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Las Kellys se fijan en Baleares para acotar las cargas de trabajo: "Tienes que hacer 100, 50 o 30 habitaciones"
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Las Kellys se fijan en Baleares para acotar las cargas de trabajo: "Tienes que hacer 100, 50 o 30 habitaciones"

Las camareras de piso de la Costa del Sol y otros puntos del país se muestran esperanzadas en que sus compañeras de las islas logren este avance para poder replicarlo en sus convenios. El sistema actual “no funciona”, aseguran

Foto: Imagen de archivo de una protesta de camareras de piso. (EFE/Morell)
Imagen de archivo de una protesta de camareras de piso. (EFE/Morell)

Las camareras de piso siguen con su complejo camino para lograr mejoras en su trabajo. Tras protagonizar movilizaciones que hicieron aflorar su situación, llamar la atención de la clase política y probar el desencanto por una reforma laboral que algunas consideran que se quedó a medias, las Kellys enfocan ahora sus esfuerzos hacia una reivindicación a la que “nadie se atreve a meterle mano”: la regulación de la carga de trabajo. Una cuestión que “nos trae por la calle de la amargura” y que podría comenzar a solucionarse gracias a las negociaciones iniciadas por este colectivo en las Islas Baleares para que en el próximo convenio colectivo se acoten las tareas y su volumen. Si finalmente lo consiguiesen, “podríamos ir trasladándolo” a los textos laborales de otras provincias.

La presidenta de Kellys Unión Málaga, Mari Trini Jiménez, explica que no hay ningún control efectivo sobre la carga de trabajo y señala que el actual modelo no es eficaz. “Hay un sistema por ordenador, dependiente de la gobernanta, y no funciona”, porque al final “se hace lo que ella quiera”. “Te pueden decir que tienes que hacer 100, 50 o 30 habitaciones, y punto”. “Se quedan tan tranquilos” porque, según considera, “no hay una regulación, no existe una forma de control” del número de estancias que deben acondicionar.

Foto: Protesta de las 'kellys' de Benidorm pidiendo que se prohíba la externalización de servicios esenciales. (EFE/Morell)
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Los responsables “te dicen que es tu obligación y que tienes que hacerlas en tus horas de trabajo”. “Y si no lo consigues, es tu problema. Si tienes que quedarte más rato, te quedas, pero no te lo pagan”, señala Jiménez, que considera fundamental que sus compañeras de Baleares alcancen su objetivo, porque sienta un precedente aplicable en el resto del país.

“Si ellas lo consiguen, podría ser un ejemplo a seguir en la negociación de otros convenios”, por eso están en contacto para contarse las inquietudes laborales de cada asociación y apoyarse. Porque una de las causas de la división que se percibe en el colectivo es que cada punto tiene peculiaridades insalvables que dificultan el diseño de un “proyecto conjunto” que dotaría de mayor fortaleza al movimiento.

Foto: Imagen de archivo de una manifestación de 'kellys' en Málaga. (Reuters/Jon Nazca)

Es cierto que se les han reconocido tres enfermedades profesionales —túnel carpiano, codo de tenista y tendinitis del manguito de los rotadores—, pero la presidenta de las Kellys en la Costa del Sol, una de las zonas donde mayor número hay, por su gran planta hotelera, asegura que padecen muchas más dolencias derivadas de la carga de trabajo que no han sido tenidas en cuenta.

Las camareras de piso piden que las cargas de trabajo se enfoquen desde la salud laboral

Por este motivo, considera fundamental buscar un método que regule la cantidad de trabajo que esté basado en la salud laboral. “Que se estudie la carga laboral y sus consecuencias para que no nos provoque más dolencias”. Porque “tenemos de todo”, se queja.

Este sistema, desde su punto de vista, debe atender a las singularidades de cada lugar de trabajo, ya que “todos los hoteles son distintos”. “No hay dos exactos. Pueden ser similares, tener las mismas estrellas, pero no ser iguales”, apuntó Mari Trini Jiménez, que entiende que ese sistema debe tener en cuenta esta diversidad y se debe adaptar “establecimiento por establecimiento” para que sea efectivo.

Foto: Las camareras de pisos cobran hasta un 40% menos cuando trabajan para una empresa multiservicios. (Reuters)

“Nos ayudaría que empezara a regularse de alguna forma”. “Aunque no sea una fórmula mágica que nos vaya a traer una solución de un día para otro, pero el caso es empezar”, por eso la presidenta de parte de este colectivo en la provincia malagueña considera que sería un gran avance si en Baleares logran que se acote el volumen de trabajo, porque sería prácticamente como si sentara jurisprudencia en el sector. “Tendríamos margen para plantear artículos similares” conforme vayan negociándose los convenios.

Eso sí, las Kellys están sintiendo en carne propia la desesperante burocracia y saben que esto es una carrera de larga distancia. “Las cosas van más lentas de lo que pensábamos”, pero avisan de que van a seguir peleando.

Las camareras de piso siguen con su complejo camino para lograr mejoras en su trabajo. Tras protagonizar movilizaciones que hicieron aflorar su situación, llamar la atención de la clase política y probar el desencanto por una reforma laboral que algunas consideran que se quedó a medias, las Kellys enfocan ahora sus esfuerzos hacia una reivindicación a la que “nadie se atreve a meterle mano”: la regulación de la carga de trabajo. Una cuestión que “nos trae por la calle de la amargura” y que podría comenzar a solucionarse gracias a las negociaciones iniciadas por este colectivo en las Islas Baleares para que en el próximo convenio colectivo se acoten las tareas y su volumen. Si finalmente lo consiguiesen, “podríamos ir trasladándolo” a los textos laborales de otras provincias.

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