Fernando Sánchez Costa (SCC): "Barcelona tiene que ser cocapital de España"

Sociedad Civil Catalana (SCC), la entidad de referencia del constitucionalismo en Cataluña, se encuentra encarando una nueva etapa con Fernando Sánchez Costa al frente y la proa puesta en la movilización social contra el separatismo al mismo tiempo que en un encaje de Cataluña en España. “Hemos de revincular a la mayoría de los catalanes a España y Cataluña ha de estar en la sala de máquinas del Estado, eso es lo que más temen los independentistas. En sus tiempos, Jordi Pujol ya decía que no por temor, pero es un gesto. Y eso pasa por la profundización de la pluralidad interna de España”, explica Sánchez Costa a El Confidencial.

El encaje de Cataluña en España se antoja, a estas alturas, la asignatura pendiente de cualquier Gobierno español. Y como cada maestrillo tiene su librillo, Sánchez Costa pone encima de la mesa una cuestión capital: “En vez de otorgar más autogobierno, que es una cesión que para el golpe temporalmente, lo que pedimos es que haya una mayor presencia institucional del Estado en Barcelona para que se sienta España como algo cercano. ¿Y cómo se traduciría eso? Pues que venga el Senado a Cataluña, o algún ministerio. Se trataría de convertir Barcelona en la cocapital de España. Esa es una forma de volver a reconciliar a una masa de población con España. Que vean que también es suya”.

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La entidad busca, así, que “el 70% de los catalanes tenga un atisbo de que alguien se preocupa por ellos, se aleje de las tesis independentistas y se sienta vinculado a la idea de España. Esto es un trabajo cultural en sentido amplio”. Tan amplio que se han de comenzar a sembrar ideas y a esperar que germinen. “Se necesita algo muy potente para revincular a los catalanes con España”, subraya.

Esto, afirma Sánchez Costa, no es la ruptura del equilibrio territorial. “Ha de ser un reconocimiento simétrico. Cataluña es la primera que ha de estar en ese proceso de reconocimiento de la pluralidad interna de España”.

Para ello, SCC es partidaria del diálogo dentro de la Constitución. Pero pone encima de la mesa las reivindicaciones del constitucionalismo catalán, que también las tiene. Y se dirigen a exigir al poder catalán (o sea, a la Generalitat) que se preocupe también por los que no son independentistas, reivindicando la pluralidad también dentro de Cataluña. Es un decálogo flexible que podría significar el comienzo de un deshielo. Para empezar, “una modernización del sistema electoral catalán que represente al conjunto de la ciudadanía y que no beneficie solo a unos pocos. Pero también la racionalización del castellano en la vía pública, la finalización de la inmersión lingüística y la garantía de la neutralidad del espacio público. Propugnamos, asimismo, una auditoría política de la autonomía y el reforzamiento del área metropolitana de Barcelona”.

Estas cuestiones, no obstante, son algo que pone los pelos de punta al independentismo, por el hecho de que es la conurbación de Barcelona el área geográfica donde menos apoyos tiene el soberanismo, a pesar de albergar a la mayoría de la población de Cataluña. Los órganos de la AMB, además, siempre han sido combatidos por el Gobierno catalán desde la época de Pujol, que los veía como un contrapoder peligroso para su control del territorio.

Temor a la desmovilización tras el pacto

Por ello, SCC propugna “un gran pacto del constitucionalismo en Cataluña. Pero ha de ser un pacto con gran profesionalidad, valentía, generosidad, respetando el espíritu de la Transición”. Critica, no obstante, que los principales partidos constitucionalistas, como PSOE, PP y Ciudadanos, “trabajan juntos en el Parlament pero es imposible que lo hagan en Madrid”.

Respecto al pacto de los socialistas con ERC, Sánchez Costa subraya que “no preocupa tanto si se habla con los independentistas, sino que el Gobierno del Estado dependa de ellos. A nosotros lo que nos preocupa es la letra pequeña de este acuerdo. Y no niego el temor de que ello implique desmovilizar al constitucionalismo. Eso no lo permitiremos”. Aun así, reconoce que “SCC está preparada para cualquier escenario”.

Así pues, la estrategia inmediata pasa por potenciar la organización como el motor del constitucionalismo en Cataluña. Fernando Sánchez destaca que, en poco más de un año, han multiplicado por cinco los socios y han superado los 20.000 simpatizantes. “Hemos pagado la deuda que había y comenzamos una nueva etapa. Se puede decir que es un cambio de modelo”.

Afirma el presidente de SCC: “En el constitucionalismo catalán ha habido una externalización de la responsabilidad. La gente, aquí, decía ‘a mí me defiende el Gobierno de España’. Y no hacía nada, esperaba que el Gobierno le sacase las castañas del fuego. Pero hubo un momento en que esa percepción falló. Por tanto, el constitucionalismo no depende de eso solo, sino de que mucha gente seamos capaces de desplegarnos y movilizarnos. La sociedad civil no independentista debe de asumir ya su responsabilidad”. La organización, pues, traspasará los límites de 'think tank' que tenía hasta el momento y “asume un papel de instrumento de movilización y no solo de laboratorio de ideas”.

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En la estrategia organizativa, hay tres líneas fundamentales: fortalecer la plataforma, dar voz a los constitucionalistas y revincular a la mayoría de catalanes con España. Y otros tres ejes en cuanto a su filosofía: el desbordamiento de los límites de un 'think tank', la ampliación de la base social para hacerla muy arraigada y el incremento de su capacidad de incidencia en los ámbitos culturales. Y, en el terreno político, intentar unificar las propuestas de los partidos no independentistas. De hecho, Sánchez Costa destaca “la buena relación con todos los partidos constitucionalistas”.