junto a un Feliz Navidad. 'From Benidorm'.

Son las cinco de la tarde y el termómetro marca 23 grados centígrados en la Avenida Mediterráneo. En el Pub Piccadilly, los tiradores de cerveza hacen horas extra. El karaoke suena a todo trapo y, con más gallos que Manel Navarro en Eurovisión, Keny se desgañita ante el público haciendo suyo 'Delilah', el clásico que Tom Jones popularizó en 1968. Estamos en Benidorm. Es 28 de diciembre y esto no es una broma. Keny y su mujer han pagado 850 euros por diez días de estancia en el Hotel Sol Pelícanos, junto al Rincón de Loix, el enclave de la meca turística de los rascacielos en el que se concentran los británicos. "¿Ves esto? Voy en pantalones cortos. Si estuviera en Edimburgo llevaría una chaqueta hasta arriba a cinco grados bajo cero", dice el escocés antes de soltar una perorata sobre las negativas consecuencias para el comercio de su país del Brexit, algo que "nunca va a ocurrir", asegura convencido y vaso en mano.

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