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El independentismo radical estrecha el cerco sobre Puigdemont y le recuerda su DUI
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El independentismo radical estrecha el cerco sobre Puigdemont y le recuerda su DUI

Círculos antiespañoles exigen que se reconozcan los resultados del referéndum del 1 de octubre y se asuma la declaración unilateral de independencia del 27 de octubre de 2017

Foto: Marcha con antorchas de 2014 en Barcelona. (EFE/M. Pérez)
Marcha con antorchas de 2014 en Barcelona. (EFE/M. Pérez)

Tras el aniversario del 1 de octubre, al independentismo le espera otra celebración de la que varios partidos y plataformas esperan sacar tajada mediática: el sexto aniversario de la proclamación de la independencia, materializada por la aprobación de una moción en el Parlament declarando Cataluña una república independiente. La fecha de ese suceso fue el 27 de octubre de 2017 y, dos días más tarde, Carles Puigdemont huía a Francia para pasar posteriormente a Bélgica, con el objeto de no tener que dar explicaciones penales sobre sus actuaciones. Este episodio es recordado ahora como un elemento de presión sobre Puigdemont en plena negociación para la investidura, con la DUI como punto de partida.

Los círculos radicales antiespañoles presionan a Puigdemont para que no dé su brazo a torcer, salvo que Pedro Sánchez reconozca los resultados del referéndum del 1 de octubre y asuma la declaración unilateral de independencia del 27 de octubre de 2017. Los segmentos secesionistas más beligerantes amenazan al expresident con el ostracismo y dejarlo caer si sucumbe a los encantos del presidente del Gobierno en funciones.

Foto: Imagen de archivo de la manifestación de la Diada. (Reuters/Albert Gea)

Lo cierto es que plataformas independentistas se preparan para una serie de acciones destinadas a revitalizar un movimiento que está no solo desinflado y con poco apoyo popular, sino sumido en la incertidumbre y sin un norte bien definido. Las celebraciones que tendrán lugar hasta finales de mes tienen dos ejes fundamentales: celebrar el sexto aniversario de la DUI y presionar a Puigdemont para que no invista a Pedro Sánchez.

Uno de los primeros movimientos es celebrar una asamblea conjunta de grupos antisistema y grupos secesionistas en el centro social okupado Nabat, en Hospitalet, para preparar la Marcha de Antorchas 2023, un acto que quieren que sea espectacular. Será el 27 de octubre a las 20:00 en el centro de Barcelona, comenzará en el Parlament y finalizará en la plaza de Sant Jaume. Asimismo, la asamblea tendrá lugar el próximo 22 de octubre y de ella saldrá un mandato para rechazar la amnistía tal y como se quiere pactar. "No nos conformaremos con una amnistía parcial, la queremos total, no dejaremos a ningún compañero atrás", alertan en la convocatoria enviada esta semana. Además, quieren que la amnistía pueda ser efectiva antes de las próximas Navidades para que puedan abandonar la cárcel quienes ya están condenados o que están pendientes de resolución.

Ese mismo fin de semana hay unas jornadas "de autodefensa" ante infiltraciones policiales, donde se impartirán consignas sobre cómo cazar a chivatos de la policía entre los círculos activistas. La plataforma Alerta Solidaria también presenta un estudio de 83 "causas penales contra antifascistas en todos los Països Catalans". El 26 de octubre, la ANC ha previsto también un acto en Premià de Mar con el exvicepresidente de la ANC Jordi Pesarrodona y con David Budria, uno de los detenidos en 2019 en la operación contra el comando de los CDR. Precisamente Budria relataba en un blog vasco esta semana que JxCAT lleva "en secreto" las negociaciones con Sánchez y que el partido "está blindado, no sueltan prenda", tanto que "ni su propia militancia las conoce".

Declaración de independencia

El día antes de la declaración unilateral de independencia, un grupo cercano a Puigdemont intentó influir en el entonces president. Ante la posibilidad de que convocase elecciones anticipadas en lugar de declarar la independencia, recibió en el Palau de la Generalitat al entonces responsable de internacional de Convergència, Víctor Terradellas, y a varios amigos de este (apenas unos días antes había recibido al grupo, acompañado de dos supuestos emisarios de Moscú que le prometían apoyo de Vladímir Putin a la independencia). En los chats incautados por el juez Joaquín Aguirre, titular del juzgado de instrucción número 1 de Barcelona, queda narrado el intríngulis de esta singular y disparatada historia.

"Nos habían garantizado una declaración esta tarde de Gorbachov —decía uno de los mensajes dirigidos a Puigdemont—. Y dinero por parte china. Te pedíamos apurar. A las cinco venía el emisario de Putin. Estamos a las puertas del Palau. Nos has de recibir. Retrásalo y danos tiempo", decía un desesperado mensaje al president. "Yo tengo ahora comparecencia [ante la prensa]", respondió Puigdemont. "Pues lo retrasas. Y hablamos. Estamos Carles, Miquel y yo aquí, a 50 metros del Palau". Y entonces claudicó: "Subid por Canonges [uno de los accesos al Palau]".

