Unas 200 personas darán el 21-S en Poblet el pistoletazo de salida a la escisión del PDeCAT
Entre los invitados previstos se encuentran la senadora Marta Pascal, el exdiputado en el Congreso Carles Campuzano o el antiguo alcalde de Sant Cugat y 'exconseller' Lluís Recoder
El inicio de la escisión del PDeCAT ya tiene lugar, hora y fecha: será en el Monasterio de Poblet (Tarragona), el próximo 21 de septiembre a las 11 de la mañana. Allí se ha convocado a más de 200 personas en unas jornadas de reflexión denominadas 'El país de demà' —el país de mañana—. Entre los invitados previstos se encuentran la senadora Marta Pascal, el exdiputado en el Congreso Carles Campuzano y el 'exconseller' de Obres Públiques y antiguo alcalde de Sant Cugat, Lluís Recoder. No serán los únicos, pero el aire terrenal del acto huele a que los represaliados por Carles Puigdemont se están adelantando a la fusión JxCAT y PDeCAT que cocina Artur Mas para este mes de otoño.
Pero una cosa es el perfume terrenal y otro el divino que pueda haber en Poblet este próximo septiembre, después de la Diada. Fuentes de los convocantes han avanzado a El Confidencial que se trata de una jornada de reflexión abierta a todos los partidos y que está previsto que participen representantes de otros partidos como Convergents, Lliures e incluso miembros del PSC. Todos a título personal y todos en búsqueda de un espacio político que se podría calificar como 'catalanismo moderado no independentista', o que, como mínimo, renuncia a la vía unilateral para conseguir sus objetivos políticos.
Esto implicaría desde apostar por un nuevo Estatut hasta negociar un referéndum pactado con Madrid. Todo a largo plazo y renunciando al mantra soberanista del 'tenim pressa'.
Estas 200 personas tendrán que decidir en Poblet si allí se pone la semilla de una nueva plataforma política que aspire a reconquistar un espacio catalanista tranquilo que abogue por el buen gobierno mientras se aspira con calma a objetivos más altos.
El acto se empezó a organizar en julio, según explican fuentes de los organizadores. Allí se han preparado cuatro documentos que se presentarán en Poblet este septiembre: sobre conomía, sSociedad, política y un cuarto de cultura/valores.
A las 11:00 arrancará el evento, que está previsto que termine a las 13:45, con una comida en el mismo monasterio. Jornada de reflexión con aura fundacional de un movimiento que pueda recuperar voto catalanista desencantado de estos años de 'procés' y que en esencia vuelva a apostar por pactar con el Gobierno de Madrid en lugar del choque frontal y constante.
Poblet como símbolo
No es casual que se escoja Poblet para este movimiento de calado. Primero, porque el catalanismo siempre que necesita reinventarse, ya sea hoy o en el siglo XIX con la Renaixença, busca la ayuda de Dios o, si no, lo más cercano a Dios que encuentra, que es la Iglesia católica. Es un nacionalismo que mira hacia Polonia, siempre acosada por dos grandes potencias —Alemania y Rusia— y en donde la Iglesia ha ejercido de refugio de la nación secular. Cambien Alemania y Rusia por Francia y España y ya tienen esa Cataluña que busca su identidad no en la república del Siglo de las Luces sino en las sacristías. Aún hoy, Oriol Junqueras rechaza algunas de las propuestas que le hacen sus colaboradores que van a visitarle a la cárcel con un inapelable “esto a Dios nuestro Señor no le gustaría”, según revelan fuentes que han participado en estos encuentros.
Poblet representa el sentido práctico del catalanismo, en contraposición a la designación divina que simboliza la Abadía de Montserrat
Pero incluso aquí hay matices. Cada familia catalanista tiene sus referentes religiosos. El pujolismo, primero, y el independentismo, después, han mirado siempre a la Abadía de Montserrat como referente moral. Los monjes de Montserrat son de la orden contemplativa de San Benito. Es una religiosidad de conexión directa con la divinidad, de pueblo elegido. Montserrat es donde hacía vigilia Lluís Maria Xirinacs y en 2017, el año culmen del 'procés', de los tres millones que la Generalitat dio en subvenciones a la Iglesia católica, dos millones fueron al Monasterio de Montserrat. No es raro que en sus homilías se defiendan desde el 1-O hasta la libertad de los denominados 'presos políticos'.
Poblet no tiene nada que ver. Su orden es el Císter, cuyo lema es el conocido 'ora et labora'. Se trata de una religiosidad más pragmática y vinculada a la realidad del país. Menos vírgenes negras y más acción sobre el terreno. Josep Tarradellas, siempre sutil a la hora de ofender a Jordi Pujol y lo que representaba, legó su archivo personal al Monasterio de Poblet y no al de Montserrat en un calculado insulto final. Por tanto, Poblet es más compromiso de Caspe, mientras que Montserrat representaría a Pau Claris, el diputado eclesiástico que en 1640 llegó a poner Cataluña a las órdenes militares de Francia durante el levantamiento catalán contra el conde-duque de Olivares. Poblet, como el catalanismo, apostará siempre por intentar reformar España, mientras que en la Abadía de Montserrat se da España por imposible.
Espacio en duda
La reconquista de este espacio político implica una duda. ¿Existe? Desde del ex primer ministro francés Manuel Valls hasta Ramon Espadaler, que pilota los restos del naufragio de la UDC de Josep Antoni Duran i Lleida, muchos llevan años buscando este espacio político de consenso para construir una Cataluña donde quepan todos los catalanes.
Los últimos resultados electorales de formaciones como estas hacen dudar. Tal vez, lo que el 'procés' es capaz de destruir muy rápido luego resulta laborioso y arduo de refundar. Y aunque estas formaciones pueden llegar a tener dinero, tal vez les falte algo que ahora escasea en la moderna política regida desde Twitter: tiempo y paciencia.
El inicio de la escisión del PDeCAT ya tiene lugar, hora y fecha: será en el Monasterio de Poblet (Tarragona), el próximo 21 de septiembre a las 11 de la mañana. Allí se ha convocado a más de 200 personas en unas jornadas de reflexión denominadas 'El país de demà' —el país de mañana—. Entre los invitados previstos se encuentran la senadora Marta Pascal, el exdiputado en el Congreso Carles Campuzano y el 'exconseller' de Obres Públiques y antiguo alcalde de Sant Cugat, Lluís Recoder. No serán los únicos, pero el aire terrenal del acto huele a que los represaliados por Carles Puigdemont se están adelantando a la fusión JxCAT y PDeCAT que cocina Artur Mas para este mes de otoño.
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