La Junta pide agua para llenar un río en el camino del Rocío en plena sequía

Hay una imagen icónica de la romería del Rocío que hoy por hoy no se podría repetir por la sequía que azota a España y, especialmente, a Andalucía. Carmina Ordóñez, con una bata rociera rojísima arremangada, una vara y la medalla de la hermandad de Triana cruza el vado del Quema, en el río Guadiamar, camino de la aldea almonteña. Este Rocío, la hija del torero no podría mojarse los pies porque este cauce, en su paso por la localidad de Aznalcázar, está seco. Y para evitarlo, la Junta de Andalucía ha pedido al Gobierno que acompase un desembalse río arriba para que los romeros puedan bautizarse en este Jordán rociero. Lo llamativo es que esto ocurre en plena guerra entre Administraciones a cuenta de la polémica de los regadíos del entorno de Doñana.

El Plan Romero es el dispositivo del Ejecutivo andaluz que coordina el camino de las hermandades al Rocío desde puntos de toda la comunidad, pero que tiene su epicentro en las comarcas del condado de Huelva y el Aljarafe sevillano. Ese dispositivo depende de la Consejería de Presidencia, Interior, Diálogo Social y Simplificación Administrativa que dirige Antonio Sanz. Y ha hecho una reclamación a la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG), que depende del Ministerio de Transición Ecológica, para que el agua que salga del embalse del Río Agrio coincida con el paso de los romeros por el río.

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Desde Presidencia recuerdan que se trata de una práctica que ya se ha llevado a cabo en otros años de sequía y que hay previstos dos desembalses en mayo en dicha presa. Además, la presa del Agrio está al 75% de su capacidad y no está en alerta de sequía, apuntan desde el Ejecutivo autonómico. El agua de este embalse no es para consumo humano y los dos desembalses previstos en mayo tienen dos objetivos: que haya agua para agricultores en los márgenes del río Guadiamar y dotar de recursos hídricos a la planta termosolar que Abengoa tiene en la localidad vecina de Sanlúcar la Mayor.

La propuesta del Plan Romero es que se aprovechen estos desembalses con el paso de las hermandades filiales del Rocío por el Quema. Un total de 62 de las más de 100 corporaciones pasan por este río, donde los romeros que hacen el camino por primera vez se bautizan de forma simbólica. Desde Presidencia explican que la presencia de agua tiene varias ventajas. La primera la limpieza del cauce, pero también el sustento de agua a los caballos de los romeros y los bueyes que tiran de las carretas y los simpecados. “Nuestra preocupación es la seguridad de quienes hacen el camino”, explican desde el departamento que dirige Antonio Sanz.

Hay previstos dos desembalses en mayo, uno para los regantes del Guadiamar y otro para la planta de Abengoa en Sanlúcar la Mayor

En la CHG están estudiando la posibilidad de acompasar estos desembalses con el paso de las hermandades por el Guadiamar, pero admiten que deben estudiarlo con los regantes, que son al final quienes deben decidir si les interesa que llegue el agua en la última semana de mayo, cuando se celebra la romería. Hay que recordar que hace unas semanas la entidad que controla el agua de la cuenca del Guadalquivir aprobó el desembalse más escueto desde 1995, cuando otra sequía puso contra las cuerdas a los agricultores andaluces. Con la cantidad de agua prevista hoy es imposible, por ejemplo, la plantación de arroz en las zonas arroceras de la provincia de Sevilla, de donde sale la mayor parte de la producción de este alimento de España.

Lo llamativo es que esto ocurra en plena guerra entre el Gobierno y la Junta a cuenta de los regadíos del entorno de Doñana. El vado del Quema está ya muy próximo a la zona protegida que recorren las hermandades. No es casualidad que la Hermandad matriz del Rocío de Almonte forme parte del Consejo de Participación de Doñana. Y por otra parte hay que tener en cuenta las llamadas a la precaución que ha hecho el propio presidente de la Junta, que ya advirtió el miércoles que si no llueve en septiembre habrá cortes de agua en las cuencas que están bajo control de la Administración autonómica más afectadas por la falta de lluvias, como son las Mediterráneas andaluzas.