Puigdemont quiere convertir a Aragonès en el presidente interino de la Generalitat

La principal consecuencia del anuncio de Carles Puigdemont en Elna (sur de Francia) sobre su regreso a Cataluña si cuenta con una mayoría para ser president, es que pretende convertir a Pere Aragonès en una especie de presidente interino. Que solo se mantenga para guardarle el puesto hasta que él vuelva. Puigdemont intenta crear ese marco mental en el independentismo como gran argumento para su candidatura a las elecciones autonómicas del 12 de mayo.

La principal novedad es que se abandona el argumento del president legitim. Puigdemont ya no cuestiona la legitimidad del ocupante del Palau de la Generalitat en su ausencia. Pero lo rebaja a una especie de masover que cuida de la finca hasta la vuelta de su verdadero amo.

ERC, en parte, le ha regalado a Puigdemont esa posición porque una parte de sus bases siempre ha visto el autodenominado "exilio" como una atracción irresistible. Ahí está Marta Rovira, que como secretaria general manda en el partido desde Ginebra y ha mantenido un fluido contacto con Puigdemont. Que el diputado Ruben Wagensberg también se haya marchado a Suiza abunda en esa idea dar una legitimidad política a situaciones discutibles.

El mayor regalo en este sentido es el del exconseller Lluís Puig, que lleva un año votando de manera irregular pese a una resolución del Tribunal Constitucional en contra. ERC prefirió dejar caer los Presupuestos de 2024, 43.800 millones, que reconocer que un huido a Bélgica no podía votar en el pleno del Parlament. Las cuentas volvieron a la Generalitat por un único voto. Se prefirió los privilegios del "exilio" independentista a un presupuesto para Cataluña.

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Todo esto ha sido gasolina que un ventajista como Puigdemont no podía dejar escapar en su intento de imponerse a los republicanos en las próximas catalanas. El expresident se considera administrador de un legado que ahora quiere poner en valor en la campaña electoral, asegurando que "he trabajado duramente para preservar la institución de la presidencia de la Generalitat destituida por el 155 y mantenerla al margen de los intereses personales".

No entrar al trapo

Desde ERC no se entra al trapo públicamente. Al contrario, fuentes de la formación afirman: "Celebramos que el centro derecha independentista ya tenga candidato, que ahora también apueste por el referéndum pactado y que sea Carles Puigdemont quien vuelva a encabezar la lista por tercera vez. Le deseamos lo mejor y que el independentismo pueda hacer un buen resultado". Y le recuerdan que si puede volver es por la amnistía, de la cual los republicanos también reclaman la paternidad, aunque sin sobreactuar la humillación al Estado, tal y como hace Puigdemont.

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Fuentes internas de Palau reconocen que hacer ver que el president es otro es una falta de respeto a la institución y recuerdan que cuando se jugó con Quim Torra al president vicario fue un fracaso y tuvo que ser Pere Aragonès quien devolviese a la Generalitat el valor institucional perdido.

"He decidido presentarme a las próximas elecciones al Parlament de Cataluña, y proponer mi candidatura a la restitución de la presidencia de la Generalitat para reanudar el camino que la represión y la división bloquearon", planteó esta semana Puigdemont desde el sur de Francia.

Crítica a la gestión

Pero Aragonès no es sólo un president de paso, por mucho que quedase por delante de él en las elecciones de 2021. Ha sido además un masover negligente. Por eso el expresident llama no sólo la unidad, también a "recuperar el buen gobierno y buena administración al servicio de los ciudadanos". Puigdemont no dice cómo. No propone ninguna medida concreta sobre, por ejemplo, la sequía. Se limita a garantizar que él lo hará mejor que el actual president provisional.

Todo el discurso de la presentación de la candidatura es una enmienda a la totalidad a la presidencia de Aragonès. De hecho, Salvador Illa (PSC) apenas es mencionado, aunque va primero en las encuestas. La pieza a cobrar es Aragonès porque el objetivo no es ganar las elecciones, sino quedar por delante de ERC.

Carles Puigdemont critica, sin nombrarlo, la falta de carisma de Pere Aragonès

Así, critica sin nombrarlo la falta de carisma de Aragonès. "Por más recursos que podamos dedicar a ello y por más consensos parlamentarios que podamos articular, sin liderazgo no iremos muy lejos. Si no hay liderazgo, lo más probable es que la gente no nos siga, harta de la política que lo fía todo al relato", denunció Puigdemont.

ERC se esforzará los próximos días en reforzar el perfil presidencial de Aragonès para insistir en que la presidencia de la Generalitat es la presidencia del país. Y es desde donde se pueden aplicar las políticas que se consideran y desde dónde se tiene la fuerza de la ciudadanía para asumir todos los retos económicos, sociales, culturales, incluida la resolución del conflicto político.