Una de las personas que estuvieron esa tarde en el Palau de la Generalitat relata que no fueron las únicas visitas que recibió Puigdemont. Hasta su despacho se desplazaron también Jordi Turull y Josep Rull. "Ambos se oponían frontalmente a que se convocasen elecciones anticipadas y presionaron a Puigdemont para que declarase la independencia de Cataluña", relata esta fuente, que vio a los dos políticos en el Palau.

La poco épica huida

El president se dejó guiar por los cantos de sirena independentistas y dio su brazo a torcer, permitiendo que la independencia fuese aprobada en el Parlament, en una votación en la que solo votaron a favor los partidos independentistas y en la que PSC, Ciudadanos y PP se ausentaron del hemiciclo. Dos días más tarde, el 29 de octubre, Terradellas hacía llegar una misiva a Puigdemont. "Después de tu discurso de ayer, ahora toca jugar y ganar la partida de las legitimidades, demostrar nuestro sentido de Estado y el control del momento político. Es preciso seguir por este camino y que mantengas el liderazgo y el mando. Mañana, en Palau, sería preciso arriar la bandera española y blindar el edificio con un llamamiento pacífico a la población. Es preciso que nombres de nuevo al major Trapero y ordenes a los Mossos que estén y así sabremos también su nivel de lealtad (muchos te serán leales a ti y a Trapero). La actividad normal incluye la firma de decretos y el cese de los consellers que no vayan a la conselleria, así como el nombramiento de los sustitutos ya como ministros. En esta línea, hay que nombrar al fiscal general de la república de Cataluña (un nombre podría ser Santiago Vidal) y destinar 400 mossos a su servicio. La población te es fiel y reclama directrices: sobre todo, el tejido asociativo y los CDR". Puigdemont, al parecer, llegó a leer la carta en su WhatsApp. Pero le flojearon las piernas y optó por huir de España.

Pese a la poca épica de estos hechos, la historia es realimentada periódicamente por grupos, partidos, entidades y plataformas con el objetivo de conformar un relato heroico de aquellas aciagas horas. La propia Asamblea Nacional Catalana, radicalizada los últimos años, ha dado un paso adelante y reclama el "levantamiento de la declaración de independencia", que consideran "legítima".

Arremetida de la ANC

La propia ANC participó esta semana en la 2023 Warsaw Human Dimension Conference de la OSCE, en la que su representante, Jordi Vilanova, denunció “acusaciones inventadas e investigaciones sobre delitos relacionados con el terrorismo de activistas catalanes pacíficos, que se han convertido en una práctica habitual de las autoridades españolas”. Se refería al comando de CDR que fue detenido en septiembre de 2019 y a cuyos miembros se incautaron manuales, historiales de políticos, materiales para fabricar explosivos caseros y un listado de posibles objetivos. Hizo hincapié en la “criminalización del movimiento independentista catalán”.

El pasado 1 de octubre, la entidad que preside Dolors Feliu reclamaba “hacer efectiva la independencia, congelada desde octubre de 2017”. Su estrategia pasa por “levantar la DUI [declaración unilateral de independencia] y hacer efectiva la independencia”, y hacia ese rincón trata de arrastrar a Puigdemont para que bloquee cualquier votación en Madrid.

Foto: Roc Fernández, alto cargo de Junts, el pasado 14 de junio, junto a Natalia Dementieva, cónsul de Rusia en Barcelona, en la recepción con motivo del Día Nacional de Rusia. (EC)

Los más radicales arremeten, al mismo tiempo, contra el líder de ERC, Oriol Junqueras, por hablar telefónicamente con el líder del PSOE. "Patético este personaje. Si no se mete por en medio, revienta", criticaba en un foro próximo a Puigdemont un activo militante. "Negocian entre ellos para decir qué han de votar. Qué grupo de farsantes", respondía otro. Pero sacaban a colación al presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, por haber encargado un dictamen sobre las posibilidades de hacer un referéndum. A Aragonès le califican de "inútil" y de "retrógrado". "Estos personajes están locos… Parece un sainete de la peor calidad", apuntaba otro activista, que era contestado de manera contundente: "Eso es como preguntar a los colonos si quieren perder el derecho de conquista. ¿Conocéis alguna nación oprimida en toda la historia de la humanidad que se haya liberado de los colonos? Con estos iluminados nos arrancarán incluso todas las piedras".

Un conocido activista con varias decenas de miles de seguidores recordaba esta semana. "No sé si somos conscientes de que estamos en el aperitivo… y falta todo el menú degustación y los postres", vaticinaba, refiriéndose a las negociaciones sobre la investidura y el contraataque del PP contra Sánchez.

Tras el aniversario del 1 de octubre, al independentismo le espera otra celebración de la que varios partidos y plataformas esperan sacar tajada mediática: el sexto aniversario de la proclamación de la independencia, materializada por la aprobación de una moción en el Parlament declarando Cataluña una república independiente. La fecha de ese suceso fue el 27 de octubre de 2017 y, dos días más tarde, Carles Puigdemont huía a Francia para pasar posteriormente a Bélgica, con el objeto de no tener que dar explicaciones penales sobre sus actuaciones. Este episodio es recordado ahora como un elemento de presión sobre Puigdemont en plena negociación para la investidura, con la DUI como punto de partida.

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