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Segundo día en Washington con calma tensa

Torra infla el agravio de Morenés y anticipa el fracaso de su cumbre con Pedro Sánchez

El 'president' ha creado un conflicto en una gala del Smithsonian, un foro que agrupa a lo más rico y liberal de Washington, justo un colectivo al que el soberanismo catalán quiere seducir

Foto: El presidente de la Generalitat de Cataluña, Quim Torra (c), visita las instalaciones de ACCIÓ, la oficina comercial del gobierno regional catalán en Washington DC. (EFE)
El presidente de la Generalitat de Cataluña, Quim Torra (c), visita las instalaciones de ACCIÓ, la oficina comercial del gobierno regional catalán en Washington DC. (EFE)

El presidente de la Generalitat Quim Torra, el mismo que espera que se lean con generosidad y amplitud de miras sus artículos previos a su llegada a Palau, ha demostrado que tiene la piel muy fina cuando la crítica se dirige hacia su propia persona. Fuentes cercanas a Presidencia de la Generalitat auguran que esta nueva gesticulación de Torra con el discurso de Pedro Morenés es el preludio del fracaso con el que se saldará la reunión con Pedro Sánchez la próxima semana, pese a los evidentes gestos de distensión enviados desde el Gobierno español.

El embajador en EEUU y ex ministro de Defensa Pedro Morenés no dijo nada que no fuera lógico: que España es una democracia plena y que no había presos políticos. Primero Torra acusó a Morenés de mentir. Luego cuando se hizo público el discurso del embajador, el entorno de la Generalitat añadió que Torra se había ofendido por una coletilla de Morenés asegurando que lleva un lazo en el corazón por los centenares de miles de catalanes que se sienten encarcelados en Cataluña por sentirse también españoles.

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En medios diplomáticos de la Generalitat y de ERC el numerito de Torra, a quien al final el Smithsonian no dejó volver a entrar en el recinto, ha sentado francamente mal y lo califican de desastre diplomático. El error diplomático es por triplicado: Torra ha creado un conflicto en una gala del Smithsonian, un foro que agrupa a lo más rico y liberal de Washington, precisamente un colectivo al que el soberanismo quiere seducir; Torra ha reforzado, sin querer, la figura de Morenés, un embajador de prestigio en EEUU al que incluso ahora el ministro Josep Borrell podría ofrecer seguir en el cargo; y, para colmo, ha montado un escándalo al lado de una delegación Armenia que no utilizó el acto para hablar del genocidio de su pueblo ni para hablar, por ejemplo, de la crisis del enclave Nagorno Karabaj.

Tras el incidente en el acto en el Smithsonian, la organización suprimió los discursos, con lo que Torra perdió la oportunidad de volver a hablar en público ayer en Estados Unidos. La única expresión del independentismo fue una pancarta fuera del recinto que se les obligó a retirar. Las dos delegaciones, la de Torra y la de Morenés en primera fila. Ayer ni se hablaron. No se saludaron. Y estuvieron separados por la delegación de Armenia. Pero el momento se saldó sin más incidentes.

Malas compañías

Torra pide la sutileza diplomática que él mismo no aplica, al hacerse acompañar en su viaje por el jurista y vicepresidente del Parlament, Josep Costa, que rompe así la neutralidad que debería acompañar a la institución parlamentaria y convierte el viaje en una cuestión de parte. Pero nadie de la diplomacia española ha protestado por esto ni por nada. Morenés solo explicitó en su discurso la postura oficial del Gobierno español.

La presencia del vicepresidente del Parlament Josep Costa en el séquito de Torra rompía la neutralidad de la cámara catalana

Precisamente, algunos culpan a Costa y a la 'consellera' de Cultura, Laura Borràs, de que el incidente fuese a más. Tienen todos un perfil de activistas, no de diplomáticos. A Torra lo que le gusta es manifestarse con los CDR, no acudir a un acto con el Rey en Tarragona. Y su Govern va en la misma línea.

En medios cercanos al departamento de Acció Exterior, que encabeza Ernest Maragall, se apunta que Torra se ha equivocado, que no podía intentar convertir en un incidente diplomático algo que no lo era. Y más cuando la embajada en Washington ha evitado entrar al choque. Que, además, solo debilita la posición de Cataluña en Estados Unidos, aunque el concierto de folk del Smithsonian es un acto cultural y el perfil político del viaje ha sido nulo o escaso. Morenés solo aseguró que “en España no hay presos políticos” y se limitó a afirmar: “Permítame que corrija esta propaganda que difunde el señor Torra”.

Para su público

Pero fuentes soberanistas apuntan a que la reacción de Torra solo busca gustar a su público, a sus votantes. También aventuran que de nada servirán los esfuerzos de distensión que está haciendo el ejecutivo de Pedro Sánchez, como el acercamiento de presos. Torra solo querrá hablar de autodeterminación y un nuevo referéndum. Cuestiones que Pedro Sánchez no querrá ni podrá discutir. Así que habrá reunión en Moncloa pero sin voluntad de acuerdo. Igual que Cs no ha entendido que el entorno ha cambiado, Torra sigue instalado en la era Rajoy. Eso, y que la diplomacia no es lo suyo.

El presidente de la Generalitat Quim Torra, el mismo que espera que se lean con generosidad y amplitud de miras sus artículos previos a su llegada a Palau, ha demostrado que tiene la piel muy fina cuando la crítica se dirige hacia su propia persona. Fuentes cercanas a Presidencia de la Generalitat auguran que esta nueva gesticulación de Torra con el discurso de Pedro Morenés es el preludio del fracaso con el que se saldará la reunión con Pedro Sánchez la próxima semana, pese a los evidentes gestos de distensión enviados desde el Gobierno español.

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