Marta Rovira retrasa su vuelta a España hasta que se aclare la causa abierta por Tsunami

Marta Rovira retrasa su regreso a España. La secretaria general de ERC ultimaba su vuelta, pero no lo hará hasta que se aclare la causa judicial que tiene abierta la Audiencia Nacional por la organización de Tsunami Democràtic, según explican fuentes de los republicanos. Rovira tenía previsto estar en Cataluña para el próximo 11 de septiembre, pero las revelaciones sobre la organización independentista, la plataforma anónima que movilizó las protestas tras la sentencia del procés en 2019, le han hecho cambiar de planes y aplazar el viaje.

La oportunidad se abrió con el cambio del Código Penal, suprimiendo el delito de sedición y también el de malversación. La que aprovechó, por ejemplo, la exconsellera de Ensenyament Clara Ponsatí. Pero eso cambia con la causa de Tsunami. Rovira solo se plantea regresar si una vez que se levante el secreto de la causa de Tsunami no acaba como investigada, explican las mismas fuentes. Se prevé que eso ocurra antes de septiembre. Y entonces, solo entonces, se podría volver a hacer un planteamiento en este sentido.

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Antonio Fernández. Barcelona

La investigación sitúa a Marta Rovira al frente de la dirección política de Tsunami Democràtic, que, entre otras grandes movilizaciones de aquellos días, paralizó el aeropuerto de El Prat o cortó la AP-7. Rovira no es la única persona de ERC o cercana investigada, ya que se encuentran también inmersos el empresario Oriol Soler, el exsecretario de Organización Xavier Vendrell o el hoy diputado de los republicanos en el Parlament Ruben Wagensberg.

Portavoces de ERC, no obstante, aseguran que Rovira no planeaba su regreso y que desde el partido siempre han sido "ultraprudentes" con esta cuestión. La dirigente republicana ejerce a distancia el cargo de secretaria general desde Ginebra, ciudad suiza a la que huyó en marzo de 2018, mientras que sus compañeros de partido optaron por presentarse ante el Tribunal Supremo. Desde entonces, vive de la formación y ha seguido manteniendo una fuerte presencia en la vida política catalana a través de su posicionamiento sobre cualquier tema de actualidad.

El puente

Rovira es una especie de puente entre el sector más pragmático de ERC, que en este momento encabeza el presidente Pere Aragonès, y su equipo en la Generalitat. Oriol Junqueras, presidente del partido, controla buena parte del aparato y las bases. Su regreso era esperado para aligerar tensiones, pero ahora todo eso tendrá que esperar.

Junqueras quería volver a presentarse a las elecciones gracias a los acuerdos para desjudicializar el procés alcanzados en la mesa de diálogo con el Gobierno de Pedro Sánchez. Pero mientras Rovira y Ponsatí se pudieron beneficiar, no ha sido el caso del presidente de ERC, cuya inhabilitación sigue en vigor por decisión del Tribunal Supremo. Esa situación obliga a Junqueras a tener que ejercer su poder de manera indirecta, mientras que el tique electoral de los republicanos seguirá estando encabezado por Aragonès.

Sensación ambivalente

Desde un punto de vista electoral, ERC se puede ver beneficiada por la investigación de la Audiencia Nacional. Haber sido los impulsores de Tsunami Democràtic puede ser una medalla ante el votante independentista. Esta causa judicial encaja muy bien con el perfil de Rovira, que en octubre de 2017 era de las personas que más presionaban a Carles Puigdemont para pronunciar la declaración unilateral de independencia (DUI).

Pero Rovira nunca se ha mostrado una entusiasta del denominado exilio catalá. Cada vez que vuelve alguno de los fugados, como pasó con la exconsellera de Agricultura Meritxell Serret en marzo de 2021, se mira hacia ella conscientes de su incómoda posición en Suiza. Al contrario que Anna Gabriel, de la CUP, totalmente integrada en su nueva vida en Suiza. O ahora con Clara Ponsatí. Pero el retorno de Marta Rovira es la vuelta eternamente aplazada.