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La extrema derecha independentista ya gobierna en dos localidades catalanas: Ripoll y La Masó
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NO CRISTALIZÓ UNA ALTERNATIVA

La extrema derecha independentista ya gobierna en dos localidades catalanas: Ripoll y La Masó

JxCat se descuelga y da la alcaldía a Aliança Catalana, una fuerza xenófoba, en Ripoll, una importante plaza del Pirineo gerundense

Foto: El pleno constituyente de Ripoll. (EFE/David Borrat)
El pleno constituyente de Ripoll. (EFE/David Borrat)
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La extrema derecha independentista ha hecho historia en Cataluña. Por primera vez, dos alcaldías han caído en manos de formaciones abiertamente xenófobas. Una es La Masò, una pequeña localidad de Tarragona, donde gobernará el Front Nacional de Catalunya (FNC) con 4 concejales frente a los 3 de Junts per Catalunya (que antes tenía los 7 ediles del consistorio). La otra localidad es Ripoll, capital de la comarca del Ripollès, una ciudad con una elevada inmigración de corte islámico que ha hecho crecer un grupúsculo que nació al decidir que el FNC ya no era su referente por blando. La única concejala que el FNC sacó en 2019, Sílvia Orriols, se le revolvió en su escaño y creó un partido nuevo, Aliança Catalana, una plataforma de corte radical que el pasado 28-M le dio la vuelta al marcador e hizo que Junts perdiese la mayoría que tenía.

Los 503 votos del FNC en 2019 se convirtieron en Aliança Catalana 1.401 votos que supusieron 6 concejales. Junts, en cambio, pasó de 2.263 sufragios a 760 y de 8 a 3 concejales. ERC bajó de 936 a 734, pero conservó sus tres ediles. El PSC perdió un concejal y pasó de 3 a 2, mientras la CUP mantuvo sus dos representantes e irrumpió en el pleno la fuerza Som-hi Ripoll Independents del Ripollès (IDR-IDC) con un edil.

Foto: Jaume Collboni, con el bastón de mando tras la apretada votación. (Cordon)

A la hora de la votación, socialistas cuperos y republicanos votaron a la candidata de ERC, Chantal Pérez (tuvo 7 votos), mientras que el concejal independiente se abstenía y JxCat votaba a su candidata, Manoli Vega (3 votos). Consecuencia: Orriols fue nombrada alcaldesa por ser la candidata de la lista más votada.

Con la barretina de su abuelo encima de la mesa, la representante de Aliança Catalana prometió su cargo "por imperativo legal y juro por las Constituciones catalanas que regían el país el 11 de septiembre de 1714, legales, vigentes e inderogables, que lucharé por restituir y garantizar los derechos y libertades de mi pueblo". De ese modo, la capital de la comarca del Ripollès y una de las villas de más peso del Pirineo gerundense, ha sido tomada por la extrema derecha, aunque Orriols se empeña en desmentir esa afirmación. "Quiero hacer una llamada a la calma, porque Ripoll no tendrá ningún gobierno de extrema derecha. Gobernaremos con juicio, gobernaremos con responsabilidad. Lo haremos también con valentía. Gobernaremos para los ripolleses y no contra los ripolleses. Ahora mismo la condal Villa de Ripoll es la cuna y es la esperanza de Cataluña", dijo en su toma de posesión.

Disparos contra el islamismo

Sus buenas palabras han de tamizarse por algunas de sus declaraciones. En su toma de posesión justificó el haber tenido tantos votos porque "los vecinos están hartos de los privilegios y el trato de favor hacia una asociación que ha permitido un llamamiento a matar infieles. Están hartos de ver cómo nuestras calles casi hay más mujeres con los cabellos tapados que con los cabellos ondeando libres. Estamos hartos de deslomarnos para llegar a fin de mes viendo cómo otros viven, sin hacer nada, de nuestros impuestos. Estamos hartos de las peleas nocturnas, del tráfico de drogas, del incivismo que nos ensucia las paredes y nos destroza mobiliario. No es un relato fantasioso que yo haya construido desde esta silla. Es una realidad que ustedes se han empeñado en negar. Han preferido difamarme, descalificarme, reírse de mis propuestas y tumbarlas. Su afán por ridiculizarme y empequeñecerme les ha hecho olvidar que yo no soy ningún accidente fortuito, sino la representante legítima de una parte del pueblo".

Antes del acto oficial, varios centenares de personas se concentraron ante el Ayuntamiento protestando contra "el racismo y la intolerancia". A las 11 de la mañana, la propia Orriols publicaba en su cuenta una foto de la plaza en la que no había nadie. "A esta hora, debía comenzar la manifestación contra Sílvia Orriols. Éste es el ambiente que hay a esta hora ante el Ayuntamiento de Ripoll". También mostraba un vídeo con Mossos d’Esquadra y Guardia Urbana desplegados ante las puertas del consistorio. "Gracias a la policía local de Ripoll y a Mossos por garantizar el derecho de representación política", agradecía. Al final de la mañana, colgaba otra foto de la tumba del conde Guifré el Pilós (Wifredo el Velloso). "Aquí comenzó todo y, desde aquí, lo reconquistaremos todo". El independentismo extremo ya tiene nueva lideresa, con connotaciones épicas. Poco después, la prensa distribuía ya su fotografía con otros militantes de Aliança brindando con cava. "Darme apoyo es un riesgo de ser estigmatizado y, por tanto, tiene doble mérito", agradeció a sus vecinos tras ser nombrada alcaldesa.

Fracasó el cordón sanitario

Los grandes partidos hablaron durante las últimas dos semanas de la creación de un frente unitario o cordón sanitario contra la fuerza de Orriols y comenzaron conversaciones. Pero la presidenta de Junts, Laura Borràs, expuso sus dudas, afirmando que se debía dejar gobernar a la lista más votada "para respetar la voluntad del pueblo", unas manifestaciones sorprendentes de quien ocupó la presidencia del Parlament siendo la tercera fuerza más votada o de quien no respetó a la lista más votada en las últimas autonómicas y no permitió que el socialista Salvador Illa fuese president. Ante la desautorización de altos cargos de su propio partido, se salió por la tangente aconsejando que fuese la dirección local quien decidiese "democráticamente" qué hacer.

Foto: Marion Maréchal. (Reuters/Benoit Tessier) Opinión
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Y la dirección local de Junts lo hizo. De hecho, esa estrategia de indefinición dio como resultado que, cuando ERC, PSC y CUP ya tuvieron un pacto prácticamente suscrito, se encontrasen con la negativa de Junts a formar parte de él. El descuelgue llegó el viernes a última hora de la tarde, apelando a que se había menospreciado a Junts. Lo cierto es que el partido de Borràs quería la alcaldía para su candidata, Manoli Vega, mientras jugaba sus cartas para hacer fracasar una operación antiOrriols que la dejaba atada de pies y manos frente al resto de la oposición. El viernes, a última hora, la situación se aclaró con el desmarque de JxCat y el camino para que Orriols fuese elegida alcaldesa como cabeza de lista más votada quedaba allanado, puesto que al faltar Junts los demás concejales eran insuficientes para plantear una mayoría absoluta. Fue una situación tan tacticista que la propia Vega, en el acto de toma de posesión de Orriols ya se autopropuso "como segunda lista más votada, para liderar una moción de censura a partir del lunes". Más claro, el agua.

El futuro de Ripoll es una incógnita. Aliança Catalana es una fuerza que anuncia que "declarará y defenderá la independencia". En sus principios ya dice que "Aliança Catalana nace para declarar unilateralmente la independencia y defenderla hasta expulsar definitivamente al Estado español de Cataluña. Cataluña es una nación. Nos reconocemos como nación y nos hemos refrendado en repetidas ocasiones para exigir a nuestro gobierno el convertirnos en un Estado independiente dentro del concierto internacional". Además de proponer como única lengua oficial el catalán, su programa incluye promover "políticas inmigratorias que beneficien a los ciudadanos de Cataluña, no a los extranjeros. En este sentido, promoverá una política inmigratoria restrictiva, hasta que el nivel de paro baje y los salarios aumenten a niveles europeos".

Un anticipo de la mano dura

También promete "reconducir las ayudas y servicios públicos a los ciudadanos de Cataluña, no a los ciudadanos extranjeros (…) el 80% de los inmigrantes en Cataluña son extracomunitarios y tienen una renta media un 40% inferior a los catalanes. Esta inmigración supone una carga social y provoca que la red de protección pública sea inaccesible para la mayoría de catalanes que ven cómo su gobierno les deja desamparados cuando más lo necesitan". También promete deportar "a los inmigrantes violentos y repatriando a los inmigrantes ilegales. Se acabará con la criminalidad y el malgasto de recursos públicos con el fenómeno Mena (Menores Extranjeros No Acompañados), donde la Generalitat ha malgastado más de 150 millones de euros y no ha podido impedir que el 18% delinquiese. Casi la mitad de los reclusos de Cataluña son de origen extranjero, cuando representan menos del 20% de la población".

Foto: Foto: Reuters/Albert Gea.
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El pasado 7 de junio, ante un anuncio del Ayuntamiento que anunciaba una cena de mujeres en varios idiomas y en cuyos dibujos se veía una de ellas con velo (de un total de 7), Aliança Catalana hizo un anuncio de los suyos: "El Ayuntamiento de Ripoll gobernado por Aliança Catalana no normalizará con dinero de los ripolleses el velo islámico, símbolo de la sumisión de la mujer. Tampoco ayudará a la sustitución demográfica ni potenciará la pérdida de identidad de la Nación (sic) catalana. ¡Basta de propaganda proislamista!". Es un anuncio a navegantes, pero también un anticipo de la mano dura que Orriols quiere para su pueblo.

En La Masò, localidad cercana a Tarragona, la expectación fue mínima, entre otras cosas porque no tiene el peso económico, social y político de Ripoll. Es apenas un pueblo con un censo de 235 habitantes de los que votaron 177. Pero eso fue suficiente para que los siete concejales que antes tenía Junts per Catalunya ahora estén, en su mayoría, en el saco del FNC: este pequeño partido obtuvo 91 votos frente a los 67 de Junts, que se quedó con 3 concejales. El Front, no obstante, tiene un total de seis concejales, puesto que también obtuvo dos representantes en Manresa, donde logró 1.618 sufragios. Se presentó también en Barcelona (930 votos) y en Girona (158 votos), pero no consiguió representación en las dos capitales.

La extrema derecha independentista ha hecho historia en Cataluña. Por primera vez, dos alcaldías han caído en manos de formaciones abiertamente xenófobas. Una es La Masò, una pequeña localidad de Tarragona, donde gobernará el Front Nacional de Catalunya (FNC) con 4 concejales frente a los 3 de Junts per Catalunya (que antes tenía los 7 ediles del consistorio). La otra localidad es Ripoll, capital de la comarca del Ripollès, una ciudad con una elevada inmigración de corte islámico que ha hecho crecer un grupúsculo que nació al decidir que el FNC ya no era su referente por blando. La única concejala que el FNC sacó en 2019, Sílvia Orriols, se le revolvió en su escaño y creó un partido nuevo, Aliança Catalana, una plataforma de corte radical que el pasado 28-M le dio la vuelta al marcador e hizo que Junts perdiese la mayoría que tenía.

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